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Mujer embarazada tocando su vientre.Mujer embarazada tocando su vientre.

Salud mental, la gran olvidada del embarazo

Por primera vez se está insistiendo en la necesidad de valorar la salud mental de la mujer antes, durante y después del embarazo. Estudios resienten muestran un aumento en la tasa de suicidio y el deterioro de la salud mental de las madres.

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8 de marzo de 2023

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Redacción Yo También

El embarazo implica una “crisis vital” para la mujer y, en consecuencia, para toda la familia, además es el inicio de una etapa de cuidado y crianza que se mezcla con otros roles, apunta la psicóloga Patricia Fernández, autora del libro “Psicología del embarazo”.

Un reportaje de El País indica que para la especialista, la maternidad implica también cambios a nivel identitario y, de la manera en que se lleva desde la preconcepción, tiene un impacto en la salud mental materna, en los vínculos y en las dinámicas familiares.

La Organización Mundial de la Salud indica que el 25 por ciento de las embarazadas tiene algún tipo de malestar psíquico significativo, mientras que una de cada cinco madres primerizas experimentará algún tipo de trastorno del ánimo o de ansiedad en el embarazo y posparto.

La cifra puede ser mayor, de acuerdo con Raquel Carmona, psiquiatra y directora del programa de salud perinatal del Área Sanitaria Norte de Córdoba, pues hay un infradiagnóstico de los trastornos mentales perinatales, que tienen a la depresión y la ansiedad como los más frecuentes.

El panorama, indicó Carmona, se debe a distintos motivos, entre ellos el del estigma asociado a las enfermedades mentales.

“En España no tenemos datos, pero podemos hacer una estimación a partir de las cifras globales y hacernos a la idea de que la prevalencia de los trastornos mentales perinatales es muy elevada y de que necesitamos planes de acción concretos para prevenirlos y tratarlos. Subestimar estas patologías conduce a la ausencia de tratamientos adecuados en buena parte de los casos”,

dijo.

La gestación, planteó Carmona, supone un momento de mucha vulnerabilidad que “predispone a las mujeres al primer episodio de un trastorno mental o a un mayor riesgo de recaída de patologías previas ya diagnosticadas”.

En consulta, Fernández ha documentado la frecuencia de los trastornos obsesivos durante el embarazo.

“El miedo al impulso de agresión o al contagio generan mucha confusión y angustia muy incapacitantes. La negación de embarazo sería el caso más llamativo y uno de los factores de riesgo a considerar para la psicopatología de la díada madre bebe”, expuso Fernández.

El último informe Euro-Peristat, correspondiente al periodo 2015-2019, reveló que los malos resultados del embarazo pueden tener efectos duraderos en la salud mental de las madres.

“En este sentido, el último informe elaborado por el programa de investigación de Reino Unido MBRRACE-UK, que ha investigado la mortalidad materna en este país entre 2018 y 2020, alertaba de que por primera vez las muertes por suicidio han sido una de las principales causas de muertes maternas directas”, explica el diario.

Jenny Kurinczuk, directora de ese programa de investigación y profesora de la Universidad de Oxford, dijo que ese aumento en la tasa de suicidio da cuenta del deterioro sustancial de la salud mental de las madres.

A falta de programas específicos de atención Raquel Carmona avisa que por sí misma la visibilización de la salud mental perinatal es ya una herramienta de prevención. 

“Las mujeres deben conocer que pueden tener en el embarazo y en el posparto una enfermedad mental y los profesionales incluir en los protocolos de atención del embarazo las pruebas para detectarlos”,

afirmó.

Mientras que Fernández afirmó que incluir la valoración de la salud mental desde el embarazo es una necesidad para atender las dificultades de este periodo de transición.

“Actualmente, solo el protocolo de seguimiento del embarazo en Cataluña incluye desde 2018 un cribado de salud mental como parte de las revisiones con la matrona. La evaluación de la salud mental de la embarazada se realiza durante la gestación (una primera entre las semanas seis y diez; una segunda entre la doce y catorce, y una última entre la semana veintinueve y treinta) y después a las seis semanas tras el parto”, dijo el medio.

Este tipo de acciones, en opinión de Fernández, ayudan no solo a la salud mental materna, sino a la atención de los problemas psicoafectivos de los hijos.

“Ofrecer acompañamiento especializado desde el embarazo a las gestantes vulnerables o que ya arrastran diversas psicopatologías y fragilidad psíquica es una medida de alto impacto en tanto que, sosteniendo a quien es la figura de apego primaria de la criatura, contribuimos a cimentar la salud mental de sus hijos”,

argumentó.

Rachelle Garcia Selig, matrona, explicaba en 2020 que “la epidemia de trastornos de salud mental materna no está en los ‘cuerpos’ de las madres, sino que es el síntoma del desequilibrio que existe entre sus formas de vida y sus necesidades más humanas”.

De ahí, la necesidad de revisar la realidad de las mujeres que viven la maternidad hoy en día.

“Es una realidad marcada muchas veces por la soledad, la ausencia de apoyos sociales e institucionales, las hiperexigencias y la precariedad, y en la que no encajan los cambios físicos y emocionales que conlleva el embarazo ni, después, la crianza”, concluye el texto.

Por Redacción Yo También

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