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Eliana Manzo, la primera bailarina ciega en el Mundial de Tango de Buenos AiresEliana Manzo, la primera bailarina ciega en el Mundial de Tango de Buenos Aires

Eliana Manzo, la primera bailarina ciega en el Mundial de Tango de Buenos Aires

El Festival y Mundial de Tango de Buenos Aires tuvo un toque de inclusión este año: Eliana Manzo, quien perdió la vista por una enfermedad de la adolescencia, participó en el certamen.

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12 de septiembre de 2023

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Redacción Yo También

Cuando Eliana Manzo era adolescente, una enfermedad afectó sus ojos y comenzó a perder la vista. A los 30 años, perdió la vista por completo, pero esto nunca afectó una de sus mayores pasiones: el tango.

La bailarina y su pareja se escribieron en el certamen que justo este año festejó sus 20 ediciones. Ahí participaron bailarines de 34 países, pero Eliana fue la primera mujer ciega en la historia de este concurso en inscribirse.

“Siempre tuve el deseo de bailarlo. Desde adolescente, en los cursos que me anoté eran tangos de salón. Yo quería el escenario”, dijo Eliana en una entrevista a La Nación. Comenzó su afición al participar en la obra Un tango anarquista de Claudio Grillo. Ahí le recomendaron estudiar con Claudio González, bailarín y coreógrafo, sin saber que era una figura famosa dentro del tango. Ella lo buscó y decidió dedicarse profesionalmente a la danz

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Fue el propio Claudio González quien la ayudó a prepararse para competir en el Campeonato Mundial. Él la contactó con Eduardo Román, su pareja para el certamen. 

“Fue hace apenas dos meses. Y en esos dos meses armamos todo. Buscamos música, coreografía, vestuario.”

Para competir, eligieron el tema Patético versionado por Tango Bardo. Eliana no quería sólo mostrar sus pasos, sino contar una historia. Claudio le dio una idea: “me dijo que fuera mi historia: bailar sin ver.”

La ceguera y la discriminación 

Para Eliana es importante que las personas sepan que es ciega durante su número. No sólo como parte de la competencia, sino como una forma de “reconciliación y aceptación” hacia ella misma, cuenta.

“Empecé a aceptar también y decir yo soy esto. Decirlo sobre el escenario. Por decir que no veía se me cerraron muchas puertas”, aseguró, y pese a esto, ahora busca el lado positivo y se reconoce como “la primera y única bailarina ciega en la historia del Festival Internacional de Tango”.

“Claudio me decía que se tiene que saber que yo no veo. ‘Al jurado se lo van a decir, pero el público no se va a dar cuenta. Y yo quiero que la gente sepa lo que sos capaz de hacer sin ver’”, le dijo su profesor.

Pero también reconoce las dificultades que trae consigo una discapacidad.

“Ya sea alquilar una casa o conseguir un trabajo. Uno tiene que luchar con el prejuicio que no hace ni más ni menos que anularte. Por eso hablo de reconciliarme. El otro día fui a un programa de televisión. Una de las preguntas que me hicieron fue si creía que alguien puede pensar que tengo cierto beneficio en el hecho de no ver. La verdad que, si alguno lo piensa, tengo para contestarle que el costo de no ver es infinitamente superior a cualquier beneficio que pueda tener.”

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El tango y la reconciliación con el baile

Perder la vista fue un golpe duro para Eliana. Desde que ocurrió, no pudo “disfrutar ninguna danza” hasta que llegó el tango a su vida. Así que estar abrazada a su compañero de baile durante la duración de la pieza la ayudó a reconectar con el baile.

“Pensé que estar en ese abrazo me iba a permitir el placer de bailar sin tener que preocuparme si pierdo el frente, si me perdí en el escenario. Con que el otro vea alcanza.”

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Ahora sueña con poder vivir del baile y la actuación. Llama al tango “una de las danzas más generosas con sus bailarines”.

“No tenés que ser ni tan joven, ni tan perfecta, ni tan flaca como para el clásico, que tiene un nivel de exigencia a veces casi enfermizo. El tango pasa por otro lado”, menciona y reconoce que se puede obtener dinero bailando en exhibiciones o en escenarios.

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