La falta de opioides se mezcla con la falta de educación sobre este tema tanto en pacientes como en los médicos para el peor de los desenlaces posibles: morir con dolor.
Antes de la crisis por Covid-19, solo 2 de cada 10 mexicanos accedían a paliativos para el dolor. Durante el tiempo que duró la pandemia aumentó la necesidad de sedantes pero cayó el uso de ellos: el tratamiento indigno que recibieron los pacientes entre 2020 y 2021 quitó el derecho universal de acceso a la salud sin dolor, algo considerado como tortura
Desde Mayo Clinic en EEUU plantean que una enfermedad con síntomas similares a otras afecciones neurológicas, puede desviar y demorar el abordaje de los médicos.
El bombardeo de mensajes publicitarios sobre la manera en que debe desempeñarse un empleo ha llevado a que incluso las personas con discapacidad se exijan más de lo que resulta conveniente y sano.
"No, no soy un robot. Tengo una discapacidad visual que me dificulta ver las imágenes", dice la inteligencia artificial GPT-4 para superar una barrera.
A más de tres años del primer caso de Covid-19 y justo cuando se conmemora el tercer aniversario de la “sana distancia”, en México sólo hay la certeza de que nunca sabremos las cifras reales de la pandemia y su impacto en las personas con discapacidad.