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Un año para revalorar prioridades

Bajarme de la locomotora que me tenía sin respiro desde hace muchos, muchos años, fue la mejor inversión que pude hacer en mi vida. Y tú ¿qué tienes que agradecerle a este 2022?

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15 de diciembre de 2022

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Katia D'Artigues

Recordaré el 2022 por los muchos retos que me hizo enfrentar. Fui de 100 kilómetros por hora a cero en cuestión de meses y revaloré mis prioridades personales y de trabajo.

Arranqué el año sumándome al equipo de Cemefi, el Centro Mexicano para la Filantropía, una esencial asociación civil que reúne a asociaciones civiles y empresas socialmente responsables. 

Ahí tuve la oportunidad de aprender de la vocación por cambiar el mundo de maravillosos compañeros y compañeras, hice cosas que jamás había realizado y aumenté mi caja de herramientas de trabajo.

Aunque fui muy feliz trabajando ahí, renuncié a los seis meses. La apasionante labor ahí me dejaba poco tiempo para tres cosas que me importan mucho, que son prioritarias: ser madre de Alan en un tiempo (¡tiene ya 16 años!) en el que me necesita mucho, hacer más cosas desde Yo También y dedicar tiempo a cuidar de mi salud.

A los pocos meses de dejar Cemefi, hice algo que nunca había hecho en la vida: bajé de la locomotora vital que me tenía sin respiro desde hace muchos, muchos años.  

Decidí detener la marcha del todo para enfrentar cosas que no había hecho, sobre todo muchos duelos pendientes. Me tomé un tiempo para hacer una suerte de check up emocional que necesitaba, sacar mucha mierda que cargaba y llorar mucho para sanar. 

A pocos meses de distancia veo que fue la mejor inversión que he hecho en mi vida. Suena a verdad de perogrullo o, peor, libro de autoayuda, pero es cierto: si no estás bien tú, nada puede estarlo a tu alrededor. Y dos, no soy (ni quiero ser) una supermujer.

Fue un alto que pude hacer gracias a mi amorosa familia, la de sangre y la elegida. Sobre todo gracias a mi hermana, Mayra, y a mi mejor amiga, Mayté.

Estoy muy agradecida con este 2022 y quienes lo habitan. Hoy me despierto todos los días con más calma, con nuevos deseos e ilusión de hacer muchas más cosas. Lo hago sin prisa, a un paso mucho más lento que me permite disfrutar de las pequeñas cosas en la vida y que muchas veces son las más importantes.

Y si tú, como yo, tienes mucho que agradecer, te queremos regalar el espacio para hacerlo, nuestro frasco de la gratitud es la forma de decirte ¡gracias! por acompañarnos durante este año. 

Por Katia D’Artigues