Logotipo de Yo También
Daniel Robles HaroDaniel Robles Haro

Un picnic y una triste reflexión

Aunque lento, pero se avanza en la accesibilidad de los espacios públicos para las personas con discapacidad; ahora el reto es que las personas cuidadoras se animen a dejar que aquellas los ocupen.

Ícono de calendario

1 de marzo de 2023

Ícono de autor

Daniel Robles Haro

Estoy plenamente convencido de que las personas con discapacidad debemos hacernos cada vez más presentes en los espacios públicos. 

Solicitar, exigir y empujar acciones que mejoren la accesibilidad urbana. Romper prejuicios. ¡Que nuestra plena integración a la sociedad sea palpable!

Por eso, y con toda la intención, decidí hacer un picnic de cumpleaños en un parque. A la vista de todos. 

Elegí un lugar con una gran extensión de césped junto a una fuente donde se hacen proyecciones de luz al ritmo de la música.

El parque no tiene ningún escalón, se puede transitar en silla de ruedas con total libertad y la cereza del pastel (al menos para mí y muchas personas con movilidad reducida):

Tiene un baño amplio y con un cambiador de tamaño universal. Lo mismo puedes cambiar de pañal a un bebé, a una persona con discapacidad, con enfermedad crónica o adulto mayor de manera segura, cómoda, y sobre todo DIGNA. 

Video que muestra un breve recorrido por el baño accesible universal para personas con discapacidad del edificio del CISZ en Zapopan, Jalisco.

Ya he hablado antes sobre el tema. Muchas personas nos enfrentamos a la bochornosa ( pero real) situación de ser cambiadas en el piso insalubre e incómodo de un baño público.  O permanecer por HORAS con el pañal sucio o aguantándonos hasta llegar a casa. ¿Y si estamos de vacaciones? ¿De paseo?¿En un trámite? ¿En un hospital público por horas? 

Esto debe cambiar. Las recomendaciones y reglamentos de accesibilidad deben contemplar un cambiador universal en los sanitarios públicos. 

Podemos tener diferencias de todo tipo entre la sociedad. Pero todos, todos, TODOS, necesitamos ir al baño. Reyes, papas, artistas, presidentes, tú que me lees y yo también.  

El picnic fue todo un éxito. Y el baño, ampliamente alabado, reconocido y sobre todo, útil. 

Por cierto, este baño está en el edificio del CISZ en Zapopan, Jalisco.

 Y hay un maravilloso parque junto. El parque de las niñas y los niños. 

Y bueno, la triste reflexión tiene que ver con esto: 

Invité a dos de mis mejores amigos. Adultos ambos. La madre de uno de ellos de plano dijo NO. A la segunda, la tuvimos que convencer con ruegos y después de conseguir un transporte adaptado y dos personas para apoyar con la movilidad de mi amigo. 

Aquí el juicio de interdicción está implícito. (En materia jurídica, el juicio de interdicción consiste en declarar a una persona incompetente para manejarse en forma autónoma, debido a limitaciones o alteraciones de la inteligencia que les impide gobernarse o manifestar su voluntad, por lo cual es necesario nombrar a otra persona que lo represente legalmente).

¿Cuántas personas adultas están sujetas a la voluntad de sus cuidadores? ¿Quiénes por amor, temor, sobreprotección o comodidad, tal vez podrían tomar decisiones que afectan nuestro pleno desarrollo o integración? 

Obviamente cada caso es diferente y no se puede generalizar, pero es una realidad que nadie puede negar. Y un tema complejo también.  

En el caso, remoto, de que un cuidador cometiera (por las razones que sea) maltrato por descuido o crueldad mental contra una persona con discapacidad, ¿quién podrá defenderlos?

¿El chapulín colorado?

Se los dejo para reflexionar.

Por Daniel Robles Haro*

*Daniel Robles Haro es activista y vive con parálisis cerebral. Puedes conocer más de él en El cine y mi vida.

Te interesa: