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Rumbo al #12S:Transporte público, un reto mayor para las mujeres con discapacidad

Como parte del recorrido hacia el Día Nacional de las Mujeres con Discapacidad, que por primera ocasión se conmemorará en México, ellas tienen mucho que compartir sobre este tema que impacta su día a día.

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21 de abril de 2021

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Redacción Yo También

Como parte del recorrido hacia el Día Nacional de las Mujeres con Discapacidad, que por primera ocasión se conmemorará en México, ellas tienen mucho que compartir sobre este tema que impacta su día a día.

Por Jen Mulini*

Para ir al médico, escuela, trabajo, de visita a la familia, la salida con amigos, el viaje de vacaciones, necesitamos algún medio para movilizarnos, pero ¿qué pasa cuando por motivos de discapacidad y género es más difícil usar el transporte público? 

Si ya de por sí el transporte público es un deporte extremo en México, como lo dice Juana, lo es aún más para quienes vivimos con discapacidad. 

Antes de adquirir la discapacidad, el transporte no era un problema que resolver en mi vida, ya que podía usar patineta, patines, bicicleta, moto, subirme a la combi, micro, camión, autobús y avión, o simplemente caminar largas distancias, pero desde hace 11 años que mis vértebras explotaron, esa facilidad de movilidad en mi vida cambió por completo. De inicio, el uso de la silla de ruedas de forma permanente me obligó a ser más consciente de las necesidades de seguridad, comodidad y accesibilidad en la movilidad. 

La falta de transporte accesible público y privado agranda la brecha de la desigualdad a la que nos enfrentamos las mujeres con discapacidad. Por ejemplo, sin transporte propio, ¿cómo podemos mantener el seguimiento médico, si no hay opciones de transporte público? Nos vemos obligadas a usar el transporte privado que representa mayores gastos. Cuando viví en la zona rural de la huasteca hidalguense durante el 2014, si quería salir debía contar con al menos $600 pesos por salida. 

Salir por el motivo que sea no debería ser un lujo, sino  el cumplimiento de nuestro derecho a la movilidad, ¿no? Así también lo expresa Roxana o, como nos cuenta Andy, le cobran pasaje doble por usar silla de ruedas. También se dan situaciones como la que nos cuenta Maricarmen, quien indica que ningún transporte público de su municipio le hace la parada. 

Hace un par de años me invitaron al Estadio Azteca, pero debido a la falta de señal telefónica en esa zona, nunca pude encontrar a mis amigos, fue una noche muy frustrante. Para empezar, la estación de tren ligero del estadio estaba cerrada; después comenzó a llover, traía una impermeable que solo me protegió por unos minutos, antes de quedar hecha sopa, además el frío me paraliza aún más, porque me duele moverme, entonces ante la falta de señal y la lluvia que no paraba, me dispuse a hacerle la parada a un taxi; en una hora pasaron 42 taxis y ninguno se detuvo, ¡Sí, los conté! Al parecer me había vuelto invisible. Esta situación no es única; también la han vivido Ara y cientos más.

Esa noche, rodé con mucha dificultad, tiesa de frío en la lluvia, intentando buscar señal y pedir un auto desde alguna aplicación, y además de los costos excesivos no había unidades disponibles; lloré de impotencia, sin querer moverme más, deseando no tener una discapacidad. Sin esperanzas, seguía levantando la mano para hacer la parada de algún taxi, hasta que por fín un conductor se detuvo y con lo que traía en efectivo pagué hasta dónde pude llegar: la estación Xola del metrobús, y de ahí un nuevo reto, no había policía, al verme muriendo de frío y esperando, unos chicos se me acercaron y se ofrecieron a cargarme con todo y silla sobre la garita, me sentí Cleopatra, con tanta atención. ¡Gracias chicos! Aunque lo mejor sería no tener que exponer nuestra integridad. Y bueno, eran las 12:20 a.m. cuando llegué a casa, completamente empapada, helada, enojada y mi silla rechinaba al avanzar por haber estado tanto tiempo en la lluvia. ¿Qué hubieras hecho tú? ¿Cómo crees que te hubieras sentido?

En cuanto al servicio del Metrobús, se han suscitado muchas quejas porque en las estaciones, por la misma situación que relaté: no hay oficial de policía que dé acceso en las garitas destinadas para el ingreso de las personas con discapacidad (pcd). En marzo del 2020, justamente antes de la cuarentena, el secretario de Movilidad Andrés Lajous presentó la Tarjeta Incluyente de Gratuidad para pcd, lo que nos facilitará mucho nuestra movilidad. Sin embargo la pandemia nos ha mantenido en casa y no se le ha dado una correcta difusión al trámite para obtener esa tarjeta,  así que si deseas tramitarla, puedes seguir este enlace.

Si bien el Metro de Ciudad de México tiene 195 estaciones, no todas cuentan con elevadores, y si sí tienen elevadores muchos de ellos no sirven, y entonces es necesario pedir ayuda o bajar en otra estación como lo comenta Guillermina.

Transportarnos en avión también es una odisea. En lo personal me da mucha ansiedad cuando me tengo que separar de mi silla de ruedas, pues he sabido que hay quienes la han perdido o como lo menciona Michelle que ya se estaban llevando la suya. ¡Qué miedo! 

Además de que no todas las Aerolineas cuentan con silla pasillera, como lo comparte Karen; también Michelle menciona que su acompañante prefiere ser quien la cargue por la falta de capacitación del personal, aunado a esto como lo dice Ody no la dejaron viajar sola en el avión, ¿Te das cuenta cómo el asistencialismo nos impide ejercer nuestros derechos?

Como si la falta de accesibilidad fuera el único problema en el transporte, otra de las cosas con las que tenemos que batallar constantemente son las actitudes de los conductores y las de las y los pasajeros, quienes evidencian su falta de empatía de forma discriminatoria, como nos cuentan Andrea, Marcela, Michelle y Ody, quien en un tuit comparte una frase muy escuchada. Si me pagaran por las veces que he oído “¿La silla también va?”, seguramente ya me hubiera podido comprar un coche.

El transporte público es para muchas personas con discapacidad nuestra única manera de salir a la vida, como lo enuncian Teresa e Hilda Laura. Es necesario que los medios de transporte, tanto públicos como privados tomen en consideración las necesidades de las mujeres con discapacidad, y que hagan ajustes razonables, por ejemplo, si una mujer con discapacidad va acompañada de un hombre porque es quien la apoya con su movilidad, le permitan quedarse junto a ella, quizá para esto sea necesario gestionar también una tarjeta de acompañante, ¿sería viable? 

Por último, créanme, no es necesario esperar a adquirir una discapacidad para ser empáticos, para entender que obstruir las rampas, usar el cajón destinado a pcd, usar el espacio designado en el transporte público sin vivir con alguna discapacidad, limita disfrutar de nuestros derechos, y por favor señor conductor de taxi, ¡sí, la silla, la andadera, las muletas, el bastón blanco y el perro guía también van!  Porque no es un lujo, ni un favor; es nuestro derecho a la movilidad  ¡Ah! y antes de que se me olvide, si pretendes apoyar a alguien, pregunta si puedes y cómo hacerlo, antes de asumir que necesita de tu ayuda. 

#SoyMujerConDiscapacidad

#SororidadParaTodas

*Jen Mulini es estudiante de Comunicación, activista por los derechos de las Personas con Discapacidad, y colaboradora de Yo También.

Sobre el tema de la movilidad y el transporte público, que son de las barreras que como sociedad debemos derribar para ser incluyentes, en Yo También te invitamos a leer los siguientes contenidos:

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