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Guillermo ArriagaGuillermo Arriaga

“Mis maestros me dijeron que no servía para escribir, que tenía que ir a una escuela especial”: Guillermo Arriaga

El escritor y guionista regresa tras dos años de cocción con “Extrañas”, una novela situada en el siglo XVIII pero muy cerca de su propia discapacidad y la de amigos y sobrinos postizos, una oda contra la discriminación y la injusticia.

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6 de marzo de 2023

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Bárbara Anderson

Son cerca de 500 páginas imposibles de soltar desde la primera oración, a pesar de su lenguaje y estilo de escritura tan barroco como si hubieras sido realmente escritas en 1781, en una campiña inglesa, dentro de las paredes de un castillo noble y agobiante; es «Extrañas», la más reciente novela del escritor mexicano Guillermo Arriaga, quien aborda el tema de la discapacidad en esa obra.

“La discapacidad es un tema que a mí siempre me ha interesado. Primero porque tuve un amigo, Alejandro, con parálisis cerebral, que era un hombre muy brillante, mejor promedio en la carrera de Psicología y en la carrera de Derecho y entrenador profesional de fútbol. Tenía dificultades motrices y de comunicación, pero yo pude ver de cerca como a un tipo brillante se le tenía resquemor, rechazo y hasta cómo fue humillado por gente cercana a él y la vergüenza que provocaba en alguno de sus parientes”, dice Arriaga en la entrevista para Yo También Soy Noticia

La novela gira en torno a la vida de William Burton, un joven noble en la Inglaterra del siglo XVIII que decide a sus 18 años romper los designios familiares de siglos, abandonar todos los beneficios de su posición de primogénito a cargo de todos los bienes, territorios y heráldica para dedicarse a la medicina, que gracias a la enorme investigación detrás de este libro, descubrimos que hace 250 años era más un oficio que una ciencia y que no tenía tan buena reputación entre quienes la ejercían.

Pero lo central de la historia es su epifanía: él decide estudiar «cómo sanar a otros» luego que descubre en un recorrido por sus feudos a una serie de «engendros», de personas con discapacidad abandonadas a su suerte, atadas en corrales entre animales y tratadas como tal.

Su sueño era explorar científicamente los misterios de las diferencias. Él descubre humanidad en cada uno de los engendros (como les dicen los vecinos) que fue encontrando escondidos y olvidados.

A lo largo de la novela (que le llevó dos años terminar), Arriaga se ciñe al lenguaje de fines del siglo XVIII y no pronuncia una sola vez la palabra discapacidad pero si encuentra 43 adjetivos distintos con los que se referían a quienes no eran parte de la «normalidad»: engendros, monstruos, deformes, taimados, tullidos, espantajos, avecuchos, contrahechos, idiotismos asiáticos, fenómenos, abrojos de ser humano, trastornados, anómalos…

¿Por qué decide Arriaga entrar al mundo de «los otros», de la «gente extraña» y desde un lugar y un tiempo tan lejano?

“Yo venía recolectando historias: la de mi gran amigo Alejandro que tenía parálisis cerebral, que estudió conmigo y que era el mejor promedio en las dos carreras que estudió, abogacía y psicología”,

cuenta en la charla.

“También me contaron alguna vez de otra persona con parálisis cerebral en Oaxaca a la que la familia lo criaba en el mismo corral entre sus guajolotes y que casi hablaba como uno más de la parvada. Además durante la pandemia me acerqué mucho y ayudé a personas con distintas discapacidades en Coahuila, los ayudé para que no dejaran sus tratamientos y comencé a conocer sus historias”.

En “Extrañas”, uno de los protagonistas (que lo empuja a abandonar todo en pos de conocer cómo lograr que la gente acepte a los «espantajos») le dice a Burton: todos ocultamos algo, pero algunos lo ocultamos más

Y el propio Guillermo Arriaga se remontó a su infancia, «a cuando aún no había dominado mi discapacidad, bueno no sé si llamarla así, a mis déficit de atención. Yo había llegado a cuarto de primaria y no sabía nada, no entendía nada de lo que decían los maestros».

«Llamaron a mis padres y le dijeron que su hijo tenía un IQ apenas por encima del retraso mental y hasta le recomendaron mandarme a una escuela especial. Es una discapacidad muy dura para quien no la supera. A mí me costó mucho superar la erosión en la confianza en mí mismo”, cuenta Arriaga. 

Vivió bullying y discriminación, incluso de sus maestros. El profesor de educación física que como no podía aprender ningún deporte lo dejaba dos horas estático al sol, sin contemplaciones y “si me llegaba a mover, me castigaba”. 

-¿Cómo superó su condición? 

– Tiene que ver mucho la contención de la familia. Ellos siempre me dijeron ‘confía en ti, que sabían que yo lo iba a lograr’. 

Y se cumplió y me convertí en escritor, en director de cine y casi en jugador de basquetbol profesional. 

Obtuvo el premio al mejor escritor en el Festival de Cine de Cannes por “Los tres entierros de Melquiades Estrada”, el Premio Alfaguara a la Mejor Novela (“Salvar el Fuego»). Ha publicado otras cuatro novelas y es autor de las películas “Amores perros», «21 gramos» y «Babel», por la cual fue nominado al Oscar. Su obra ha sido traducida a 22 idiomas y forma parte de los “Cien mejores escritores de la historia del cine”. 

El resto de la jugosa charla con Guillermo Arriaga la pueden ver y escuchar aquí:

Por Bárbara Anderson

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