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Día del Padre. Lucca, hijo maestro

Mi adorado Lucca:  Te llamaste “cucurucho” durante 9 meses, en largos diálogos que mantuvimos a través de la piel de tu mamá, mientras no sabíamos qué sorpresa nos darías al nacer.

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18 de junio de 2023

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Bárbara Anderson

—¿Qué es? ¿Niño o niña?

—Es masculino

la reacción de la enfermera

fue lenta por lo inusual de la pregunta.

—¡Se llama Lucca!

Mi adorado Lucca

Te llamaste “cucurucho” durante 9 meses, en largos diálogos que mantuvimos a través de la piel de tu mamá, mientras no sabíamos qué sorpresa nos darías al nacer.

Después de esa sorpresa y varias otras, estoy celebrando mi Día del Padre número once, gracias a ti.

Cuando con tu mamá planeamos tener hijos, fue porque nos sentíamos “listos”, “preparados” para los desafíos que vienen con traer herederos al mundo. Hoy puedo reír porque no sabía nada, pero tengo la enorme suerte de que me hayas enseñado tanto en tan corto tiempo.

Por primera vez en mi vida, la empatía se plantó entre el mundo y yo. Por primera vez pensar en el otro fue la primera opción, y repensar cómo y con quién compartimos el mundo se volvió lo justo y natural. Me enseñaste cada día que siempre se puede encontrar una excusa para una sonrisa cuando se vive con el amor presto.

Te veo en la escuela rodeado de amigos, o haciendo terapia física y entrenando el cuerpo, alegre paseando por las calles de la colonia, y tengo siempre el ejemplo perfecto de fuerza y espíritu para enfrentar el peor de mis días.

Lucca adora el agua y ahí soy su salvavidas oficial

Los abrazos tardan en llegar pero son impagables

Gracias a ti y a la inesperada aventura que trajiste a nuestras vidas, conocí países y personas, ideas e invenciones, y también conocí mucho de mí mismo, de mi mundo interior. También cambié radicalmente de dirección profesional, y dejé de tener clientes para tratar ahora con pacientes. Hasta comencé a hacer deporte por primera vez en décadas, primero “para ayudarte”, pero aprecio los beneficios que me trajo. También sin darme cuenta me descubro en la oficina tarareando unas canciones horribles que te encantan y siempre escuchas al regresar de la escuela. Pura brecha generacional.

Quizás nuestra vida jamás sea fácil, pero estoy seguro que siempre será un poco mejor cada día si seguimos acercándonos, descubriéndonos y enseñándonos cosas nuevas mutuamente.

Gracias, mi adorado Lucca, por convertirme en padre, por enseñarme tanto, y por permitirme siempre contar con el espejo de tu mirada franca

Con todo el amor del mundo,

Ampá

Por Andrés Bianciotto, papá de Lucca

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