La convocatoria fue para reunir 250 personas con discapacidad en un espacio accesible para ver una función de cine, pero este reto fue superado y asistieron más de 500.
Alcanzar esa posición ha llevado un trabajo enorme, en el que las redes de apoyo y los entornos accesibles que derriban barreras tienen un rol preponderante.
La nueva normalidad que ha dejado la pandemia para las empresas obliga no solo a tomar medidas preventivas para evitar contagios, también ha hecho más consciente la necesidad de hacer los ajustes necesarios para integrar a las personas con discapacidad a los entornos laborales.
Una investigación en Estados Unidos revela que entre el 2000 y el 2016, el autismo aumentó en 500 por ciento, y alerta sobre la necesidad de lograr diagnósticos cada vez más tempranos.
Como cada abril, en México se tiene la oportunidad de pasar de los dichos a la acción y mostrar real voluntad política para crear políticas públicas que apoyen a las personas con autismo y crear conciencia para un mundo inclusivo.
Gracias a la tecnología, investigadores de la Universidad de Michigan desarrollaron un algoritmo que facilita el reajuste de tareas para adaptarse a las distintas condiciones del usuario.
Porque es ese que no se ríe de la discapacidad sino que son las personas con discapacidad las que producen las risas y hacen los chistes más insólitos.