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Las mil millones de personas que nos faltan

En la siguiente cumbre de la ONU sobre Salud Universal hay un olvido no menor: el de las personas con discapacidad. Redacción26 de julio 2019 Los sistemas de salud actuales están fallando a las mil millones de personas en el mundo que viven con alguna discapacidad. A menos que el acceso a la atención médica […]

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26 de julio de 2019

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Ilse Domínguez

*En la siguiente cumbre de la ONU sobre Salud Universal hay un olvido no menor: el de las personas con discapacidad.*

Redacción26 de julio 2019

Los sistemas de salud actuales están fallando a las mil millones de personas en el mundo que viven con alguna discapacidad.

A menos que el acceso a la atención médica se mejore dramáticamente para esta minoría, no se logrará el objetivo de la cobertura universal de salud. 

Estas son las duras conclusiones de The Missing Billion, un informe de la London School of Hygiene & Tropical Medicine que revela las barreras a la atención médica y las disparidades en los resultados que enfrentan las personas con discapacidad (pcd).

Aunque está implícito en la búsqueda de la cobertura de salud universal, la discapacidad no figura en la agenda de la próxima Reunión de Alto Nivel de las Naciones Unidas sobre la Cobertura de Salud Universal que se realizará en septiembre próximo, ni se menciona específicamente en el Objetivo de Desarrollo Sostenible 3 (“Garantizar una vida sana y promover el bienestar de todos a todas las edades”) de los ocho Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM).

“El objetivo no puede cumplirse si no se suman a estos esfuerzos a grupos marginados como lo son las personas con discapacidad”, dice el informe.

El mayor porcentaje de personas con discapacidad (tanto físicas, mentales, intelectuales o sensoriales), se concentra en los países de bajos y medianos ingresos, con cerca del 80% de las pcd.

Estas personas tienen menos probabilidades de acceder a los servicios de salud que quienes no tiene discapacidad, a pesar que suelen necesitar mayor atención sanitaria. Además es un grupo vulnerable con mayor prevalencia de nacimientos prematuros, mayor riesgo de malnutrición en la infancia, mayores tasas de VIH, diabetes y enfermedades cardiovasculares, y por ende menor esperanza de vida.

El acceso a la atención oportuna es uno de los principales cuellos de botella. Las personas con discapacidades suelen vivir en entornos más pobres, tienen mayores costos de atención médica y tienen un 50% más de probabilidades de experimentar gastos de salud catastróficos que las personas sin discapacidad. 

La falta de accesibilidad física a las instalaciones de salud y los problemas con el transporte también pueden presentar desafíos logísticos irresolubles. 

El estigma que enfrentan también es otra barrera; frecuentemente actitudes negativas, la ignorancia y la falta de comunicación entre los profesionales de la salud pueden dificultar la búsqueda de soluciones o atención adecuada, según el tipo de paciente y el tipo de discapacidad con la que vive.

En todos los sistemas de salud se necesitan mejores datos, que incluyan métricas de salud de rutina e información sobre la cobertura de salud desagregada por discapacidad. 

Aunque esto puede ser titánico, hay acciones que se pueden implementar rápidamente. La conciencia sobre la discapacidad debe ser un aspecto central de la capacitación de los profesionales de la salud. Los ajustes razonables (como citas más largas para pacientes con discapacidad intelectual), o simplemente considerar la mejor manera de comunicarse con personas con discapacidades visuales o auditivas, pueden hacer una gran diferencia. 

La inclusión sistemática de adaptaciones dentro de los sistemas e instalaciones de salud en la etapa de planificación es mucho más eficiente y más económica que la adaptación de los sistemas existentes como una idea de último momento.

Además de romper las barreras a la atención médica para las pcd, mejorar la calidad de la atención es crucial para minimizar el daño. 

La mala calidad de la atención durante el embarazo, el parto y el período neonatal puede llevar a retrasos y discapacidades del desarrollo neurológico. En Uganda, por ejemplo, la prevalencia de parálisis cerebral en niños de 2 a 17 años fue sustancialmente mayor que en los países de ingresos altos.

Sin embargo, mientras que sólo del 5 al 6% de los casos de parálisis cerebral se produjeron después del período neonatal en los países de ingresos altos, una cuarta parte de los casos en Uganda se desarrollaron después de este período, probablemente debido a infecciones.

Que mil millones de personas con discapacidad en todo el mundo estén siendo rechazadas por los servicios de salud actuales es una tragedia.

De este volumen se calculan que 100 millones son niños, en zonas de alta marginación. Los niños con discapacidad tienen al menos 5 veces más probabilidades de haber estado gravemente enfermo que aquellos sin discapacidad. 

Priorizar la discapacidad requerirá creatividad e innovación, pero también trabajo duro. La atención primaria de salud, como la estrategia por la cual se logrará la cobertura de salud universal, no solo debe incluir los problemas relacionados con la discapacidad, sino también ser dinámica en cuanto a la detección temprana y el tratamiento. 

El tratamiento temprano de cualquier discapacidad tiene efectos en cadena para el capital humano y el desarrollo porque, con la intervención adecuada, permite a pacientes tratados desde la infancia lograr un desarrollo casi normal y contribuir plenamente a la sociedad y la prosperidad económica.

El acceso a una atención médica de buena calidad para las personas con discapacidad es una prueba de fuego para determinar si se logra la cobertura de salud universal.

El diseño de sistemas de atención médica que satisfagan las necesidades de las pcd y otros grupos marginados sin duda mejorará la atención médica de todos.

Aqui la liga al informe completo.