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Fotografía de Bárbara Anderson apoyada en un espejo que la refleja.Fotografía de Bárbara Anderson apoyada en un espejo que la refleja.

Bárbara

Hay ciclos que se cierran cuando menos lo esperamos. Así nos ocurrió en Yo También con la decisión que tomó Bárbara Anderson, a quien extrañamos desde ya pero entendemos las poderosas razones que la llevaron a ello.

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4 de julio de 2023

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Katia D'Artigues

Hace unas semanas por la noche, Bárbara y yo hablamos por videollamada. Me anunció una decisión dolorosa: deja Yo También, un proyecto que es suyo y que siempre lo será. 

Todo el equipo, que convocó ella porque es una fantástica editora, estamos tristes por esta decisión, pero la comprendemos perfectamente. Está en un momento de su vida que tiene que dedicar su energía a atender cuestiones personales. 

Tras el 3 de mayo de 2019 cuando en el Museo Memoria y Tolerancia apretamos un botón que lanzó un newsletter que ella pensó como un primer contenido semanal inédito sobre discapacidad hasta el día de hoy que el sitio tiene, por lo menos 140 contenidos mensuales ella siempre ha estado al pie del cañón. Ha sido brutalmente desprendida con su expertise, sus contactos y su talento puesto al servicio de las personas con discapacidad y este proyecto en particular. 

Ella acuñó la frase (tomada de su experiencia como la única mujer directora que ha tenido Expansión) que se ha vuelto un mantra de Yo También: “Toda nota puede ser una nota sobre discapacidad”. Y nos enseñó a todo el equipo a verlo así. 

Nos hizo ver muchas oportunidades para seguir creciendo y convocar aún a más personas: el Concurso de Periodismo y Discapacidad que ya lleva tres ediciones y que editó magistralmente con las personas ganadoras; la Guía de Organizaciones de y para personas con discapacidad cuya semilla vio en un excel que tenía Alicia Loza, segunda de a bordo del pasado Conadis, y que ahora es un producto terminado y en crecimiento. 

Los grandes logros de Bárbara

Logró alianzas maravillosas: que el noticiario Yo También TVo, que ahora conduce Cynthia Monterrosa, tuviera múltiples salidas como en el programa “80 millones” de Canal Once y también en ciudades en las que Teleurban tiene pantallas en sus transportes públicos. 

Consiguió a la primera empresa que creyó en el proyecto incluso desde antes de nacer: Cemex. Esto fue posible gracias a su relación con Martha Herrera y, por supuesto, a su capacidad de imaginar y enamorar a otras personas sobre algo que aún no existía y que ahora es una realidad; una realidad entrañable no sólo para las personas que aquí trabajamos, sino para las personas que nos leen.

Durante estos años, dado que el periodismo en general no recibe el fondeo necesario, y tampoco como medios de comunicación hemos sabido, como gremio, lograr un modelo de negocios que sostenga nuestro trabajo, Bárbara ideó realizar servicios a empresas que estuvieran relacionados con la información.

Así nació el primer diccionario de Yo también, dirigido a periodistas, que sigue siendo muy útil y lo será durante algún tiempo. Fue de ella la idea, por ejemplo, no sólo poner el glosario de palabras a usarse, sino ejemplos gráficos de errores comunes que siguen teniendo los medios de comunicación. Ante la idea de sacar otros dirigidos a infancias, supo perfectamente a quién buscar para hacerlos realidad. Es decir: cualquier idea siempre la mejoró y encontró la mejor persona para operar las cosas que podía hacer alguien más que no era ella (pero muchas veces acabó haciéndolo ella misma).

Siempre he dicho que a Bárbara sus padres le regalaron el destino desde su nombre porque es así: bárbara. Francamente no sé cómo logra hacer todo lo que hace con un día, que hasta donde sé, sólo tiene 24 horas. 

Y es que, además de Yo también, en algún momento encontró espacio para escribir dos libros esenciales sobre discapacidad. 

“Los dos hemisferios de Lucca” que es un testimonio entrañable en primera persona sobre cómo ser madre de Lucca la llevó a viajar, literal, al otro lado del mundo. Recuerdo que cuando me lo dio a leer antes de que se publicara no lo pude soltar hasta terminarlo y se lo dije con pocas horas de dormir al día siguiente. Recuerdo haberle dicho que no sólo sería un hit en México sino a nivel mundial y que, junto con Olga Fabila, una excolaboradora del sitio, hicimos una apuesta sobre a cuántos idiomas se traduciría. 

Bárbara Anderson presentando (In)visibles en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara

Luego llegó “(In)visibles. 24 mexicanos con discapacidad que cumplieron sus sueños”, un libro esencial que retrata los retos y vidas de personas con discapacidad hoy y que será, como se lo dije en la presentación a la que me invitó en la Feria del Libro de Monterrey, no sólo muy leído ahora sino estudiado como sociología de un momento cuando, por eso trabajamos, no haya tantas barreras como hay hoy para personas con discapacidad. No sólo hizo eso, sino una presentación inédita en México que es la envidia de cualquier autor en el país.

Bárbara: amiga amorosa y generosa

Bárbara sabe estar ahí para las personas cuando lo necesitan. Lo hemos vivido diferentes personas en el equipo en estos últimos años e incluso antes. 

A la muerte de mi padre, apenas a inicios de 2020, a pocos días del primer aniversario de Yo También, cuando estaba devastada por el dolor, no recibí de ella más que mensajes de aliento y apoyo. Incluso para editar un reportaje que publiqué a menos de 10 días de muerto él en El País y que su mano experta guió en medio de mi neblina cerebral. Fue una amiga amorosa y generosa todo este tiempo que culminó el año pasado cuando decidí tomar serias cartas en el asunto del reconocimiento de salud mental. 

A Marisol, que es nuestra correctora, contribuyó a conseguirle un riñón que salvó su vida; se ocupó de brindar información y contención a Cynthia, nuestra diseñadora, en un momento desgarrador a la pérdida de su esposo, Fer, y ante el diagnóstico de Leo, su hijo, quien vive con autismo. A Débora, nuestra editora general, la apoyó a cada paso de su trabajo a desarrollarse aún más para presentar los temas de la manera más atractiva con la energía que a veces pensamos que era inagotable.

Podría seguir y seguir y no acabaría. 

Por estos días, justo, Bárbara y yo cumplimos 10 años de trabajar juntas. Acabamos de cumplir ese aniversario con la década de la reforma en Telecomunicaciones que fue nuestro inicio. A esa primera reforma que cabildeamos y que representó un hito se han sumado otras cuatro reformas a la Constitución más (desde la Ley General de Transparencia y Acceso a la Información Pública hasta una al 3º. Constitucional ya en este sexenio) y a tres importantes Leyes Nacionales. La última fue el Código de Procedimientos Civiles y Familiares que fue un gran triunfo para las personas con discapacidad y donde Yo También puso su granito de arena.

Ahora nos toca seguir este gran proyecto, su proyecto, sin ella. Nadie podrá nunca llenar sus zapatos. Estoy tranquila porque como buena madre, durante todo este tiempo alimentó no sólo contenidos, sino capacidades de personas ya talentosas y comprometidas en  Yo También entre nuestro equipo base y de colaboradores y colaboradoras. 

Gracias, billones de gracias,  por estos 10 años, Bárbara. Trabajaremos porque siempre te sientas orgullosa de Yo También. 

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