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“Me gustaría colaborar pinchando al tabú que suele inflarse alrededor de la discapacidad”: Edgar Lacolz

Como usuario en silla de ruedas, el escritor narra en sus creaciones literarias cómo es ser una pcd en México. El humor es su ingrediente secreto.

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2 de febrero de 2023

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Karina González Fauerman

Cuando tenía cuatro años de edad, Edgar fue atropellado en Torreón, Coahuila, su ciudad natal. Este accidente le ocasionó lesión medular y desde entonces usa silla de ruedas para movilizarse. Se define como un “curioseante” que se ha dedicado al mundo de las Letras. Desde su punto de vista, hay que usar las palabras con una postura crítica y nombrar tanto lo bueno como lo ingrato.

El también autor de un libro de cuentos como Esto no es un Lacolz y la novela Retrato esperpento, ganó el Concurso Nacional de Crónica de la Cátedra Carlos Monsiváis (2020). En la mayoría de sus narraciones en primera persona describe cómo es ser una persona con discapacidad (pcd) en México.

Además de dedicarse intermitentemente a la corrección, los círculos de lectura y la escritura, actualmente colabora con proyectos escénicos, de multimedia y de experimentación sonora.

En entrevista para Yo También, Edgar Lacolz, de 36 años, ha descubierto que al ingeniar opciones o auxiliarse con las personas que cruzan a su lado, genera accesibilidad. Comparte, además, que, si estuviera en sus manos, estaría a cargo de un departamento de accesibilidad universal y bien común. 

 ¿Por qué usas silla de ruedas?

Resulta que a los cuatro años me atropellaron, como perro en el Periférico, allá en mi rancho natal. Así me hice de mi lesión medular. Ahora, ya de adulto, cuando regreso a vacacionar a Torreón, descubro que siguen con ese mal hábito: hay un montón de “perrines” callejeros atropellados.

¿Qué mensajes alrededor de la discapacidad buscas transmitir en tus libros?

__Me gustaría colaborar pinchando al tabú que suele inflarse alrededor de la discapacidad. Si el humor no sirve para tambalear o desarmar al tabú, entonces no sé qué otra cosa pudiera servir.

Lo “disca” no es exclusivamente mi eje central, se trata de un tema más que atraviesa mis inquietudes y cotidianidad.

Cuando platico o colaboro con artistas con discapacidad, identifico lo mismo: las discapacidades atraviesan sus obras pero también hablan de sus ciudades, el tiempo, sus desamores, el espacio, las muertes o el gozo.

Por ahí leí que los “discas” queremos presenciarnos, pero no hipervisibilizarnos; queremos compartirnos, pero no sobreexponernos. Somos parte del huacal de la diversidad. 

¿Cuáles son las principales diferencias que encuentras entre moverse en silla de ruedas en Torreón y Ciudad de México?

Un montón de cosas. Los baches de la CdMX se están renovando constantemente, los de Torreón parecen baches desde hace ya varias administraciones. Obvio, no hablo de la Avenida Reforma o del Boulevar Independencia, sino de las calles en las colonias populares.

No es lo mismo rodar para colarte en el metro en hora pico, que ir a las 2 de la tarde por las tortillas en Torreón a 40ºC. En la Comarca Lagunera ruedo menos, pero se me ponchan más las llantas de la silla.

Si estuviera en tus manos, ¿qué cambios harías para mejorar la accesibilidad de las calles en ambas ciudades?

Dejaría discapacitados por lo menos durante un año a los administrativos, educadores, gobernantes y arquitectos, los mandaría a hacer su vida diaria y luego ponernos a platicar para hacer un informe de accesibilidad cada trimestre.

Ya fuera de broma, es una pena que la accesibilidad no entra en el radar de muchas personas, hasta que se ven ellas mismas o uno de sus conocidos en la necesidad, luego les quitan el yeso o se mueren y se regresan a las viejas prácticas e indiferencia.

Habría que trascender la idea de que accesibilidad es colocar estúpidamente rampas en todas las esquinas del país. También hay personas ciegas, sordas, de estatura baja, con obesidad, de la tercera edad, que pasean mascotas o empujan carriolas.

Supongo que si estuviera en mis manos propondría la creación de un departamento de accesibilidad universal y bien común. 

¿Cómo describirías una silla de ruedas adecuada? ¿Tú tienes una?

Es un tema amplio. Cada lesión tiene sus limitantes y potencializadores, por lo tanto, las sillas y sus costos son distintos para cada requerimiento. Yo tardé 25 años en conocer el proyecto de Vida Independiente México (VIM), una asociación chilanga que maquila sillas, capacita y entrena a los usuarios, además de vender y hasta a donarlas.

En mi cotidianidad hubo un antes y un después al mudarme a la CdMX, y paralelo a esa mudanza tuvo que ver con mi cambio de silla, de una monstropédica a una silla VIM: es mucho más compacta, ligera y resistente. Al desplazarme sobre la silla, descubro que me gusta rodar. Que en mi experiencia como ser humano, he rodado más que caminado.

No soy un buen bípedo, aún antes de mi lesión, siendo un niño de tres años, ya andaba en bicicleta o avalancha, ya desde entonces me gustaba rodar. Por eso es importante hacerse de una silla de ruedas que ensamble con tus necesidades, para desplazarse con gusto. 

Como escritor, ¿qué palabras del vocabulario eliminarías y cuáles sumarías a favor de las personas con discapacidad?

No eliminaría ninguna palabra, más bien invitaría a tener una postura crítica y, entonces sí, abordarlas. Y saber diferenciar, sin miedo, cuándo y cuáles sí o no utilizar. Es importante saber nombrar lo bueno y lo ingrato. Palabras como indignación, teletonismo, diversidad, paternalismo, camaradería, frustración, rabia o nosotredad ya dicen algo, pero al tener un contexto ganan fuerza y hasta pueden resultar prácticas en tu día a día. 

¿Qué acciones debería emprender el gobierno de México a favor de las pcd?

Investigar, consultarnos, ampliar su visión y brincar al siglo XXI. Las dificultades se han complejizado, y no solo en el tema de los derechos humanos y la discapacidad. 

__¿Cuáles son las colonias/lugares más y menos accesibles para las pcd en CdMX? ¿Por qué? __

Cada vez salgo menos de mi casa, pero los primeros dos o tres años anduve de llantita de perro por la “Ciudad Moxtro” (CdMX) y algunos sitios del Estado de México. Y hay lugares que son violentamente inaccesibles para las personas, con o sin discapacidad; y sin embargo, se mueven. Banquetas destrozadas, calles repletas de baches o bordos que parecen bardas.

Sin olvidar el tráfico, las escaleras o hasta la falta de pavimentación adecuada y estacionamientos improvisados en las aceras. Muchas de las veces la accesibilidad la generamos nosotros mismos ingeniando opciones o auxiliándonos con las personas que van cruzando por allí.

Lo inaccesible aparece independientemente del sector socioeconómico: sean algunas entradas de locales exquisitos sobre Masaryk o salidas del metro. Yo me apoyo muchísimo con los demás peatones que van por ahí, pero lo óptimo sería que los lugares garantizaran cierto grado de autonomía con elevadores o rampas, iluminación adecuada y, por qué no, limpieza. 

¿Qué planes tienes actualmente?

Por ahora, como dijo un músico asturiano: tengo un ambicioso plan… que consiste en sobrevivir.

¿Actualmente recibes apoyo de alguna institución?

Después de más de 30 años como “disca”, finalmente el año pasado solicité la pensión proporcionada por el Banco del Bienestar para personas con discapacidad. (Nota de la redacción: las pensiones son asignadas por la secretaría de Bienestar y las entregan a través del Banco del Bienestar).

¿Quién es tu escritor favorito y por qué?

No puedo pensar en un solo nombre. Eso varía dependiendo del año, del clima, del estado de ánimo. Lo poco que he leído de Jorge Ibargüengoitia y Kurt Vonnegut me ha gustado mucho, tienen una prosa fluida y abordan con sentido del humor escenas muy espinosas. Luego, me encuentro con poemas de Sara Uribe o César Cañedo y me emociono y me retuercen por dentro y les adoro.

¿Qué libros sobre discapacidad puedes recomendarnos?

Más que libros, pienso en artículos publicados online, como los de los argentinos Matías Burzaco y Silvina Peirano. También en la carta para bípedos escrita por el brasileño Edu O__.

En México pienso en textos de Diana Vite, Nur Matta y Víctor H.

¿Sabías que?

Las lesiones medulares pueden deberse a de un traumatismo por un accidente laboral, deportivo, fortuito, de tráfico, etc, una enfermedad tumoral, infecciosa, vascular, etc. o bien puede ser de origen congénito por ejemplo la espina bífida, explica Conadis.


Reflexiones de un escritor

En el Concurso Nacional de Crónica de la Cátedra Carlos Monsiváis (2020), Edgar participó con el texto "Caosmosis 20.20". Lo desarrolló en los primeros meses del confinamiento del 2020 y aborda la despedida de aquella cotidianidad antes de los cuidados pandémicos, la interacción con la familia, el registro del vocabulario chilango y lagunero además de ciertas peculiaridades idiosincrásicas de ambos sitios y el retrato de la cotidianidad de una persona con discapacidad motriz.

Por Karina González Fauerman | Fotografías de Edgar Lacolz

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