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Dos años de soledad

A dos años del comienzo de la pandemia, todavía urge considerar a las personas con discapacidad como grupo prioritario en la atención sanitaria.

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25 de febrero de 2022

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Ágata Szekely

Por Ágata Székely

El próximo lunes es el segundo aniversario del registro del primer caso de COVID-19 en México. El “recuento de los daños” no es optimista. En la reciente Cumbre Global de Discapacidad se conocieron resultados de una encuesta de la Alianza Internacional de la Discapacidad y supimos que en la región y a raíz de la pandemia, el 47 por ciento de las personas con discapacidad perdieron parte de sus ingresos o todos ellos, que el 74 por ciento declararon sentirse más tristes o con depresión, que el 64 por ciento se enfrentaron a una barrera para la atención de su salud.

En la misma línea, el doctor Tedros, de la Organización Mundial de Salud, mencionó hace unos días otras cifras preocupantes: las personas con discapacidad  tienen tres veces más riesgo de que se les niegue atención sanitaria, cuatro veces más de recibir un trato inadecuado en el sistema de salud.

En México no se tomaron medidas para considerar a la personas con discapacidad como grupo prioritario, en, por ejemplo, lo más básico: la estrategia de vacunación. Hace poco más de un mes la doctora Ximénez-Fyvie nos contaba sus problemas para acceder en silla de ruedas al lugar donde le darían la vacuna. A Joaquín le negaron la marca que necesitaba.

Nos llegan frecuentemente testimonios de personas que aún esperan dosis en sus domicilios. Las autoridades no han optado por el momento por la vacunación infantil. Algunos niños mexicanos cruzan la frontera para tener ese beneficio. Las cifras oficiales del Sistema Nacional de Protección Integral de Niñas, Niños y Adolescentes (Sipinna) con datos de la Secretaría de Salud dicen que, hasta mitad de este enero, se reportaron 826 muertes de niños por la enfermedad.

No tenemos datos de si alguno de ellos tenía discapacidad. En este tiempo sin precedentes la población con discapacidad atravesó demasiados desafíos. Estuvimos acompañándonos desde el principio. Hicimos guías de recomendaciones prácticas preventivas que aún son relevantes y contamos historias que continúan resonando. Seguiremos sin sacar el dedo del renglón. Por favor, no dejen de comunicarse con nosotras si tienen algo que compartir o denunciar.