Logotipo de Yo También
Imagen del rostro de una mujer, de unos 40 a 50 años, que con una pañoleta en estampado rosa cubre su cabello y la lleva alrededor de su cuello. Usaba un cubrebocas que en la imagen aparece en el área de la papada y es de color azul claro. Bajo la pañoleta se ve que tiene el cabello oscuro, usa las cejas con algún tatuaje o tratamiento en color negro, sus ojos son oscuros, la nariz es pronunciada y los labios finos.Imagen del rostro de una mujer, de unos 40 a 50 años, que con una pañoleta en estampado rosa cubre su cabello y la lleva alrededor de su cuello. Usaba un cubrebocas que en la imagen aparece en el área de la papada y es de color azul claro. Bajo la pañoleta se ve que tiene el cabello oscuro, usa las cejas con algún tatuaje o tratamiento en color negro, sus ojos son oscuros, la nariz es pronunciada y los labios finos.

Los talibanes, ahora contra los afganos con discapacidad: «son un castigo de Dios»

Para el régimen que controla el gobierno de Afganistán, la discapacidad es un castigo por los pecados cometidos por los padres.

Ícono de calendario

20 de septiembre de 2021

Ícono de autor

Redacción Yo También

Por Redacción Yo También

Desde el Reino Unido llegó la voz de alarma: las personas con discapacidad que viven en Afganistán corren un riesgo inminente ante la toma del poder en ese país del régimen talibán porque son vistas como seres resultado de pecados.Benafsha Yaqoobi, una activista por los derechos humanos ciega que escapó de su país tras el cambio de gobierno, es quien desde su exilio alza la voz por los grupos que considera vulnerables.

De acuerdo con la líder de la Comisión Independiente de Derechos Humanos de Afganistán (AIHRC), los talibanes pueden discriminar a las personas con discapacidad debido a la creencia, que comparten muchos en ese país, de que la discapacidad es un castigo de Dios por los pecados cometidos por los padres.

Recuerdas: Llegan atletas afganos a Tokyo 2020

“Quiero que el Reino Unido y la Unión Europea autoricen una visa especial para mujeres y personas con discapacidad cuyas vidas están en peligro”, dijo la activista en declaraciones a The Guardian.

“Hay millones de personas con discapacidad allí sin ningún apoyo, sin comida, sin ropa, sin educación, sin ningún derecho humano básico. Debemos alzar la voz».

Un viaje angustioso

Yaqoobi y su esposo Mahdi Salami, también ciego, escaparon de su país gracias al apoyo de muchas personas, empezando por su asistente que los guió hasta el aeropuerto de Kabul y que ahora está escondido en Afganistán.

En los tres intentos que realizaron hasta lograr escapar, recordó la activista, fueron golpeados y rociados con gas pimienta y escuchó disparos que le hicieron temer que su esposo y su asistente hubieran sido asesinados.

“Fue realmente traumático como persona con discapacidad visual. Cuando disparaban, disparaban al aire, pero yo no lo entendí así”, dijo. “Lloré demasiado. Fue muy difícil para mí y no podía controlarme».

Ya en el aeropuerto, Yaqoobi fue evacuada junto a su esposo por ciudadanos daneses, que la trasladaron a Reino Unido, donde cumplió 10 días en cuarentena en un hotel de Londres.

Ahora, piensa buscar a la célebre activista Malala Yousafzai para hablar de qué manera podrían trabajar juntas para ayudar a quienes sufren bajo el régimen talibán.

“Me temo que la difícil situación del pueblo afgano pronto desaparezca de las noticias. Las personas con discapacidad y las mujeres necesitan ayuda, sino morirán”,

advierte.

Te interesará: Atletas refugiados abren brecha para la inclusión de personas con discapacidad

Yaqoobi dice que escapó de su país porque creía que los talibanes la matarían si no huía dado que es una mujer con una posición destacada, que se reflejaba en que a menudo era reconocida en la calle, además de que concedió una entrevista de una hora para la televisión sólo cuatro días antes de la caída de Kabul.

Yaqoobi ha trabajado en la AIHRC desde 2019 y, junto con su esposo, fundó la Organización Rahyab para brindar educación y capacitación en rehabilitación para afganos ciegos.

Desde que en agosto los talibanes asumieron el poder en Afganistán, han insistido ante la población que respetarán los derechos de las mujeres y las minorías, y que no volverá al régimen brutal que implementó durante los años 90, cuando el grupo tenía el control por última vez, pero muchos tienen dudas que parecen más que fundadas: este lunes, el Talibán mandó a casa a todas las funcionarias del gobierno en Kabul.