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Erick Estrada MonterErick Estrada Monter

Rumbo al 3 de diciembre: reflexiones sobre la discapacidad

Las fechas conmemorativas permiten hacer un balance sobre lo que se vive y los pendientes que existen, pero también dan la oportunidad de agradecer a quienes se esfuerzan por hacer un mundo mejor para las pcd.

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30 de noviembre de 2022

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Redacción Yo También

Los retos que debe superar una persona con discapacidad (pcd) en muchas ocasiones inician desde que la persona despierta, y en otras no existe algo como el comienzo y el final. Llevo relativamente poco tiempo educándome correctamente sobre lo que significa pertenecer a esta minoría históricamente discriminada, en la cual todos los tipos de discapacidad ya sea motriz, sensorial, intelectual, mental, psicosocial o múltiple se viven completamente diferente debido a que la accesibilidad no es la misma. Quiero decir que, en un caso hipotético, dos personas con la misma discapacidad pueden experimentar situaciones de maneras distintas y esto puede deberse a innumerables factores sociales, familiares o económicos, por mencionar algunos.

En el marco de la conmemoración del Día Internacional de las Personas con Discapacidad quiero aprovechar este espacio para expresar algunas reflexiones adquiridas durante el corto lapso de tiempo que llevo reconociéndome como una persona con discapacidad permanente. Porque como lo expuse arriba, todas las pcd llevan su lucha a su tiempo y a su manera.

¡Reconócete! 

Uno de los momentos más complicados para mí fue el dejar de ignorar que tengo una discapacidad. Lo que trato de decir es que durante años me miraba al espejo y pretendía que la falta de mi brazo izquierdo no importaba, pensé que ignorarlo era lo correcto y que así debía adaptarme a un sistema que no le otorga el debido interés a trabajar en una legislación incluyente en favor de las pcd. Lo cierto es que hacer eso era rechazar una parte de mí, era negar mi propia identidad y hacer menos mi existencia. 

Un aspecto que agradezco infinitamente a mis padres es que me enseñaron a no sentirme como alguien que no podía hacer las cosas propias de la cotidianidad, siempre fui tratado igual que mis hermanos y ellos fueron los que me ayudaron a adaptarme.

Eso me sirvió para nunca permitir que alguien me ofendiera usando mi discapacidad como punta de lanza, porque mis padres y hermanos me mostraron algo: la discapacidad no es algo malo. 

Si pudiera pedirle algo a aquellas pcd que todos los días deben tratar con situaciones inaceptables donde son marginadas e incluso, ellas son las primeras en rechazarse, sería que trabajen en su confianza, que sean las primeras en abrazarse y aceptar sus virtudes y dificultades. Estoy completamente seguro que reconocer nuestra discapacidad y “sacarla del closet” te fortalece ante una sociedad que sigue en proceso para ser verdaderamente incluyente. Con esto no trato de dar una solución mágica, quiero resaltar que existe un vínculo entre la discapacidad, la autoestima, el esfuerzo de reconocernos como personas con discapacidad y todas sus consecuencias ya que no es nada sencillo para muchas personas con discapacidad el aceptarse.

El 3 de diciembre celebramos internacionalmente a las personas con discapacidad, pero pienso que eso abarca más allá de nosotros. Por supuesto que es un día para recordar la importancia que tenemos dentro de nuestra sociedad y que tenemos el mismo valor, se les rinde honor a los competidores deportivos y se les aplaude a los inventores de algún avance tecnológico que beneficiará a muchas pcd en el futuro. Pero ese día también funciona para nunca olvidar que venimos de una histórica lucha contra la discriminación y el odio sin fundamento; que la discapacidad no es algo que esté exenta de la perspectiva de género, ya que las mujeres con discapacidad deben vivir con una doble discriminación que disminuye sus oportunidades laborales. Somos personas que todos los días salimos a la calle a demostrar que somos personas que podemos.

Aunque no se les otorga el reconocimiento suficiente, este día también es para los cuidadores, para esas personas que dejan su esfuerzo por aquel familiar, amigo, conocido o paciente que necesita el apoyo de un cuidador, no tengo formas para expresar mi reconocimiento y respeto por su arduo trabajo.

De igual forma no quiero dejar fuera a aquellos amigos y parejas que se dieron la oportunidad de conocer de otras maneras a una persona con discapacidad, porque es una realidad que existen barreras sociales y paradigmas para estrechar relaciones de amistad y amorosas con ellos y es nuestra responsabilidad que eso se erradique para el beneficio de todos. Somos personas que también sentimos.

Por último, a todas esas instituciones, asociaciones, marcas, empresas y colectivos que realizan un voto por la inclusión de las minorías, el 3 de diciembre también es suyo, por el trabajo y avances que logran en conjunto, por haber brindado la oportunidad y dar espacio a la voz de las minorías, por reeducarse con un enfoque incluyente y mejorar su accesibilidad y usabilidad. Y sí, aún existe mucho camino por recorrer, errores por corregir y cambios por implementar. Seguimos haciendo más grande el movimiento que incluye a todos los que vivimos con la discapacidad de modo directo o indirecto.

El 3 de diciembre, Día Internacional de las Personas con Discapacidad, y todos los demás días del año, existimos porque resistimos.El trabajo continúa.

Por J. Erick Estrada Monter*

*Erick Estrada Monter es licenciado en Comunicación y Periodismo por la UNAM, tiene discapacidad motriz. Su correo es [email protected].