Por Mariana Chávez
Hace 15 años, de manera casual, el lingüista y maestro en educación Gustavo Escobar, hoy de 62 años de edad, enfrentó el mayor reto de su vida: lograr la inclusión, académica y laboral, de al menos una parte de los 2.3 millones de mexicanos que viven con discapacidad auditiva. En la actualidad se puede decir que lo ha logrado y también que se ha convertido en un gran promotor de la Lengua de Señas Mexicanas (LSM). Todo comenzó cuando la empresa para la que trabajaba, especializada en el desarrollo de tecnologías de la información y telecomunicaciones, decidió poner en marcha un programa de responsabilidad social y él quedó al frente.
Para lograr su tarea se entrevistó con Omar Medrano, un viejo amigo y director del Centro de Atención Múltiple Jean Piaget. Durante la entrevista le externó su preocupación por el bajo nivel académico que tenían sus alumnos con problemas auditivos, lo que los exponía a la marginación social y laboral.
“El primer paso para lograr la encomienda fue entender el origen de esta problemática y la respuesta nos la otorgó el lingüista norteamericano Noam Chomsky”, cuenta Escobar. Chomsky explica que todos los seres humanos nacemos con la capacidad de adquirir una lengua o aprender cualquier idioma, pero para activar esta competencia es necesaria la estimulación.
“El problema es que nuestro lenguaje es oral y las personas sordas no tienen el canal auditivo que les permite recibir esta estimulación. Si se nace dentro de familias con discapacidad auditiva, se adquiere como lengua materna la Lengua de Señas Mexicana (LSM) y se puede establecer una comunicación dentro de su comunidad, pero no con el resto de las personas”.
La lengua materna es aquella que aprendemos cuando somos pequeños y nos abre la comunicación con el mundo y el conocimiento, explica el lingüista.
“Si se nace en una familia oyente, inmersa en un ambiente oralista, lo más común es que se busque la oralización, pero no todos lo logran y por ende no adquieren ningún tipo de comunicación y quedan aislados”.
La cosa se complica aún más, agrega el especialista, debido a que el conocimiento está por escrito. Como cereza del pastel, muchos maestros tampoco conocen la LSM, por lo que no pueden transmitir los conocimientos a los alumnos.
Tras entender la problemática, el siguiente paso fue buscar la solución que nuevamente encontró en Chomsky.
Gustavo descubrió que la gramática es el mecanismo por excelencia para activar la capacidad de adquirir un lenguaje y por lo tanto logró desentrañar las estructuras básicas gramaticales de diferentes idiomas.
“Nosotros nos basamos en su teoría de la gramática generativa transgeneracional y la aplicamos a la LSM. El trabajo nos tomó cuatro años, pero logramos otorgarle la formalidad de cualquier idioma”.

Gustavo Escobar y su equipo cambian la historia
Toda la investigación derivó en los tres Libros de Gramática de la Lengua de Señas Mexicana que fueron punta de lanza para la creación de todo un modelo de aprendizaje e inclusión de las personas con discapacidad auditiva.
Luego siguió con el desarrollo de más libros y diplomados enfocados a la lectura labio facial, bilingüismo (Lengua de Señas Mexicana y Lengua Española Escrita), para enseñar a leer y a escribir, y de matemáticas, ciencias y lenguaje, entre otros.
Los diplomados presenciales y en línea y los materiales y herramientas físicas y digitales, están dirigidos no sólo a personas con problemas auditivos, sino también a maestros, padres o profesionistas interesados en apoyarlos.
Así surgió el Centro Internacional de Alta Tecnología para la Audición y el Lenguaje (también conocido como Escuela para Sordos), integrado por un equipo multidisciplinario de lingüistas, profesores de educación especial oyentes y sordos, bajo la dirección de Gustavo.
“Nuestro objetivo es lograr que nuestros libros y herramientas contribuyan a la inclusión de las personas con discapacidad auditiva en toda Latinoamérica”, dice el experto.
A la fecha, el Centro ya ha capacitado al menos a 20 mil personas sordas y oyentes en todo el mundo.
Además, está ampliando los conocimientos para la atención de otro tipo de discapacidades en las que el lenguaje también se encuentra comprometido, como el síndrome de Down, la sordoceguera, el autismo e incluso el síndrome de Alzheimer.
También la Unibertsitatea San Sebastián (España) recientemente estableció un centro terapéutico en la Ciudad de México que utiliza los materiales, herramientas y metodología del Centro para apoyar a personas con discapacidad auditiva o con problemas de lenguaje y promover la enseñanza de la LSM.
“Mi propósito fundamental ha sido integrar a los no oyentes y lo estamos logrando. Cada día existen más personas interesadas en integrarlos a sus escuelas, centros de trabajo o empresas, pues tienen claro que las personas con discapacidad auditiva tienen mucho que aportar al mundo”, concluye el maestro.