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Fotografía de unas manos sobre una hoja de papel leyendo en brailleFotografía de unas manos sobre una hoja de papel leyendo en braille

¿El sistema braille está cayendo en desuso?

Las nuevas tecnologías parecen estar desplazando a este código universal de comunicación que está por cumplir 200 años. Pero los especialistas tienen una opinión que sorprenderá a más de alguno, pues este sistema que el 4 de enero celebró su día, ¡llegó para quedarse!

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8 de enero de 2021

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Conversa

Por Débora Montesinos

Mucho ha pasado desde que en 1825, en Francia, Louis Braille inventó un código de lectura y escritura táctil para que lo usaran las personas con discapacidad visual, y más aún, desde que en 1786, Valentín Hay creó el primer colegio para ellas.

En ese entonces, les impartían solo clases de transmisión oral y de memorización de diferentes conocimientos, lo que se amplió gracias a Braille y lo que hoy conocemos como un sistema universal de lectura y escritura, pero que va mucho más allá porque posibilita, por ejemplo, aprender matemáticas, dibujar y otras asignaturas.

Sin embargo, ¿las nuevas tecnologías que cada vez más personas con discapacidad utilizan ponen en riesgo el uso del sistema braille? ¿Estará destinado a convertirse en una lengua muerta? ¿Realmente está siendo desplazado?

La respuesta de especialistas, como la maestra Hilda Laura Vázquez Villanueva, es contundente: ¡no! El sistema braille llegó para quedarse y es la base más sólida para que las personas con discapacidad visual puedan leer, escribir, dibujar, crear música y más, incluso desde un dispositivo móvil.

“El lápiz y el punzón nunca deberían pasar de moda”: Vázquez Villanueva

Hay una aparente disyuntiva entre si es mejor el braille, con punzón-regleta o cualquier mecanismo de producción físico, o el uso de nuevas tecnologías. Más porque cualquiera tiene a mano una computadora o un teléfono y no es lo mismo tratar de conseguir un punzón o una máquina para escribir braille, que siguen siendo muy caros. Además, en el caso de las regletas y el punzón ya se producen en México, pero las máquinas no. 

“Imagina una máquina Perkins para que un niño escriba en braille, cuesta entre 30 mil y 35 mil pesos, entonces mejor se les compra una tablet o un celular.

“Pero por falta de conocimiento, las personas piensan que van a sustituir esas habilidades de comprensión y lectura, y no. Aunque sea con punzón y regleta, y lo sostengo, aunque sea con ese equipo, nunca debería de pasar de moda, porque la parte del cerebro que se activa para aprender y fortalecer estas habilidades, no se logra con los dispositivos digitales”, afirma Vázquez Villanueva, maestra de muchos años, experta en accesibilidad digital y persona con discapacidad visual.

Para ella, sería muy importante que las personas con su misma condición evualaran la importancia de saber usar el sistema braille y no dejarse llevar por si es más costoso o si  requiere años de práctica.

Además, subraya, saber que ambos sistemas no son excluyentes. Se complementan y abren un mundo increíble a quienes los usan.

“El braille, como la escritura en tinta, es todo un conjunto de signos, símbolos y grafías que tienen que ver con el alfabeto, signos de puntuación, el adecuado uso de acentuadas, de números, hasta escribir música y álgebra. Es un sistema tan noble que todo puede escribirse”, dice.El tema aquí es que faltan maestros que enseñen el uso del braille de manera adecuada y faltan, dice, porque quienes cursan estudios de educación especial no lo conocen.

“No saben braille porque en su currícula para prepararse como personas de educación especial, como les llaman, no tienen la materia obligatoria, de que puedan aprender el sistema braille para que a su vez ellas lo enseñen; lo tienen que aprender por fuera”.

El reto de enseñar braille a distancia

“El braille para los ciegos es como la tinta para las personas que vemos. Es necesario que lean y escriban en él, aunque es cierto que hay materiales que sí son costosos”, dice Zaira Paola Méndez Morales, licenciada en Educación Especial.

“Nosotros les pedimos a los niños regleta y punzón, que es como lápiz y cuaderno en escuelas regulares. Justamente hacemos eso para que desde chiquitos aprendan una marca buena, que les dure 15 años o más”.

Hoy en día, quizá pueda ser más fácil descargar audiolibros o dictarle al teléfono, pero “siempre será mejor para una persona ciega aprender a usar braille, porque implica todo un trabajo de motricidad fina que abarca otros niveles de cognición”.

Méndez Morales se especializó en el área de atención intelectual cuando cursó estudios en la Escuela Normal del Estado de Querétaro “Andrés Balvanera”, donde el primer semestre llevó talleres en braille y, a partir del tercer semestre, les impartieron la clase de ‘cómo enseñar braille a un niño ciego’, porque “no es lo mismo enseñar a un pequeñito a que nos lo enseñen a nosotros”.

Ahora, como docente en la Escuela para niños ciegos y débiles visuales “Josefa Vergara”, donde tiene un grupo de ocho estudiantes, a los que enseña a distancia en una modalidad diferente: ella desde el salón de clase y cada estudiante en su casa.

“Estábamos muy acostumbrados a tener muchísima interacción con los niños y, por ejemplo, si estaban leyendo y se perdían, les decíamos ‘regrésate’ o los apoyábamos a mover las manos, pero ahora eso no se puede”.

Por eso, indica, ahora se apoyan en las mamás, a distancia es más funcional que ellas estén cerca de su hijo o hija, y que vean la forma en que están aprendiendo.


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