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La discapacidad y yo: “Ustedes no la entienden, porque mi hermana habla inglés”

Adriana Riveramelo, Conductora y presentadora de TV

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5 de julio de 2019

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Ilse Domínguez

Por Cristina Calvo

Adriana Riveramelo (49 años) es conductora de televisión. Fue reportera en TV Azteca y Televisa y los últimos 12 años compartió micrófonos con Esteban Arce en el noticiero “Matutino Express” en Foro TV, un ciclo que cerró en octubre de 2018. Ahora conduce “Las 5 mejores” en Tlnovelas.

Pero pocos saben que además es la hermana de Mariana, una mujer con parálisis cerebral apenas un año menor que ella. La causa de su discapacidad fue la falta de oxígeno en su nacimiento (hipoxia) y su condición cambió para siempre la dinámica familiar. 

Las comparaciones entre las dos y la atención de sus padres la orillaron a tomar cuatro años de terapia para asumir la discapacidad de su hermana. 

¿Cómo asimiló la discapacidad de su hermana?

Desde muy chiquita yo notaba la diferencia: ella no podía jugar conmigo, no podía hacer actividades compartidas, a mí me llamaba mucho la atención pero también me frustraba mucho. Me robó el reinado al año (y suelta una carcajada) y fue el foco de atención de ambas familias, por el lado de mi papá y por el lado mi mamá. Estamos hablando de los años 70, no había nada de información, la verdad es que no se tenía acceso como hoy tenemos. Psicológicamente sí me afectó muchísimo. Mi papá siempre trató de acercarse a mí y de estar conmigo, de convivir y de compartir más tiempo porque mi mami tenía que estar al pendiente de Marianita. Mi mamá prácticamente ha estado pegada a mi hermana desde que nació y por las necesidades que ella tiene: no puede caminar, no puede hablar, usa pañal, le tienes que dar de comer y la tienes que cargar.

¿Cómo lograron la inclusión desde la familia?

Con el tiempo vas creciendo, vas madurando, vas comprendiendo muchas cosas, muchas situaciones. Afortunadamente mis papás nunca la escondieron, siempre la llevábamos a todos lados, íbamos juntos como familia. Mariana es un ángel enorme, es una bendición muy grande. Yo soy muy creyente en Dios y siento, y estoy convencida, que él elige a las personas a las cuales les da esta oportunidad de poder tratar, aprender y crecer a través de seres como ellos.

¿Recuerdas alguna anécdota de tu niñez con Mariana?

(Suspira) Hay una curiosa, que mi mamá me platica: cuando llegábamos a fiestas, a eventos o a comidas, Marianita era el centro de atención, y más cuando había niños, entonces ellos se acercaban y la señalaban y preguntaban ¿qué tiene?, ¿qué le pasa?,¿por qué está así?, entonces yo me les paraba enfrente de ella para taparla, para cubrirla y les decía ‘mi hermana habla inglés, ustedes no entienden, pero ella habla inglés’, ¡imagínate! (risas).

Fue muy complicado, en la consciencia que tenía yo a esa edad, era mi manera de salir adelante y de defenderla de alguna manera, pero también de manifestar que me incomodaba el hecho de que la vieran y la señalaran, que la juzgaran.

¿Existe un código de comunicación entre ustedes?

Es sumamente inteligente, intuitiva y sensible, pero lógicamente le cuesta trabajo expresarse. Nosotros que la queremos tanto, que convivimos con ella y que hay vínculos fraternos, pues la podemos entender.

Me llevo muy bien con ella, platicamos mucho y nos reímos… ella es muy risueña, muy, muy risueña. Se muere de risa conmigo, pesca en el aire las bromas, los dobles sentidos, es muy abusada. La verdad es que es muy, muy lista. 

Marianita siempre ha sido fan de las telenovelas y seguidora de las mismas y para ella es un gran entretenimiento y se sabe los personajes, las tramas, quién es el malo, quién el bueno. Ahora que yo tengo un programa los fines de semana no lo deja de ver y lo disfruta mucho, se ríe, grita, se emociona. 

Yo sí la entiendo perfectamente cuando es sí, cuando es no, cuando está incómoda, cuando alguien no le cae bien, ella no tiene que quedar bien con nadie (risas).

Si a mí me preguntaran en otra vida, ¿te gustaría volver a tener a una persona con discapacidad en tu entorno cercano?, diría que sí, porque la verdad es que las enseñanzas han sido enormes.

Cuándo uno tiene un familiar con discapacidad, nuestra mayor preocupación es que se queden solos, ¿qué pasaría con Marianita si tú no estuvieras? 

¡Mi fe es tan grande!, no siento que le vaya a faltar nada nunca. Dios es muy grande y siempre provee. El Señor no nos deja, no nos abandona.