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Dibujo de Laura bermejo viendo de frenteDibujo de Laura bermejo viendo de frente

Opinión: Hablemos de accesibilidad

¿Hoy tu casa está adaptada para recibir a algún invitado con discapacidad? O incluso, si tú adquieres hoy una discapacidad, ¿podrías vivir en tu casa?

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25 de octubre de 2019

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Ilse Domínguez

Por Laura Bermejo *

El derecho a la accesibilidad es una lucha que lleva, al menos, 30 años en nuestro país y que no se mira para cuando nos toque ganarla. Las personas con discapacidad son el renacer y la voluntad de las administraciones cada tres o seis años, pero en este sector de la población, las políticas públicas en materia de accesibilidad no parten de la premisa de la obligatoriedad del Estado, y todavía se habla de las ‘buenas voluntades’ de los funcionarios públicos, de los beneficios sociales o peor: de la responsabilidad directa de la persona con discapacidad que debe ser la que se adapte al entorno de barreras.

¿Y si les damos la vuelta? La Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad (CDPD), en el Artículo 9, nos habla de la accesibilidad, la cual se diversifica en varios elementos como la arquitectura, la información, la movilidad, la comunicación y las medidas administrativas.

En 2019 ya no podemos darnos el permiso de solo asociar accesibilidad con rampas, sanitarios tipo familiar, elevadores o puertas anchas y que el beneficio de contar con espacios incluyentes sea sólo para las personas con discapacidad. O pensar que somos una mejor institución o dependencia cuando hacemos entornos accesibles por cumplir con un estímulo fiscal y obtener un reconocimiento.

Les invito a reconstruirnos en conceptos que hemos arrastrado con errores de generaciones en generaciones. ¿La persona con discapacidad necesita que le des algo en la puerta de su casa? ¡No! Esto es una mirada de vuelta a la asistencia. Las personas con discapacidad requieren que se les otorguen espacios accesibles para tener una casa a su medida, salir a recorrer las banquetas de su ciudad, subirse al transporte público a libre demanda—no solo al Metrobús “en horario no pico” o un taxi preferente— e ir a la escuela que les gusta y no a la única de la zona que les aceptó luego de una enorme búsqueda. Más adelante, que las ofertas laborales dependan de la capacidad y el perfil de la persona con discapacidad al ejercer la profesión para la cual estudió años; poder aspirar, por méritos, a ser el director o directora de una empresa y no el eterno empleado sin posibilidad de ascenso a un trabajo igual y con un salario igual.

¿Y tú, discriminas a una persona con discapacidad? Nos da miedo atrevernos a contestar… Pero en la mayoría de los casos la respuesta es ¡sí! Les invito a que den una revisada a la Encuesta Nacional sobre Discriminación ENADIS 2017 y la Encuesta sobre Discriminación en la Ciudad de México EDIS-2017. La Ley de Establecimientos Mercantiles para la CdMX nos dice, en su Artículo 5, que se prohíbe negar el acceso por una causal de discapacidad, pero la mayoría de restaurantes solo tiene escaleras para entrar o salir del inmueble, ninguna tiene sus cartas de alimento en braille, los sanitarios no son accesibles y es muy frecuente que, además, estén subiendo las escaleras. No se permite el acceso de perros de asistencia, el personal de atención no sabe Lengua de Señas Mexicana (LMS) y del programa interno de protección civil mejor ni hablamos. ¿Entonces discriminamos o no? Y esto, multipliquenlo por todos los inmuebles que pueden visitar en un día.  No se piensa en la población con discapacidad como consumidores o clientes.

No todo es tan complejo como parece, solo es cuestión de hacer el cambio y ponerle un puente a las rutas de la inclusión, ¿cómo? Si eres arquitecto o ingeniera responsable de diseñar y construir inmuebles, de facto te toca conocer y aplicar los requerimientos de accesibilidad, debes consultar la normativa porque tenemos y de sobra. Si eres periodista, en tus transmisiones puedes contar con persona intérprete de LSM para dar la información en formato accesible.

Desde 1989, en Libre Acceso, A.C., nos hemos dedicado, no solo a señalar y denunciar las omisiones de accesibilidad, sino que hemos contribuido a modificar la infraestructura en cerca de mil 300 edificios públicos y privados, sistemas de transporte, dependencias y áreas públicas. De las evaluaciones que hemos hecho destacamos la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México, el inmueble de PNUD México, el Museo Memoria y Tolerancia, la Terminal 2 del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México y el Palacio de Bellas Artes. Para mayor información visita www.libreacceso.org

Hacer realidad la accesibilidad empieza por evaluarnos para conocer los elementos que debemos considerar en nuestros espacios hoy, y son un área de oportunidad para que en igualdad, de manera segura y autónoma, las personas con discapacidad participen de los servicios; que nos pensemos en esa diversidad transversal que nos identifica como personas. Se vale que nos anticipemos a contar con espacios accesibles. ¿Hoy tu casa está adaptada para recibir a algún invitado con discapacidad? O incluso, si tú hoy adquieres una discapacidad, ¿podrías vivir en tu casa?

Vamos quitándonos los estigmas. 

  • Laura es vicepresidenta de Libre Acceso A.C., organización que este 2019 cumple 30 años de trabajar por la accesibilidad.