“Este trastorno no te limita a nada como muchas personas piensan”, Carlos Ruiz

Con 19 años, Carlos Ruiz estudia Derecho en la UANL. A los siete años le diagnosticaron TDAH.

Carlos Ruiz tiene diecinueve años, estudia la carrera de derecho en la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL) y a los siete años le diagnosticaron trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH). A partir de ese día su vida dio un giro y comenzó a dejar de lado muchas de sus actividades cotidianas para asistir a terapia y a evaluaciones médicas.

¿Recuerdas cómo eras de pequeño? En tu casa, escuela… 

Sí. Bueno, yo no me acuerdo perfectamente, pero sí me han dicho que era demasiado travieso. Recuerdo que siempre me aburría en clases y quería estar platicando con mis amigos, interrumpía mucho a los maestros, me enojaba por estar ahí, y en mi casa nunca podía estar quieto, mi mamá dice que siempre estaba saltando y haciendo travesuras. La verdad es que tuve una infancia muy buena, con mucha diversión y también castigos porque sí había ocasiones en las que me pasaba de inquieto.

Todos fuimos traviesos de pequeños, unos más que otros… 

Sí, es algo natural pero yo era otro caso. Siempre era regañado por cualquier adulto, sobretodo en la escuela… muchas veces estuve en la oficina del director por las bromas que hacía o porque no sabían qué más hacer conmigo durante clases. Y en mi casa había un poco más de control porque estaba con mis padres y en mi entorno. Mis papás, mis maestras y la psicóloga se juntaron para evaluar mi comportamiento y decidieron que sería bueno que comenzara a tomar unas clases de terapia que ofrecían en mi colegio para entender qué tenía, por qué era así de travieso e incluso, en ocasiones, un poco grosero o violento. 

¿Cómo te diagnosticaron? 

La verdad es que yo no recuerdo muy bien, solo lo que me ha dicho mi mamá o algunas cosas que recuerdo de mis terapias. Me hicieron un examen psicológico y se dieron cuenta de que algo estaba mal conmigo. Me llevaron a un neurólogo y vieron que en mi cerebro había algo diferente, y fue cuando le dijeron a mi mamá que tenía déficit de atención e hiperactividad (más hiperactividad que déficit de atención). Desde ese momento comencé a ir tres veces por semana a terapia para aprender a concentrarme, a no desesperarme y a trabajar mejor en general. 

¿La terapia era individual o grupal? ¿Qué implicaba? 

Las terapias siempre fueron grupales. Eran un caos, porque todos queríamos hablar o jugar y dejábamos de prestar atención. Pero la psicóloga que nos ayudaba se la rifaba, porque nos tenía mucha paciencia y nos entendía muy bien. Siempre estábamos sentados en círculo y nos pasábamos un peluche para hablar, éramos como diez niños y la psicóloga. En las primeras sesiones recuerdo que yo estaba enojado porque me aburría: quería jugar fútbol o tazos con mis amigos de la cuadra o yendo a fiestas. En muchas ocasiones perdí esa parte de diversión pero sé que eran por mi bien.

¿Tú sabías que tenías este trastorno o te decían otra cosa para que asistieras a sesiones de terapia? 

Siempre supe que tenía algo, claro que un niño de siete años no sabía muy bien qué onda con todo esto pero el que estaba viviendo eso era yo y me daba cuenta de ciertas cosas. Quizá no sabía con exactitud qué significaba tener TDAH pero entendía el motivo para recibir ayuda.

¿Cuánto tiempo tomaste terapia? 

Estuve ahí desde los siete a los diez años.

¿Qué pasó contigo? ¿Notaste alguna diferencia en tu personalidad?

Al principio no, pero conforme pasaba el tiempo fui notando que estaba más tranquilo que antes, no sé si fue porque crecí y mis intereses cambiaron o si fue un cambio por la terapia. 

Me gusta pensar que fue por los dos, me decían siempre que ya era más serio y que me portaba mejor que antes, y eso me gustaba porque pude demostrar que ya estaba mejor.

¿Tomaste algún medicamento? 

Sí. Tomaba pastillas para que mi cerebro se “calmara”, para decirlo de alguna manera. No recuerdo cómo se llamaba pero era algo que, según mi mamá, me dejaba quieto por mucho rato y me ayudaba a concentrar mejor mi atención en las tareas que me asignaban. 

¿Te dieron de alta en el tratamiento? 

Te dan de alta en terapias y para dejar el medicamento o te recomiendan que sigas asistiendo a terapias si sientes que tienes aún alguna dificultad. En lo personal yo seguí asistiendo a terapia porque me sentía agusto, ya no iba tanto como antes pero duré creo que como dos años más.

Tuve una entrevista con una neuróloga pediatra acerca de los efectos del TDAH no tratada en la adolescencia pueden llegar a causar que las personas tengan problemas de quedarse en un trabajo o lugar por mucho tiempo, problemas de interacción social e, incluso, que muchos chicos que no hayan sido tratados, se inclinan a actitudes delictivas… ¿tú qué piensas de esto? 

Sí creo que pueda pasar. Es como todo, cada situación te lleva a otra situación buena o mala y me impresiona esto porque no es algo en lo que pienso constantemente. Y es triste que no todos puedan tener ayuda psicológica o médica para este tipo de problemas que, en realidad, no son tan malos como otras enfermedades crónicas. Yo no he tenido ninguno de esos problemas y es tanto por la ayuda que recibí como por mi entorno, pero sí veo posible que muchas personas de mi edad o más grandes hayan tenido que recurrir a cosas de este tipo por no haber sido diagnosticados o tratados. 

Yo tuve la ayuda de mis papás, escuela y psicólogas y ahorita estoy bien, me es más fácil concentrarme en mi trabajo y mis actividades. Vivir con TDAH no es difícil ahora, porque ya está controlado y tengo una vida normal, como cualquier persona de mi edad: salgo, viajo, estudio, he trabajado y juego futbol. Creo que este trastorno no te limita a nada como muchas personas piensan. Se trata de echarle ganas y de seguir tu tratamiento por el tiempo que te indiquen, y de no enojarse con nadie por lo que tienes que vivir mientras eres diagnosticado y tratado.

Por Andrea Landeros Cruz*


*Esta entrevista forma parte del trabajo de Andrea Landeros Cruz “Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad. El caso de ”los niños etiquetados’”, de su Proyecto de Aplicación Profesional (PAP) del ITESO Guadalajara. Aquí está el material completo de su investigación.


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