Llegar a la fuente

Por Ágata Székely

Los periodistas decimos “fuente” para nombrar los temas que cubrimos y siempre le he encontrado a la expresión un sentido algo poético. Es claro que, en nuestro caso, nos referimos a “fuente de información” pero mis fuentes toda vida han sido más que eso: son fuentes de ideas, de identidad, de cambios (individuales o para compartir), de sustento material y espiritual.

Hay fuentes divertidas, límpidas, positivas, otras duras o difíciles, pero necesarias. Algunas hacen que te vayas a dormir con un nudo en la garganta y otras te dan ganas de levantarte a la mañana. 

Pese a que llevo más de veinte años en esta profesión, varias veces en contacto con el activismo y las asociaciones civiles que intentan mejorar las cosas, no había atendido nunca con suficiente detenimiento la fuente a la que acabo de llegar, los temas de Yo También: inclusión, discapacidad, accesibilidad. 

Y estoy anonadada, como cuando ves un paisaje deslumbrante o lees un clásico por primera vez: todo me sorprende, me indigna, me quita el sueño y me ilusiona al mismo tiempo. Hay tanto que contar. Tantas historias urgentes y universales. Siento en simultáneo “el bicho” de la curiosidad (más bien es un enjambre), la inquietud de la responsabilidad (porque sé que esta es una comunidad que se merece los contenidos más cuidados) y un agradecimiento enorme hacia el equipo increíble en este sitio que me invitó a sumarme, por la confianza.

Mi intención (voy a decir: conjuro) es ayudar a nutrir con calidad, esta, mi nueva fuente, prolífica y demandante. Que seamos relevantes en forma y fondo para la construcción de un mundo de derechos para todos.