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Odilia Agustin, mujer de lentes y pelo negro.Odilia Agustin, mujer de lentes y pelo negro.

“La discapacidad es vivir la vida de una forma más creativa”

Odilia Agustín decidió usar su voz y su experiencia personal para quitar los miedos y aumentar la inclusión en Procter & Gamble. Y lo está logrando.

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26 de junio de 2023

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Bárbara Anderson

Odilia Agustín sonríe y acomoda su espesa e impecable cabellera mientras vuelve a poner sus coquetos lentes en su lugar. En medio de una jornada sobre inclusión y diversidad de Procter & Gamble (P&G) en México, la directora de Proyectos Globales de Colaboración con Clientes de la multinacional pone su experiencia y su impronta para lograr que más personas con discapacidad tengan lo que ella logró: la oportunidad de un empleo donde el talento fue más poderoso que el miedo a que usara silla de ruedas. 

“Tuve muchas barreras que superar, no sólo tener una discapacidad sino estudiar ingeniería industrial siendo mujer”, dice hoy entre risas quien lleva 13 años en el gigante de consumo.  

Odilia es usuaria de sillas de ruedas desde los tres años tras una cirugía que buscaba mejorar una desviación en su columna (lesión medular torácica T10 y T12), una condición genética con la que nació. 

Hoy además de su rol directivo, es impulsora de planes de inclusión dentro de P&G desde donde ha logrado que en prácticamente todas las plantas y oficinas de la corporación en nuestro país cuenten con entre 10 y 15 empleados con alguna condición de vida. 

Habla de manera acelerada, con un tono optimista y generoso. “No agradezco la discapacidad que tengo, pero me ha traído hasta donde estoy”, dice esta ejecutiva especializada en logística y servicio al cliente que combina su cargada agenda con el baile sobre ruedas.  

«No agradezco la discapacidad que tengo, pero me ha traído hasta donde estoy»

Eres de las pocas mujeres con discapacidad en México que logra terminar una carrera universitaria, ¿cuáles fueron las barreras en la educación superior? __

Barreras siempre hubo, desde la escuela primaria convencional. Yo desde ese momento veía el miedo que tenían quienes me dieron una oportunidad de que me cayera, de que me pasara algo. Pero siempre fui necia y a todos les decía que no me importaba. Llegué a la universidad ya con muchas barreras superadas, pero en ese momento la diferencia no estaba en la discapacidad sino que era ¡una mujer que quería estudiar ingeniería!

Mujer, ingeniera y con discapacidad…

Sí, ¿qué tal? Muchos hombres, muchos compañeros no se acercaban a mí porque estaba en una silla de ruedas. Y recuerdo reclamar que no me dejaran acercarme a las máquinas porque podían ser peligrosas para mí. Y les enseñas que debes adaptarte porque sino ¿cómo hacía para ver realmente un proceso mecánico? No todo puede ser teórico en ingeniería. Si esa máquina corta, pues no me importa porque si mi compañero lo está haciendo, yo también quiero ver cómo lo está cortando. Una de las claves es cómo adaptar las actividades del día a día que están preparadas siempre para la convencionalidad, para que alguien también pueda acceder.

“Una de las claves es cómo adaptar las actividades del día a día que están preparadas siempre para la convencionalidad”

__¿Y qué otras complicaciones trae estudiar una carrera no convencional para una mujer y que además tenga una discapacidad? __

Siempre hay un mayor costo económico porque necesitas invertir mucho más en accesibilidad: en una silla de ruedas, en el transporte -nunca pude usar el sistema de transporte público y siempre tuve que tener un vehículo para llegar-, hay mucha mayor inversión en salud, y también en la educación. Con todos los gastos que mi familia ya tenía lo que me quedaba era ver cómo trabajar o conseguirme una beca en base a buen promedio para no sumar más costos. 

__¿Cuánto más invierte un estudiante universitario con discapacidad en su educación? __

Yo creo que la mitad de todo lo que gasta es para accesibilidad. No sólo es el transporte, sino el tener que vivir más cerca, donde siempre las rentas son más altas. O el costo de la silla de ruedas Muchos no entienden cuánto invierto en ella hasta que les explico que son mis piernas las 24 horas. 

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La mentada inclusión

__Llevas ya más de una década dentro de una de las multinacionales más deseadas por los ejecutivos, ¿cómo se rompe esa barrera de acceso a un empleo como el que tienes hoy? __

No es fácil. Empecé a buscar trabajo un año antes de terminar la carrera, porque necesitaba prácticas profesionales. Con todos los entrevistadores que me presenté, llegaba porque les encantaba mi curriculum, mi experiencia y porque siempre pasaba los exámenes, sólo que cuando iba a las entrevistas primero siempre había un escalón, siempre había alguna barrera física que hacía difícil llegar y después les veía la cara de confusión y de sorpresa y esa expresión de “no sé qué hacer contigo”. Yo veía ese miedo y muchísimas veces me dijeron que no a un empleo pero nunca me dijeron por qué, ni siquiera de tener la apertura de decir, “oye, sabes qué: no tengo un espacio accesible”. Y realmente eso uno lo valora mucho, a veces incluso lo valoras más que el que te den una mentira y te digan “Ah no es que no tienes la habilidad”. Muchas veces prefieres que sean sinceros.

__“Siempre veía el miedo en los entrevistadores __

pero nunca decían porqué no me contrataban”

¿Y qué cambió en P&G? 

Yo ya era tan escéptica que llegué, como siempre, con la idea de que me iban a decir que no. Hasta les avisé con miedo, con la voz bajita por teléfono “voy a la entrevista con sillas de ruedas” y mi sorpresa fue que me dijeran “qué bueno que nos dices para buscar una sala accesible”. Caray, eso nunca me había pasado. Al final de la entrevista recuerdo que me dije, ya aquí se acabó, ya me vieron y saben a lo que se van a enfrentar. Pero me llamaron al día siguiente a otra entrevista, esta vez con tres directores. Saliendo volví a decirme ‘ya me vió el que va a ser mi jefe y ya se asustó, seguro que esto se acabó’. Y no; me llamaron para decirme que les gustaba mi perfil, que tenía lo que buscaban pero que también tenían miedo, que no estaban preparados, que había muchas barreras que aún no conocían. Y ahí valoré esa honestidad y les dije que sí. La decisión la tomé yo: ellos me dieron la oportunidad de que yo dijera sí trabajamos juntos.

Eres parte del Comité de Inclusión y de Discapacidad de la empresa, ¿no te sientes encasillada en ese lugar por tu condición?

Antes si lo hubiera pensado, porque era una mujer mucho más callada en ese sentido. Comenzando a involucrarme y escuchando a otras personas, entendí que esto no lo tengo que hacer por nosotros mismos (yo ya voy a mitad de mi vida) sino porque alguien afuera que se verá reflejado y lo puedo ayudar. No es encasillarme, sino más bien es generar cambios y hacerme visible por el resto, por los que van a venir detrás de mí, para que no sea una sorpresa mañana ver una silla de ruedas. 

“Tengo que hacerme visible (en la empresa) por el resto, por los que van a venir detrás de mí, para que no sea una sorpresa mañana ver una silla de ruedas”

▶️ Ella es Odilia Agustín, Proyectos Globales de Colaboración con Clientes en P&G

Lee la #CharlaSinBarreras que tuvo con @ba_anderson en: https://t.co/qiArLI6gqx pic.twitter.com/5A0e790L8q

— Yo También (@YoTambien) June 26, 2023

«Mi meta es cómo quitarle lo físico y enfocarse en el talento.»

__Llevas ya 13 años en P&G ¿Qué has logrado en este sentido? ¿Cuáles son las marcas de Odilia dentro de la organización? __

Dos cosas. Primero hacer consciente el normalizar la pregunta ‘qué necesitas’. He tenido equipos de trabajo en dónde yo he sido la líder y ellos se acercan con toda confianza y me dicen ¿oye necesitas ayuda? Desde acercarme un vaso, la computadora, o preguntarme sinceramente ‘¿te empujo?’. Me animo a pedir ayuda, no para que sientan que dependo de ellos, ni que están ayudando a una persona porque tiene una discapacidad, sino que es lo que cualquiera pide, tú misma puedes pedir que alguien sostenga tu bolsa. Ayudar aplica a todos, a un compañero, a un manager. 

El otro punto es tratar a todos por igual. Si me van a regañar o felicitar que sea como al resto. A veces hasta con mis propios jefes tengo que decirles “por favor dime algo que esté mal, porque lo necesito”. Quiero que el día de mañana ese jefe se sienta seguro de dar retroalimentación a una personas con discapacidad, evaluarla y reconocer lo que hace bien. Mi meta es cómo quitarle lo físico y enfocarse en el talento. 

“Normalizar la pregunta ‘qué necesitas’. Ayudar implica a todos”

__¿Creció la cantidad de empleados con discapacidad desde tu llegada a P&G? __

No sé si hubo un antes y un después, creo que ahora estamos siendo mucho más intencionales en la inclusión,  creo que también hay muchas personas que hoy todavía no lo dicen pero que viven con alguna discapacidad. Ahora en las oficinas generales somos cinco personas con discapacidad y en todas las plantas se abrieron oportunidades de empleo. Y ahí se presenta otro paradigma: cómo voy a contratar a una persona con discapacidad en una planta donde puede ser peligroso. Si bien es cierto que falta mucho acceso a la educación para lograr alcanzar puestos de importancia, también es cierto que la discapacidad está en todo tipo de talentos y profesiones. 

Tenemos plantas con más de 10 empleados o 15 empleados con diferentes tipos de discapacidades desde motriz, visual o neurodiversidad. Y para lograrlo siempre hace falta un líder que, incluso con el miedo, sea soporte de la inclusión para que luego todo el equipo lo siga. 

La independencia de creerse los méritos

Eres impulsora de una alianza con la organización Juntos.org para dar capacitación y oportunidades a mujeres con discapacidad que son emprendedoras, ¿qué has detectado en ellas?

Nos llegó la propuesta por parte de Fondo Unido y cuando me dijeron que podíamos apoyar a este panel dije que sí, que lo tomábamos. Porque la independencia puede llegar tanto por un empleo en una empresa como por un proyecto propio. Mi corazón dijo ‘ayúdalas’, más allá de lo que hoy haces. Y a las 30 participantes del curso el año pasado las apoyo para que sigan creciendo esos negocios y empezar a conectarlas con más oportunidades. 

Si alguna de ellas tiene algún producto que pueda ayudarle a P&G como un regalo de Fin de Año o de Navidad, pueden ser los premios para los reconocimientos del año y así volverlas nuestras proveedoras. Y claro que hay que desarrollarlas y hacer que sus negocios sean mucho más sostenibles. Pero lo importante, no dejarlas ahí sino conectarlas y abrir oportunidades.

__¿Y qué necesitan las mujeres con discapacidad que son emprendedoras? __

Un acompañamiento para estructurar mejor sus negocios, cómo hacerlos sostenibles de una u otra forma. Pero lo que también vi, es que les falta creer en ellas mismas y se lo decía a ellas: “tienes un producto que me encanta y que yo te compraría. Yo te creo pero tú tienes que creerlo también. Créete que sí tienes un producto bueno que ofreces de una manera profesional. Esto no es una manualidad, esto es un negocio y así lo debes impulsar” . 

“A las mujeres emprendedoras con discapacidad les falta creer en ellas mismas, que no hacen una manualidad sino que es un negocio”

__Ya como ejecutiva de una multinacional, ¿qué le recomendarías a las jóvenes con discapacidad que pueden estar en la disyuntiva de seguir o no una carrera universitaria? 

Que vale la pena más allá de lo académico. Cuando estás estudiando, más allá de lo que adquieres teóricamente, aprendes muchas cosas sobre cómo realmente sobrevivir. Hasta la universidad yo vivía en mi burbuja, me cuidaban en la escuela y en mi casa. Pero empecé a aprender cómo moverme y cómo ganar confianza en mí misma cuando en la carrera. Es autoestima y conocimiento. Aprendí a resolver muchos problemas, porque como siempre digo, la discapacidad es vivir la vida de una forma más creativa. 

Para mí no es una limitante, sino una forma divertida de encontrar soluciones. 

Por Bárbara Anderson

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