Aquella mañana del 27 de diciembre de 1997, Aarón Acosta tenía planeado ir con su novia al cine y a cenar una vez que saliera del trabajo; la tarde, sin embargo, la pasó en un hospital tras sufrir una descarga eléctrica que le causó la amputación de sus dos piernas y brazos.
Con la conductora Mónica Garza, Acosta narró cómo esa experiencia le llevó a replantearse toda su vida con apenas 18 años de edad.
Durante el accidente, dijo el ahora conferencista, nunca perdió el conocimiento, sino solamente la sensación de su cuerpo. Tras un mes hospitalizado, una médica le dijo que tendrían que iniciar con las amputaciones de todas sus extremidades.
“Me dice la doctora, ‘sabes qué Aarón, lo que trabajamos contigo no ha resultado como esperábamos así que hay que brincar otro nivel’ y bueno, cuando yo pregunto ‘¿qué es otro nivel?’, me dice ‘hay que empezar a hacerte amputaciones, te estás muriendo’”, contó Aarón.
Sientes que se te rompe algo adentro
En ese momento, dijo, lo que quería era no morirse, por lo que iniciaron las cirugías para que en menos de dos semanas le amputaran ambas piernas y brazos.
“Cuando salgo de la primera amputación lo primero que pensé es ‘fue en serio’. Sientes que se te rompe algo adentro”,
continuó.
Deportista, estudiante y trabajador, le tocó imaginar cómo continuaría su vida luego del accidente.
Poco tiempo después iniciaron las terapias de rehabilitación en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), donde la oferta era, y sigue siendo según Acosta, gatear sobre los muñones.

“(me decían) ‘es que haz callo, es que apóyalo, es que así vas a aprender’. No lo hacía porque me dolía muchísimo, porque está cicatrizando, por muchas cosas. No lo hacía porque no podía físicamente hacerlo”, dijo Acosta.
Gracias a la búsqueda de una de sus tías, el joven fue a Estados Unidos, en específico al hospital Shriners, donde le suministraron sus primeras prótesis y le dieron atención de primer nivel, totalmente diferente a la que había en México.
Ya con las prótesis de extremidades inferiores instaladas, Acosta se sentía listo para volver a caminar. Aunque, cuando lo intentó cayó dos veces como consecuencia de haber estado cinco meses en una silla de ruedas.
“Me sueltan y me caí, pero fue una caída tan (fuerte) que terminó por marcarme la vida, dije ‘o me da miedo volverme a poner en pie o camino’”,
relató.
La discapacidad debe verse como prioridad
De regreso a Chihuahua, de donde es originario, dejó sus estudios en ingeniería para matricularse en Derecho, carrera de la que egresó y ejerció como litigante.
Luego se dedicó a escribir libros, dar conferencias y charlas sobre su experiencia tras aquel accidente.
Además, también se ha dedicado a promover la donación de prótesis y a ayudar a que otras personas puedan acceder a mejorar sus condiciones tras haber tenido alguna amputación.
Dijo que es necesario que las instituciones vean a la discapacidad como una prioridad, pues el número tan alto de casos de toda índole supera la oferta que brindan las organizaciones civiles.
“Así regales mil prótesis cada año, te quedas bien corto”, remarcó.

La discapacidad en la vida de Acosta volvió a tocar la puerta cuando nació su segunda hija, Yara, quien tiene síndrome de Down.
“Cuando nace fue un shock, fue un golpe intenso”, describió.
Superada esa primera etapa, Acosta junto a su esposa e hijo se dedicaron a darle las oportunidades a Yara, que hoy forma parte de la Selección Nacional de porristas con síndrome de Down.
Por Redacción Yo También
Te interesa: