Debido a la demanda explosiva de material para subir a redes sociales y las pocas garantías de la seriedad de lo que producen, los creadores de contenido sobre salud mental tienen que definir su propia ética.
El primer paso que regularía la asistencia sexual fue dado; faltan procesos de dictaminación y consulta para que la iniciativa sea discutida con amplitud y profundidad.
Quien cuida a una persona con discapacidad debe considerar su propio cuidado como parte de un todo y no abandonarse, pues corre el riesgo de enfermar también.