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Trastorno bipolar: la discapacidad psicosocial de Van Gogh

Aunque no fue la única con la que vivió este maestro del postimpresionismo, quien ahora se sabe también tenía esquizofrenia, aún hoy se duda si estas condiciones influyeron o no en su genialidad.

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30 de marzo de 2023

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Teresa Peón y Nava

Escribir que Vincent van Gogh fue un genio incomprendido es una frase que parece un cliché. Sin embargo, en su caso resulta una realidad nunca mejor dicha. Su corta vida, murió en 1890 a los 37 años, siempre cuesta arriba y en la incomprensión, le impidió ver y disfrutar la fama que cobró su obra, admirada y cotizada hasta nuestros días.

Del pintor neerlandés que nació un día como hoy, el 30 de marzo de 1853, se han escrito cualquier cantidad de textos que no sólo analizan su vida, desmenuzan su obra y buscan poner en claro las misteriosas condiciones de su muerte; también, se sabe ahora, por las condiciones de discapacidad psicosocial en que vivió.

Evidentemente, a finales del siglo XIX, nada o muy poco se conocía de la esquizofrenia y del Trastorno Bipolar con el que el maestro del postimpresionismo habría sido diagnosticado en esta época. Sin embargo, el análisis de su biografía y los centenares de cartas que dejó como legado permitieron realizar un diagnóstico postmortem.

En el marco del Día Mundial del Trastorno Bipolar, este jueves se recuerda a Van Gogh desde una perspectiva más amplia y no sólo por saber que en uno de sus episodios maníacos se cortó el lóbulo de una oreja tras un altercado con el también pintor Paul Gauguin.

La mala fama que tenía por su fuerte temperamento dejó en segundo plano el innegable talento del pelirrojo artista, así como aspectos relevantes de su vida, como la facilidad para aprender idiomas -hablaba cuatro: francés, alemán, inglés y holandés- y el férreo compromiso con sus convicciones sociales, que incluyeron la defensa de mineros y obreros y el ceder su casa a personas en situación de calle.

La estrecha relación filial que construyó con Theo, su hermano menor y mecenas, le permitió subsistir y hacer frente a las situaciones causadas por su condición de salud mental que lo llevaron a estar confinado en un hospital durante largos periodos, a afirmar que escuchaba voces y creer que querían envenenarlo.

Resulta célebre su paso por el sanatorio mental de Saint Paul-de-Mausole en Saint-Rémy-de-Provence, donde ingresó el 8 de mayo de 1889. Ahí tenía dos habitaciones disponibles, una de ellas habilitada para servirle de taller, lo que le permitió mantener la producción de grandes obras.

La pérdida de contacto con la realidad y una progresiva sensación de tristeza fueron clave cuando una mañana salió a pintar y murió como resultado de un disparo en el abdomen. Aún hoy se debate si esa herida fue autoinfligida o producida por uno de dos hermanos adolescentes que vacacionaban en la región, y a quien el artista intentó proteger.

En 10 años, de los 27 a los 37 cuando murió, Van Gogh pintó más de 900 obras. Entre las más conocidas están La noche estrellada, Jarro con 12 girasoles, Los descargadores en Arlés, Puesta del sol en Montmajour, Sembrador a la puesta de sol, y varios Autorretratos que incluyen el detalle de su oreja mutilada.

Por Teresa Peón y Nava

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