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Linda Hamilton regresa a la pantalla tras sobrevivir a la depresión

La actriz que dio vida a Sarah Connor no dice “hasta la vista”, sino que regresa a la pantalla sin depresión y con adicciones controladas.

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12 de julio de 2023

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Redacción Yo También

Tras años de perfil bajo y recordada, sobre todo, por darle vida a Sarah Connor, la protagonista de la apocalíptica película “Terminator”, la actriz Linda Hamilton está de vuelta en los foros para sumarse al elenco de la última temporada de la serie “Stranger Things”.

Hamilton, de 66 años, se dice lista para recomenzar tras años de enfrentar adicciones y problemas de salud mental con los que lidió desde la infancia y con plena autocrítica de lo que significa para ella la fama, sus amores tormentosos -especialmente con el director de “Terminator”, James Cameron, quien la abandonó por una de las actrices de “Titanic”, aunque le dejó 50 millones de dólares en compensación-.

“Tuve depresión desde niña, pero nadie lo notó y ni yo sabía en esos días lo que era. Sólo me sentía diferente”

*CONFESÓ LA ACTRIZ AL PRESENTADOR LARRY KING EN 2005. *

El fallecimiento de su padre cuando tenía 5 años fue un golpe difícil de asimilar. Afirmaba que su infancia había sido feliz, pero, al mismo tiempo, sentía arrebatos de ira injustificada, cuenta el diario El País en su sección Icon.

Cuando llegó al instituto se automarginó y empezó a comer compulsivamente. Acudió a un psicólogo por primera vez a los 22 años y creyó que la actuación le ayudaría a curarse, pero el oficio lo empeoró todo. “Empecé a descomponerme”, reveló también a Oprah. “Me refugié en el alcohol y las drogas, tomaba mucha cocaína, tomaba cualquier cosa que pudiese ayudarme a aumentar mi confianza”.

Esos problemas soterrados eran los que habían llevado también al fin de su primer matrimonio con Bruce Abbott. «Me tenía miedo, me dejó acusándome de ser una matona”. Durante un año, apenas le dirigió la palabra a su todavía marido, se encerraba en su cuarto a leer libros de ciencia ficción. 

La llamada para la secuela de “Terminator» llegó justo cuando sentía que había perdido el control de su vida. Y aquel ejercicio le ayudó a lidiar con sus adicciones. “Fue el mejor momento para levantarme cada mañana, salir, hacer ejercicio y empezar a sentirme más fuerte hasta convertirme en una máquina de luchar. Por supuesto, fui demasiado lejos con el ejercicio”.

Tras el nacimiento de su segundo hijo empezó a tener alucinaciones. Vivió una depresión posparto “muy parecida a una psicosis: No podía salir de casa sin pensar que los iban a cortar [a los niños] en pedazos. Tenía visiones”.

Más de una decena de niñeras pasaron por su casa, pero Hamilton sentía que solo ella podía protegerlos. Quería abandonarse pero, a la vez, no quería dejar solos a sus hijos. “Tenía dos niños pequeños y no sabía cómo levantarme por la noche para poder acostarlos”, según cuenta el medio.

Aquel fue el detonante para aceptar que necesitaba algo más que hacer deporte. Después de años rehusando, aceptó recurrir a la medicación. “Me ha llevado mucho tiempo recuperar mi vida, dejar salir a la persona que siempre tuve dentro”, admitió.

Poco aficionada al bullicio de Hollywood y a la fama, cambió Los Ángeles por un rancho de Virginia al que se mudó para cuidar a su madre y su padrastro. Cuando fallecieron, se trasladó a Nueva Orleans. 

Desde su participación en “Un pueblo llamado Dante’s Peak” (1997), pasó 20 años alejada de las grandes producciones y limitó sus apariciones a proyectos pequeños o series como Chuck (2007) y Weeds (2005). Entonces volvió a recibir otra llamada inesperada de James Cameron. Le ofrecía volver a ser, nuevamente, Sarah Connor. Tuvo dudas. “No es que tuviera miedo de decepcionar a los fans, tenía miedo de decepcionar a Sarah”.

Volvió a entrenar pasados los sesenta. “Me esforcé 10 veces más que en la segunda”, aseguró. Intentó que su cuerpo resultase creíble, pero no se preocupó por un rostro que, al fin y al cabo, reflejaba todo el sufrimiento de Connor, parejo al de la propia Linda.

“Terminator: Destino oscuro” (2019) no fue ningún gran éxito. Producida por James Cameron y con dirección de Tim Miller, que tuvo grandes y públicas desavenencias con el creador de la saga durante el proceso (llegó a tildarlo de “trauma”), la secuela omitía narrativamente la existencia de las tres entregas posteriores a 1991 con el objetivo de apelar a las dos películas originales y recuperar su espíritu. Lejos de igualarlas, dice Icon, al menos sí sirvió para demostrar al público de todo el mundo que Linda Hamilton seguía viva y en forma. Y no solo físicamente.

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