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Los (IN)VISIBLES de los (IN)VISIBLES

Más allá de la invisibilidad del colectivo, quienes aman y acompañan a las personas con discapacidad permanecen aún más en la sombra, ocultos y hasta juzgados por atreverse a ser diferentes.

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14 de febrero de 2023

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Roxana Pacheco

Mucho se ha hablado de lo invisibles que somos las personas con discapacidad. Sabemos que no somos tomadas en cuenta en el diseño de las políticas públicas y que somos ignoradas también por la iniciativa privada. Al final, la invisibilización de nuestro colectivo es, paradójicamente, evidente.

¿Pero qué hay sobre la invisibilización de nuestras parejas, las personas que nos aman, nos apoyan y nos cuidan cuando lo necesitamos? Si nosotras somos invisibilizadas, ellas lo son aún más. 

Muchas veces vemos a mujeres empoderadas y a hombres exitosos con discapacidad, ¿pero qué hay de sus parejas? Esas y esos acompañantes silenciosos que empujan sillas, cambian sondas y tampones, dan de comer, cargan, escuchan, contienen, guían, interpretan, aplican lociones y cremas para el dolor, no sólo como cuidadores sino como amorosos amantes entregados a su relación. 

A ellos nadie les ofrece ayuda cuando están enfermos, cansados, cuando les duele la espalda de tanto cargar, cuando se sienten deprimidos, débiles o frustrados por tener que pelear los espacios de sus amores, o cuando les duele el dolor de sus compañeras de vida.

A ellos, sus parejas con discapacidad muchas veces no pueden ni acompañarlos a los hospitales porque no se les permite al ser consideradas de poca utilidad o a que se piensa que son población vulnerable, así que deben de dormir lejos de sus amantes. 

Esos admiradores devotos, cuidadores solidarios que aman incondicionalmente cuerpos atípicos, mentes divergentes, ojos y oídos disfuncionales, que han aprendido a ver las almas y la esencia de los seres humanos antes que la vulgaridad de sus cuerpos, esos que tienen que aguantar la crítica social y la presión familiar por haberse atrevido a amar a una alma que viene en otro envase, en otra presentación y que quizá no va a darles hijes… ellos son señalados, segregados y discriminados también, aun por otras personas con discapacidad cuando salen sobrando en espacios segregados. 

Ahí son ellas y ellos los diferentes y se vuelven también invisibles porque las pláticas giran en torno a problemáticas y experiencias exclusivas de las personas con discapacidad, ¿qué tal, eh? Ahí se les ve en las reuniones, sentaditos por un lado, observando o ayudando a todes pero sin participar en las conversaciones, y en los eventos públicos para el colectivo, se encuentran hasta atrás, tomando las fotos, ignorados otra vez.

Trabajan duro dentro y fuera de casa, incomprendidos en sus empleos cuando tienen que faltar sin poder presentar un justificante oficial, siempre protegiendo, amando, cuidando, apoyando, paternando intensamente para hacer que nuestra vida sea mucho mejor.

A ellas y a ellos, nuestros porristas, nuestros compañeros de vida, les hago un reconocimiento el día de hoy. Hoy quiero que ellos dejen de ser (IN)VISIBLES.

Por Roxana Pacheco*

Roxana Pacheco es activista, consejera en la Fundación para la inclusión y desarrollo de personas con discapacidad, A.C. y directora general del Instituto Mexicano de Sexualidad en la Discapacidad, S.C.

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