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México condena a los enfermos terminales a una muerte dolorosa

La falta de opioides se mezcla con la falta de educación sobre este tema tanto en pacientes como en los médicos para el peor de los desenlaces posibles: morir con dolor.

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7 de febrero de 2023

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Teresa Peón y Nava

En octubre de 2021, Bárbara Anderson alertaba sobre que el dolor no importa al gobierno mexicano (y eso es tortura), en un texto en el que subrayó que todo paciente tiene derecho a no sufrir y a pedir a sus médicos y al personal de salud que le brinden apoyo y los cuidados paliativos para evitar el dolor.

Quince meses después, el diario El País retoma el tema en una investigación que reitera que la crisis creada en México por el desabasto de opioides, como sería la morfina, condena a los enfermos terminales a morir con dolor y parte del caso de Nora Robles Villaseñor, de 66 años, quien no ha tenido medicamentos para paliar el sufrimiento que le ocasiona un cáncer terminal de riñón, pese a que lo tiene prescrito.

Su médico y presidente de la Asociación Jalisciense de Medicina Paliativa (AJMP), Guillermo Aréchiga, dice el medio, lanzó una alerta para advertir sobre el desabasto de medicamentos.

Según la asociación, desde 2017, el gobierno federal redujo en un 40 por ciento la compra de opioides necesarios para atender a los más de 600 mil pacientes que viven con dolor crónico en el país.

Por la falta de morfina líquida, Aréchiga cuenta que recetó a su paciente parches de morfina que viven en caja de cuatro unidades y tienen un valor de mil 770 pesos, lo que hace prácticamente imposible que la maestra jubilada pueda pagarlos. Así que recurrió al apoyo familiar, mientras ese medicamento mitigaba el dolor.

El organismo de Robles se habituó a los parches y Aréchiga empezó a atenderla en el Hospital General Occidente, del IMSS, y -para paliar el dolor agonizante- le prescribió oxicodona, un medicamento que recibieron como donativo.

Sin embargo, lejos de ser la excepción, este caso solo muestra la crisis de salud y cuidados paliativos que viven los enfermos terminales en todo el territorio mexicano y que lleva a los médicos a prescribir “lo que hay disponible en la farmacia” y no lo que puede beneficiar al paciente.

Por Redacción Yo También

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