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Dibujo del rostro de sabina itzel donde la alcanzamos a ver con sus lentes y el cabello sueltoDibujo del rostro de sabina itzel donde la alcanzamos a ver con sus lentes y el cabello suelto

COVID-19: crónica de una pareja con discapacidad

Las recomendaciones que los médicos dan a quienes se contagian de coronavirus son rebasadas por una realidad apabullante, a la que a veces ni siquiera la familia está dispuesta a enfrentar.

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2 de octubre de 2020

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Conversa

Por Sabina Itzel Hermida Carrillo*

Soy una mujer con discapacidad psicosocial y con una enfermedad crónica que se llama fibromialgia. Mi esposo, Víctor Santos Catalán, es ciego. 

Los dos tenemos COVID en este momento y quiero platicar un poco cuál ha sido nuestra experiencia.

Cuando Víctor empezó con los síntomas, fiebre, dolor de cuerpo, falta de apetito, nosotros pensamos que se debía a las inundaciones que habíamos sufrido y a que pudiera haber agarrado una bacteria con el agua del drenaje. Así que de principio no le dimos tanta importancia, hasta que un par de días después él empezó a tener muchísima más fiebre, que pasaba de los 39 grados, llegó a los 39.5. Estaba muy decaído.

En una ocasión se puso muy frío, empezó a temblar; su oxigenación ya había bajado de 90, por lo cual lo llevé al centro de salud, y ahí ya no le hicieron la prueba de exudado, sino que lo mandaron directamente a sacar una placa de pulmones.

Cuando le dieron el resultado de ese estudio, me dijeron que tenía que llevarlo al área de urgencias en el ISSSTE, dado que él es derechohabiente ahí. Después de esperar más o menos cinco horas a que nos atendieran, lo que me dijeron fue que era muy posible que tuviera que quedarse internado.

Finalmente no se quedó, pero muchas de las cuestiones que nos decían eran complicadas de hacer para nosotros, sobre todo porque todo mundo nos decía que tenía que estar aislado, que solamente le pasaramos la comida por debajo de la puerta, que no nos acercaramos a él. Al ser una persona con discapacidad dije ‘cómo voy a dejar solo a mi esposo dentro de un cuarto’. Incluso me decían: ‘que él se tome solo la temperatura, que él se tome la oxigenación’, y yo decía ‘eso no es posible, porque él no ve’. 

Él no ve y, aparte, emocionalmente es muy fuerte que te dejen ahí aislado.Yo no me había dado cuenta de que también estaba contagiada, porque tengo fibromialgia y la fibromialgia es una enfermedad que produce muchos síntomas diferentes; lo más común es el dolor. Entonces cualquier síntoma, cualquier malestar, yo lo asocio inmediatamente a la fibromialgia.

No me había dado cuenta de que también estaba contagiada, hasta que me mandaron a mí también a sacar una placa de pulmones y ahí se vio que ya tengo cierto daño, que estaba en una etapa inicial de COVID y pude iniciar el tratamiento.

La situación ha sido difícil porque Víctor, obviamente, debido a su discapacidad y aunque es una persona muy independiente, hay muchas cuestiones que no puede hacer. Al estar los dos enfermos, nos cuidamos entre nosotros y hacemos lo posible por mantenernos tranquilos.También hemos tenido problemas con una parte de nuestra familia, no toda, que se ha alejado de nosotros o nos ve como si tuviéramos la peste. No se nos quieren acercar, creen que los vamos a contagiar, entonces no nos han ofrecido ayuda ni apoyo en este momento, pero también hemos tenido muchos amigos, muchos conocidos que nos ha tendido su mano, gente del mundo académico, del mundo de la discapacidad, que nos ha llamado, que nos ha ofrecido venir a limpiar nuestra casa, a traernos comida, todo tipo de cosas y eso ha sido muy apapachador y nos ha ayudado a sentirnos mejor.

Tener una discapacidad y aparte tener COVID es una situación muy compleja.

En mi caso, yo tengo un daño en el sistema nervioso y ya se sabe que el COVID también ataca el sistema nervioso. Hace un par de días eso me hizo entrar en una crisis nerviosa muy compleja, en la que yo sentía que me iba a morir, sentía que todos se iban a morir. 

Los dolores de la fibromialgia se han agudizado con el COVID. No tenemos nada de energía. La fibromialgia generalmente viene acompañada de fatiga crónica y yo ahora con el COVID estoy peor aún. No tengo energía para nada.

Afortunadamente encontramos un tratamiento que nos está ayudando. Ya vamos de salida. Nos falta una semana todavía de estar en casa, de estar tranquilos, pero el virus ya está saliendo de nuestro cuerpo.


*Sabina Itzel Hermida Carrillo es especialista en Educación Especial. Tiene 34 años y una discapacidad psicosocial. 


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