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Fotografía de Gustavo en una cancha de futbol, está de frente corriendo hacia un balón que está frente a él. Lleva puesta una playera naranja y un short negro.Fotografía de Gustavo en una cancha de futbol, está de frente corriendo hacia un balón que está frente a él. Lleva puesta una playera naranja y un short negro.

´Los momentos difíciles crean guerreros más fuertes´

Gustavo Estrada perdió su pierna luego de haber sido herido durante un asalto. A cinco años, su historia involucra el sueño olímpico y ayudar a su comunidad en Iztapalapa.

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22 de enero de 2021

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Conversa

Por Ivett Rangel

Su vida cambió para siempre el 21 de octubre de 2015: Gustavo Estrada perdió su pierna izquierda tras haber sido asaltado camino a su casa en el barrio de San Miguel Teotongo, en la alcaldía de Iztapalapa, uno de los lugares con mayor índice delictivo, según datos de la Secretaría de Seguridad Ciudadana de la Ciudad de México.

La Policía le dijo que sólo había recibido «un rozón de bala», pero eso impidió que llegara a tiempo al hospital y tuvieran que amputarle la extremidad. 

Tras el trágico evento, Gustavo -hoy de 23 años- comenzó a trabajar en distintos oficios, desde mecánico hasta guardia de seguridad privada, pero el deporte se convirtió en el impulso que necesitaba.

Ottobock, compañía alemana especializada en atención técnica, fisioterapéutica y social a personas con discapacidad, y patrocinador oficial de los Juegos Paralímpicos desde Seúl 1988, lo eligió para probarse una prótesis deportiva durante una Running Clinic en Argentina.

Entonces lo reclutaron para convertirse en atleta de alto rendimiento y ponerse a prueba en 100 metros planos. Con un bonus extra: dos prótesis estaban incluídas, una deportiva y otra de uso diario, cuyo costo total alcanza los 350 mil pesos, más el mantenimiento de ambas. 

«Viajé sólo para calzarme una prótesis deportiva, sin más expectativas, pero en cuanto la usé, algo nuevo surgió: una sensación que jamás había sentido ni cuando tenía ambas piernas. Ahí empezó mi sueño.

«A cinco años veo mi vida más plena que antes. Tengo muy entendido el dicho que dice: ´Los momentos difíciles crean guerreros más fuertes´». 

Comenzó a entrenar intensamente para clasificar a los Juegos Olímpicos Tokio 2020, pero la pandemia derivada por COVID-19 frenó sus planes -y también los de otros medallistas a quienes la Comisión Nacional del Deporte les retiró sus becas-. 

Así que desde marzo pasado, y ante el cierre del Comité Paralímpico Nacional y el Centro Nacional de Alto Rendimiento, Gustavo se entrena en casa para no perder condición. 

«Aún me sigo entrenando y manteniendo mi dieta, dando mi mejor esfuerzo, pero soy muy consciente de que quizá ya no pueda participar porque ya no estoy teniendo los entrenamientos especializados y en otros países sí se están preparando en pistas. 

«Aquí, en México, a nivel deportivo estamos muy mal». 

Eso, aunado a que jamás ha recibido apoyo económico de ninguna autoridad deportiva, salvo por la empresa alemana.

«La beca de Ottobock es lo que me sostiene en el deporte, sino ya lo hubiera dejado de lado».

Actualmente ayuda a su padre en su negocio de vidrio y vende sándwiches, y ha iniciado una serie por Facebook de «gimnasios barriales» para ayudar a su comunidad. Cada tercer día transmiten en el canal Barras Ermita Eje 6 sus entrenamientos, pues pretende hacer una transformación en el tejido social de San Miguel Teotongo.

«Cuando me cerraron las pistas comencé a entrenar en unas barras que puso la alcaldía cerca de mi casa y comenzaron a acercarse a mí, que si podía ayudarles con un entrenamiento. 

«Luego empezamos a transmitir por juego, pero ya hasta hemos competido en algunos torneos de barras entre barrios y alcaldías. Es muy gratificante que tus amigos te digan ¿vamos a entrenar?, en lugar de que te ofrezcan una cerveza o alguna droga. Para mí es un triunfo enorme».

Y tiene otra meta para 2021, además de mantenerse dentro del mundo deportivo: estudiar una carrera universitaria. Está considerando ser abogado. 

«Esta pandemia me hizo pensar en mi futuro porque vivía muy al día, pero aún tengo muy revuelta la cabeza sobre qué carrera quiero estudiar». 


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