Hace 16 años, una descarga eléctrica hizo que el corazón de Pedro David Ortega Fonseca se detuviera por algunos segundos y también que perdiera los brazos; si está vivo es por las maniobras de resucitación que le proporcionó un amigo, indicó La Silla Rota.
Al llegar al hospital, Ortega fue diagnosticado con heridas graves y quemaduras de segundo y tercer grado, a sus familiares les dijeron que tendría como mucho 72 horas de vida.
Luego, fue trasladado a un hospital de Guanajuato, donde comenzaron los dolores y la decisión de amputarle los brazos; más tarde, después de transitar por más centros médicos de Ciudad de México y Veracruz, llegó a Galveston, Texas, donde tuvo más cirugías, reconstrucción y le dieron las prótesis que hoy sabe manipular.
Cuando regresó a casa habían pasado casi cuatro meses.
“Fue volver a no hacer nada, porque perdí los brazos y era ‘mamá, cámbiame, mamá límpiame, mamá péiname’, mi mamá lo dice de una manera sencilla: volviste a nacer, te volví a atender como bebé”,
contó para el sitio.
Con las prótesis la experiencia inicial fue complicada.
“… al momento que me las adquirieron duraba una o dos horas en terapia, soy sincero: no me adaptaba, las veía feas, las veía mal, pero cuando llegaron comprendí una frase fuerte, que la necesidad hace el querer, mi necesidad era muy grande y empecé a valerme por mí mismo, ir al baño yo solo, cambiarme solo, peinarme, fueron las grandes motivaciones”, dijo Ortega.
Tras desempeñarse como regidor y servidor público municipal, ahora es diputado federal por Guanajuato, el primero con discapacidad en su estado.
“Hoy estamos aquí, logramos salir adelante y estamos con una alegría porque vemos lo bonita que es la vida. Soy el primer diputado con alguna discapacidad del estado, voy a tratar de mejorar la calidad de las personas en esta condición”, contó.
Por Redacción Yo También | Fotografía de ‘La Silla Rota’
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