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Bienestar socioemocional para la triple inclusión de NNA con discapacidad

Hablemos sobre algunos datos sobresalientes a fin de contribuir a la discusión sobre las emociones de los niños, niñas y adolescentes con discapacidad y su papel en las escuelas.

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15 de mayo de 2023

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Antonio Villalpando Acuña

Inmediatamente antes de la pandemia, la matrícula de niños, niñas y adolescentes (NNA) con discapacidad en el Sistema Educativo Nacional (SEN) era de 648 mil estudiantes. En el último ciclo escolar completo (2021-2022) sólo se reportó la inscripción de 587 mil. ¿Dónde están esos 61 mil NNA? Más importante aún: ¿cómo están? ¿cómo se sienten? ¿qué está pasando con ellas y ellos? 

Esta clase de preguntas son las que una sociedad acostumbrada a invisibilizar a las personas con discapacidad no ha respondido y, tal vez, ni siquiera planteado. La ausencia de cientos de miles de estudiantes que ocasionaron la pandemia y el confinamiento, así como la pérdida de aprendizajes fundamentales -como lectura y matemáticas- tiene un fuerte componente socioemocional entre la población neurotípica y sin discapacidad.

¿Qué pasa entonces con las y los estudiantes que tienen alguna manifestación del espectro autista?

¿Qué pasa entonces con las y los estudiantes que experimentan discapacidades que no encajan en las clasificaciones utilizadas por las autoridades educativas?

De antemano sabemos que experimentar una discapacidad hace a los NNA proclives a experimentar alteraciones socioemocionales al contacto con el entorno escolar como:

  1. Sentimientos de aislamiento y exclusión

  2. Baja autoestima

  3. Ansiedad

  4. Depresión

  5. Estrés y frustración

Sin embargo, más allá de este lugar común, la realidad es que no tenemos acceso a cifras confiables sobre la dimensión socioemocional de los NNA con discapacidad en la educación básica y mucho menos de quienes abandonaron la escuela a raíz de la pandemia. Esto no solamente es un problema a nivel nacional; instancias internacionales como la UNESCO poseen acaso un retrato impresionista sobre los estragos de la pandemia en las y los estudiantes con discapacidad, los que se limitan a analizar a través de la lente de la educación a distancia. Esto hace imposible, naturalmente, diseñar políticas públicas o intervenciones con base en evidencia a fin de hacer de las escuelas lugares emocionalmente más amables para NNA con discapacidad.

¿Por dónde empezar?

En 2021, Mexicanos Primero salimos a campo a encuestar a 2000 niños, niñas y adolescentes de 10 a 15 años de los estados de Campeche y Yucatán, así como a sus tutores(as), padres o madres. Los detalles del cuestionario y del estudio los puedes consultar, se llama Aprender a estar bien. Estar bien para aprender. Lo que nos gustaría compartir en Yo También son un par de datos sobresalientes que pudimos obtener en esta investigación, a fin de contribuir a la discusión sobre las emociones de los NNA con discapacidad y su papel en las escuelas.

Hallamos que…

  1. Cuando le preguntamos a NNA con qué frecuencia experimentan ansiedad cuando tienen un problema -medida por la “sensación extraña” en el estómago”-, poco más de 40 por ciento de quienes no reportan alguna discapacidad responde “nunca” -que es lo ideal-. Sin embargo, al hacer exactamente la misma pregunta a NNA que refieren tener mucha dificultad auditiva, sólo 20 por ciento vive con esta seguridad; si le preguntan a niños y niñas sordos, 0 por ciento vive en calma. Proporciones similares se observan en niños y niñas que reportan dificultades para subir o bajar escaleras o para recordar o concentrarse, por ejemplo.

  2. Cuando preguntamos a los NNA sobre manifestaciones relacionadas con la depresión, hallamos que las niñas que experimentan una discapacidad auditiva sufren niveles más elevados de sensación de soledad y reportan tener menos amigos y amigas. Este hallazgo es relevante, pues si bien no es un descubrimiento que hay una barrera muy alta entre las culturas sordas y las culturas fonéticas, nos recuerda que es necesario pensar en términos interseccionales para hacer mejores preguntas como: ¿cómo se conjugan las discapacidades con el género para producir alteraciones del bienestar socioemocional en las escuelas?

  3. Cuando medimos la ansiedad generalizada y por separación en los NNA de la muestra, hallamos que experimentar una discapacidad cognitiva, de la comunicación o de las funciones superiores es un factor que predispone tanto a niñas como niños a sufrir ambas alteraciones del bienestar socioemocional. Si relacionamos este hallazgo con las investigaciones recientes que señalan las dificultades que experimentan los NNA con síntomas del espectro autista para ser diagnosticados y atendidos, queda más claro el nivel de atraso que tiene el Sistema Educativo Nacional para generar estrategias, políticas o intervenciones que permitan garantizar la triple inclusión de los NNA con discapacidad –que puedan estar, aprender y participar en las escuelas—.

Sobre esto último, es necesario señalar para quien no esté familiarizado(a) con el SEN que existen instancias institucionalizadas como la USAER (Unidad de Servicios de Apoyo a la Educación Regular) y la atención que se brinda en los CAM (Centro de Atención Múltiple) cuya función es brindar atención psicopedagógica y diseñar planes personalizados para atender a los NNA con discapacidad. Sin embargo, como se señala en la última evaluación de las USAER, los mismos docentes señalan que estas instancias llevan a cabo un procesos excesivamente burocráticos, discontinuos y poco coordinados que desembocan en una atención tardía, imprecisa o inexistente, lo que deja a cientos de miles de NNA con discapacidad y sus personas cuidadoras con la única alternativa de acudir a los servicios o la asistencia privados, los que están fuera del alcance de la mayoría.

Aún falta dar grandes pasos para garantizar la triple inclusión de los NNA con discapacidad en el Sistema Educativo Nacional. Sin embargo, el esfuerzo de la sociedad civil organizada puede aportar evidencia sobre las posibles intervenciones para hacer esto una realidad. Desde Mexicanos Primero queremos ser enfáticos en que avanzar en la garantía del derecho a aprender pasa y comienza por el bienestar socioemocional. 

Por Antonio Villalpando Acuña

Antonio Villalpando Acuña es Investigador en Mexicanos Primero @avillalpandoa

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