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Fotografía de dos hombres sentados frente a frente. Aunque la imagen es en colores, la composición podría ser en blanco y negro porque son los dos colores que predominan, en distintos tonos, aunque resulte extraño describirlo así. La persona que está casi frente a la cámara que captó la imagen es Luis Enrique Hernández, presidente de la organización El Caracol. Luis Enrique es un hombre de edad madura, con cabello muy corto, escaso en ciertas zonas y canoso. Sobre su cara lleva un cubrebocas negro con un círculo con algunos gráficos en blanco. Viste una camiseta negra, de manga corta, que tiene un gráfico en color blanco en la parte de enfrente, aunque no se aprecia bien. Sus codos, sobre la mesa que lo separa de su interlocutor, le permiten cruzar las manos y colocarlas casi a la altura de boca. Luis Enrique mira fijamente al hombre que tiene frente a sí. Su actitud es reflexiva, como de quien pone atención y escucha lo que le están diciendo. El hombre frente a Luis Enrique está de espaldas a la cámara y no se ve su rostro. Solo se aprecia que tiene el cabello negro, largo y rizado, y que usa una especie de coleta que le cae sobre la espalda. También usa cubrebocas, porque en la oreja visible, la del lado derecho, se aprecia el elástico que lo sujeta, además de que se aprecia parte de la montura de sus lentes. Usa una camisa negra.Fotografía de dos hombres sentados frente a frente. Aunque la imagen es en colores, la composición podría ser en blanco y negro porque son los dos colores que predominan, en distintos tonos, aunque resulte extraño describirlo así. La persona que está casi frente a la cámara que captó la imagen es Luis Enrique Hernández, presidente de la organización El Caracol. Luis Enrique es un hombre de edad madura, con cabello muy corto, escaso en ciertas zonas y canoso. Sobre su cara lleva un cubrebocas negro con un círculo con algunos gráficos en blanco. Viste una camiseta negra, de manga corta, que tiene un gráfico en color blanco en la parte de enfrente, aunque no se aprecia bien. Sus codos, sobre la mesa que lo separa de su interlocutor, le permiten cruzar las manos y colocarlas casi a la altura de boca. Luis Enrique mira fijamente al hombre que tiene frente a sí. Su actitud es reflexiva, como de quien pone atención y escucha lo que le están diciendo. El hombre frente a Luis Enrique está de espaldas a la cámara y no se ve su rostro. Solo se aprecia que tiene el cabello negro, largo y rizado, y que usa una especie de coleta que le cae sobre la espalda. También usa cubrebocas, porque en la oreja visible, la del lado derecho, se aprecia el elástico que lo sujeta, además de que se aprecia parte de la montura de sus lentes. Usa una camisa negra.

“No hubo casos de Covid entre la gente en situación de calle”

Luis Enrique Hernández, presidente de la organización El Caracol, asociación civil que recorre Ciudad de México apoyando a las personas que viven en situación de calle, muchos de ellos con alguna discapacidad. Ahora comenzaron con Uber Assist una alianza para trasladarlos a los centros de vacunación pero explica porqué el coronavirus no afectó a las comunidades callejeras.

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21 de mayo de 2021

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Redacción Yo También

Por Bárbara Anderson

Desde hace 25 años Luis Enrique Hernández forma parte de El Caracol, la primera asociación civil que trabaja con niños y niñas, jóvenes, hombres y mujeres, y personas con discapacidad que viven en las calles de la CDMX. 

Si bien no hay datos actualizados (se esperan los resultados de un censo del INEGI de 2020) se calcula que cerca de 4,800 personas viven en situación de calle. Aunque  muchas de estas personas llegaron a vivir en estas comunidades callejeras con alguna discapacidad, la gran mayoría ha adquirido su discapacidad por vivir en la calle. “Los solventes que aspiran muchos de ellos tienen un efecto en el sistema nervioso, disolviendo la mielina de las conexiones nerviosas y afectando el lóbulo frontal. Eso los afecta en la movilidad y en el carácter”, me explica Hernández. 

Cuando comenzó la pandemia en marzo de 2020, sus voluntarios salieron a visitar a estos grupos urbanos para explicarles de manera sencilla de que se trataba el virus y las medidas básicas de protección, además de entregarles cubrebocas, agua y gel. “Pero no ha habido casos, ni muertes ni contagios”, comenta el presidente de El Caracol. ¿La razón? Las personas en situación de calle viven siempre en aislamiento social (nadie se acerca a estos pequeños guetos urbanos) y, al vivir al aire libre, evitaron contagiarse de COVID-19.

¿Cuántas personas con discapacidad viven en situación de calle en la CDMX? 

No sabemos exactamente. El INEGI antes de la pandemia estaba haciendo una muestra de población de calle pero no ha presentado el dato. Para nosotros el dato oficial es el de 2017, de 4,500 personas pero una nota que filtró La Jornada decía que eran cerca de 4,800. 

![Texto en la imagen: "En la calle a las personas con discapacidad las pisotean ... no vales nada en la calle ... siendo chavo de calle no eres nada ... para ellos tú eres como un bebé, eres indefenso''.

Carlos, Ciudadano de las poblaciones callejeras

El Artículo 5 de la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, exige la igualdad y no discriminación. Los Estados Partes prohibirán toda discriminación por motivos de discapacidad y garantizarán a todas las personas con discapacidad protección legal igual y efectiva contra la discriminación por cualquier motiva. Las poblaciones callejeras que viven alguna discapacidad requieren de la protección del estado mexicano y de tratamiento para mejorar su calidad de vida. Por el derecho a la igualdad de condiciones. .. ¡Inclusión sin discriminación!

Promueve sus derechos Consejo para Prevenir y Eliminar la Discriminación de la Ciudad de México Tel: 5341 3010 Instituto para la Integración al Desarrollo de las Personas con Discapacidad del Distrito Federal. Tel: 51281360 El Caracol A.C. México T/F: + (52 55) 5768 1204 www.elcaracol.org [email protected]

Textos Luis Enríque Hernández Aguilar, Diseño, Gerardo Rodríguez Rivera. Inclusión sin discriminación.](https://www.yotambien.mx/wp-content/uploads/2021/05/Postales-Discapacidad-Ficha_01-1.jpg)

¿Es un número alto para una ciudad del tamaño de la capital? __

Es bajo, en comparación con San Paulo que calculan entre 20,000 y 40,000. Pero siempre es difícil hacer un censo con gente en situación de calle porque nos enfrentamos a tres grandes variables: la primera es la movilidad o sea una persona no está siempre en un solo lugar; la segunda es que en la calle puedes encontrar a gente que está viviendo y gente que está trabajando en la calle durante el día pero que en la noche regresan a sus casas y la tercera es los que viven en la calle pero no duermen ahí sino que lo hacen en hoteles o en albergues. 

__¿Cuántos albergues hay en la CDMX? __

Unos cinco o seis.

__¿Cómo se acercan ustedes a las personas con discapacidad en situación de calle? __

Nosotros desde 2013 comenzamos una campaña que se llama “La discapacidad también existe en las calles”, porque las condiciones de vida de las personas en la calle son tan complejas. Es tal el deterioro, la precariedad, la pobreza y el estigma que tienen,  que es difícil tratarlo incluso por la manera en la que ellos viven la discapacidad. Comenzamos a conocer a personas apodadas “el manitas”, “el patas”, “el loco”, que es la manera en que ellos llamaban a quien le faltaba una mano o dedos, o que tenían lesiones en sus piernas o vivían con alguna discapacidad psicosocial. Esto nos llevó a nosotros mismos a hacer un cambio de cómo abordar este estas situaciones.

__¿Cómo fue ese cambio? __

Capacitamos a todo el equipo en torno a una visión diferente de las personas que viven con alguna discapacidad: conseguir sillas de ruedas, prepararnos para poder acompañar a alguna persona con discapacidad psicosocial para que pudiera hacer -si fuera el caso- necesitaba interponer una queja ante la CNDH. Hay un tema que tampoco se conoce que es el de las personas con problemas de lenguaje o que directamente no hablaban. Si bien son pocas  requieren apoyos extras, son personas que no saben lengua de señas mexicanas y solo los podemos ayudar o asistir con ciertas, con pocas señas de lo que quieren decir. 

__¿Estas personas adquirieron la discapacidad por vivir en la calle o llegaron a estas comunidad ya con alguna condición previa? __

Hay personas que por su propia historia de vida, por el tiempo de vida en la calle, por el consumo de sustancias, por los golpes que van recibiendo adquieren “condiciones discapacitantes”. En 2015 comenzamos un estudio con psicólogo para aplicar una batería de preguntas para conocer exactamente estas condiciones. No fue nada sencillo. La encuesta tenía tres apartados y tenía que aplicarse en la calle, en su entorno. La batería contemplaba una prueba motriz, una  prueba de inteligencia (para saber acerca de su memoria de corto, largo plazo y nivel cognitivo) y una tercera psiquiátrica. Pero cada ronda, cada encuesta demoraba 2 horas en promedio y esto es muy complicado de hacer con alguien que vive en la calle. Si bien queríamos 100 cuestionarios completos, solo logramos levantar 22. 

__¿Sirvió lo mismo los datos que consiguieron? __

Sí, si bien no eran el volumen que hubiéramos necesitado sí nos ayudó mucho a entender que había personas que por falta de estimulación, de lectura y de escritura iban perdiendo la memoria o teniendo daños en su memoria de corto y largo plazo. Detectamos que el consumo de solventes generaba casos de depresión y que incluso influyen en pérdida de movilidad. El solvente afecta regularmente el lóbulo frontal y derrite -para decirlo de alguna manera- la mielina del cerebro. Con estas afectaciones comienzan a perder el control de la movilidad tanto en manos y piernas. Lo que sí sabemos es que la mayoría, casi un 80% de las 22 personas con las que estábamos trabajando habían adquirido su discapacidad por vivir en la calle.

__¿Ustedes tienen albergues propios? __

No, y justo las personas que viven con discapacidad nos enseñaron mucho. Como bien dice la Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, ‘cada uno tiene derecho a vivir en comunidad’, entonces partimos de ese mismo principio: la población que está en calle tiene derecho a vivir en comunidad, en la comunidad que ellos mismos eligieron.

… es su voluntad

Claro. Además, los albergues los aíslan de sus redes sociales de apoyo. Si bien los contienen en un espacio seguro, no es ‘su’ espacio, ni su comunidad. 

El modelo que hemos estado impulsando es que las personas renten algunos espacios que les permitan mantenerse juntos. Pero hay un tema económico, porque cuesta conseguir rentas económicas en muchas zonas de la ciudad. 

__¿Qué pasó con la pandemia? __

No tenemos casos de contagio ni de muerte por COVID-19 en la población callejera. Nosotros empezamos nuestra campaña desde el 23 de marzo del 2020 para darles información clara y sencilla de qué era el virus, cómo se contagiaba, cuáles eran las medidas que había que cuidar. (Esa campaña incluyó una serie de gráficos que puedes descargar aquí). Vimos a más de 3,000 personas todo este tiempo. 

__¿A qué atribuyes que justo un grupo tan vulnerable no haya tenido contagios? __

Tenemos algunas hipótesis, pero la más contundente es que la población callejera está en aislamiento social permanente, la gente se les acerca muy poco y además están al aire libre, no están en espacios cerrados.

¿Qué necesitan las personas con discapacidad que viven en situación de calle en la CDMX?

Tres grandes cosas: instituciones que tengan la visión de que la discapacidad, aunque sea generada por la calle, no es su culpa, que la discapacidad es una condición y que es necesario que tengan los ajustes razonables y capacitaciones y sensibilidad de los empleados de las instituciones. Lo segundo son recursos, porque todo lo que le pones el tema de discapacidad es más caro la movilidad es más cara, la atención es más cara, la capacitación es más cara, es decir, atender a una persona que vive con discapacidad es muy caro. El tercero es la sensibilización en educación en torno a sus derechos humanos, yo no creo que sea necesario no sólo para las organizaciones sino para la ciudadanía y para las propias poblaciones callejeras, que sepan cuáles son sus derechos. Nos pasó con una chica que tenía una discapacidad sensorial que cuando llegamos al médico, el médico no la quiso atender porque le dijo que ella era la responsable de estar así y que ella se enojó y tuvimos que interponer una queja ante el Conapred. Allí nos dijeron que ese era el protocolo del médico, que él estaba actuando bien. Yo les decía que ese protocolo estaba mal porque termina discriminando a una población. Sensibilizar no sólo es que te portes bien o que no discrimines, sensibilizar es que revises tus mecanismos, tus reglas, tus programas para que tengan los ajustes necesarios para las personas que viven con discapacidad

__Hablas de ‘las instituciones’, ¿de cuáles en particular? __

 Institutos de atención a población prioritaria, el DIF, los hospitales, los centros de salud, las instituciones que tienen a población callejera. 

__Llevas 27 años en esta organización, llevas 27 años recorriendo las calles de la CDMX, ¿aumentó en este tiempo la población en situación de calle con discapacidad? 

Sí, sí ha aumentado. He visto incluso ahora muchas personas mayores que salen ya con situación discapacitante o con alguna discapacidad a vivir a la calle como su última opción. 

También ha aumentado la cantidad de personas con esquizofrenia o que están en estado psicótico.