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Fotografía a blanco y negro, formada por líneas del rostro de Katia D’Artigues, una mujer de mediana edad que utiliza anteojos y aparece de frente, sonriendo a la cámara.Fotografía a blanco y negro, formada por líneas del rostro de Katia D’Artigues, una mujer de mediana edad que utiliza anteojos y aparece de frente, sonriendo a la cámara.

#SoyMujerConDiscapacidad #SororidadParaTodas

Este 8 de marzo, también las mujeres con discapacidad ‘marcharon’ virtualmente para gritar la invisibilidad en la que están y exigir todos sus derechos.

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10 de marzo de 2021

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Redacción Yo También

Este 8 de marzo, también las mujeres con discapacidad ‘marcharon’ virtualmente para gritar la invisibilidad en la que están y exigir todos sus derechos.

Por Katia D’Artigues 

Este pasado 8 de marzo, a la par de manifestaciones de mujeres por visibilizar las violencias que vivimos, por nuestros derechos, en redes sociales se dio una manifestación virtual que fue particularmente conmovedora. Mujeres con discapacidades (y sus aliadas, como Yo También) nos pusimos de acuerdo para posicionar dos hashtags y contar historias: #SoyMujerConDiscapacidad y #SororidadParaTodas. 

Ante la mayor dificultad de salir este #8M a marchar, también porque las personas con discapacidades tienen más riesgos de ser víctimas de la COVID-19 y por el simple hecho de la movilidad a la que se enfrentan todos los días, la marcha fue virtual, sororal y poderosa.

Además de reflexiones, de todo lo que aún falta para su empoderamiento, algunas contaron anécdotas o logros de su día a día, pidiendo también visibilidad no sólo social, sino entre las mismas mujeres que luchamos por nuestros derechos.

“Ser invisible es ser anulada, ser anulada es ser violentada. Y nosotras seguiremos diciendo basta hasta que de verdad se escuche nuestra voz y seamos vistas por sociedad, instituciones y otras mujeres”, escribió Valeria Guzmán, una mujer ciega.

Muchas, como Roxana Pacheco, compartieron también imágenes de la marcha pasada, donde hubo varios contingentes de mujeres con discapacidades. O como Jen Baumed, quien también escribe un texto para esta edición: “Soy más que una silla de ruedas y marcho por todas las que no pueden salir de su casa”. 

Sobre la discriminación de todos los días, como escribió Lucero Vásquez: “Una profesora me dijo que tenía que ser mejor porque por mi condición (volteó a ver mi silla), nadie me iba a querer contratar”. 

Apelaron a la diversidad y la interseccionalidad, como Morobri: “Ahora que sí nos ven, que nos vean diversas!!!!! Las mujeres con discapacidad resistimos y luchamos por un feminismo anticapacitista, por un feminismo donde quepamos todas!!!”. También lo hizo Juana! Con una ilustración de mujeres desnudas con diferentes condiciones de vida: “El feminismo lo atraviesa todo. Mujeres que vivimos múltiples discriminaciones por razones de etnia, clase, sexuales, por discapacidad; luchemos por un feminismo interseccional inclusivo con todas las mujeres”. 

“No son favores, son nuestros DERECHOS!”, escribió Marialú Caperlucita. Ella también escribió un texto sobre su experiencia personal y con recomendaciones que puedes leer aquí. 

Andrea Iraheta escribió que siente que no ha encajado en el feminismo, que no toma en cuenta a las mujeres con discapacidades. “Reconozcan nuestra individualidad, feminidad, sexualidad, inteligencia, bella y capacidad porque #YoTambiénSoyMujer”. 

Con una foto sentada, muy simpática, Maricarmen Alvarez escribió: “La discapacidad y yo nacimos juntas, no sé lo que es no tenerla. Una vida llena de matices. Desde una banqueta hasta la apropiación de mi cuerpo. Y aquí estoy viviendo una #DiscapacidadConDignidad”. Andrea Cornejo puso una foto de ella embarazada, sentada sobre su silla de ruedas. Tiene razón: a las mujeres con discapacidades constantemente se les cuestiona el derecho a ser madres.

Desde Trisomía 21 se habló de evitar que, por ejemplo, las mujeres con síndrome de Down sean siempre infantilizadas. Y Jazz En el Espectro escribió: “Las mujeres autistas necesitamos diagnósticos tempranos, atención y ayudas adecuadas, que se nos atienda y dejemos de ser invisibles”.

Norma Aceves, del PRI, habló sobre el derecho de las mujeres a participar en política. Gabriela Torres exhibió un cartel que decía: “Soy mujer, sorda, profesionista, visible, feminista, excursionista, exijo que respetes mis derechos en mi vida cotidiana!”. 

Una de cada cinco mujeres en el mundo viven con una discapacidad. ¿Cómo es posible que sigan siendo tan invisibles?, pensé al leer la manifestación virtual. Es un tema que queda pendiente aún entre aliadas feministas. 

Como bien recordó este post de Mexicanas con discapacidad, hay 11 millones de mujeres con discapacidades en México. Ocho de cada 10 pueden ser víctimas de violencia, especialmente sexual y tienen 10 veces más riesgo de vivir agresiones. Sólo el 27.6% son económicamente activas contra el 52.9% de los hombres con discapacidad. Según la Encuesta Nacional de Discriminación 2018 (ENADIS)  son el grupo interseccional más discriminado. 

Esto tiene que parar. Ya.