Por Débora Montesinos
Una de las fortalezas más apreciadas en todo reportero es el saber escuchar y hacerlo bien, a conciencia, prestando atención con todos los sentidos para poder comprender a quien tiene frente a sí.
Esta práctica, muy cotidiana en el periodismo, tendría que ser adoptada en la vida diaria por todas y todos.
No solo porque habla de comprensión hacia las y los demás, sino porque permite establecer un vínculo y facilitar el entendimiento hacia la construcción de relaciones sanas, de espacios vivibles, de un mundo que nos acoja a todas y todos, con las diferencias que podemos y debemos tener.
Sencillamente porque escuchar es la más alta manifestación de la empatía.
De esa empatía que permite poner en práctica un juego de espejos para “reflejarme” y “reflejarte”, para comprobar que sí somos parte de una unidad y que, si bien cada quien tiene sus particularidades, tenemos grandes cosas en común.
Y este ejercicio que parece tan sencillo es una de las mejores prácticas que anima a Yo También, este espacio que no solo es inclusivo y da cabida a todas y todos, sino que también contribuye con un derecho fundamental del ser humano, como lo es el estar informado.
La información, nos dicen, es poder, pero no el poder que avasalla, sino el que permite aportar utilidad y conocimiento para tomar las mejores decisiones.
Y eso es lo que hace Yo También al derribar barreras y llenar espacios para que el poder llegue al 15 por ciento de la población que en México y en el mundo vive con alguna discapacidad.
Pero no se queda, no nos quedamos ahí.
Fundada por Katia D’Artigues y Bárbara Anderson, quien también lo dirige, esta plataforma va más allá.
Está abierta para escuchar a todas las personas con discapacidad, para comprender qué situaciones viven, para crear consensos, para unirnos y buscar nuevas rutas que hagan más agradable el camino, para practicar la empatía.
Después de todo, como decía Simone Weil, la atención es la más extraña y más pura forma de generosidad hacia los demás y hacia uno mismo, y sin duda esta empieza con la escucha comprometida.
Así que aquí estamos, queremos escucharte.