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La tecnología como aliada de la justicia inclusiva

En el mundo, solo 4 de cada 10 páginas web de gobierno y 18% de la iniciativa privada son accesibles. Si bien en México hay buenas leyes en materia de accesibilidad digital, estamos aún lejos de estas cifras.

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8 de junio de 2021

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Redacción Yo También

Este fue uno de los ejes del evento organizado por el Consejo para Prevenir y eliminar la discriminación de la Ciudad de México (Copred) y HearColors para debatir sobre cómo las tecnologías de la información pueden promover un sistema de justicia más accesible e incluyente.

El ponente principal fue ni más ni menos que James Thurston, vicepresidente de estrategia Global y Desarrollo de G3ict (por las siglas en inglés Iniciativa Global para las tecnologías en información y comunicaciones incluyentes), una asociación sin fines de lucro líder en accesibilidad y tecnología que está trabajando a nivel mundial en tres frentes: ciudades inteligentes, universidades inteligentes y acceso a la justicia.

En las cortes y los juzgados de Estados Unidos, 55% de los abogados usa la tecnología como una herramienta de trabajo, mientras que Brasil digitalizó 100% de los procesos judiciales, lo que generó un ahorro de 850,000 horas de trabajo al año.

¿Cómo estamos en México? 

Para muestra el Tribunal Superior de Justicia de la CdMX: debe capacitar en inclusión a más de 11 mil servidores públicos y garantizar la accesibilidad de sus 40 edificios. Hoy solo cuentan con 6 impresoras de sistema Braille, 6 lectores de pantalla y 6 comunicadores.

“Un juicio no accesible genera 5 juicios más”, dijo Agustín de Pavía, director general de Yo También en la mesa sobre Justicia y Discapacidad. “Debemos partir de la educación de juristas sobre el derecho a la accesibilidad; yo así lo hago cuando doy clases. Uso libros de texto accesibles pues me ayudan a mí por mi discapacidad, pero también garantizan la accesibilidad de la información a todos los alumnos con y sin discapacidad”.

Hay mucho camino por delante, pero hay ejemplos internacionales y organizaciones pro bono que pueden hacer mucho menos traumática la transición hacia una justicia inclusiva.

Y en las tecnologías de información y comunicación están buena parte de las respuestas y soluciones.