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María Cristina Gutiérrez Uribe rodeada de 16 de sus alumnos felices.María Cristina Gutiérrez Uribe rodeada de 16 de sus alumnos felices.

«La música es un medio para desarrollar habilidades y destrezas»

En su espacio SensibilizArte, la maestra Gutiérrez brinda educación musical a niños y niñas con discapacidad. Sus alumnos se destacan en varias disciplinas artísticas.

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9 de marzo de 2022

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Mariana Chávez

Por Mariana Chávez

“Todo comenzó como un reto. En 2008 me invitaron a dar clases en el Taller de Sensibilización Artística de la Escuela de Iniciación Artística No.4 donde trabajaba. Acepté sin imaginar la maravilla de alumnos que encontraría y con ellos mi verdadera vocación”, recuerda la maestra María Cristina Gutiérrez Uribe.

Hoy, ya jubilada, la licenciada en educación musical por parte de la Facultad de Música de la Universidad Nacional Autónoma de México, dedica gran parte de su tiempo a SensibilizArte “Educación Musical Inclusiva”, espacio en el que ofrece talleres de música, solfeo, canto, aprendizaje de piano, flauta y percusión para personas con o sin discapacidad.

Recuerda que cuando comenzó a dar clases en el taller, algo que la sorprendió fue la actitud de sus nuevos estudiantes.

Cristina Gutiérrez desarrolló para el INBA en 2015 el“Programa de Inclusión a la Música para personas con discapacidad y retraso mental leve”

Mientras que sus alumnos regulares solían enfadarse porque a unos les tocaba el pandero rojo y no el azul, o porque les dejaba tarea, los nuevos que vivían con alguna discapacidad, agradecían y participaban, eran constantes, hacían la tarea y se dejaban llevar en las actividades.

Los importantes avances que mostraban impulsaron a las autoridades del Instituto Nacional de Bellas Artes, en 2015, a realizar un plan para darle un seguimiento.

La maestra Cristina quedó a cargo y desarrolló el “Programa de Inclusión a la Música para personas con Discapacidad y Retraso Mental Leve”, en dónde no sólo plasmó la importancia de la educación musical para ellos, sino que desarrolló las directrices para hacerlo.

Para 2018 se le designó coordinadora del Taller de Sensibilización Artística y los alumnos comenzaron a presentarse en diversos escenarios: el Museo de San Carlos, Biblioteca Vasconcelos, Sala Xochipilli de la Facultad de Música de la UNAM, Auditorio del Museo Nacional de las Artes y Museo Mural Diego Rivera, entre otros.

La pandemia, una nueva oportunidad

En 2020, debido a la pandemia de Covid-19, la Escuela de Iniciación Artística No.4 tuvo que cerrar. 

“Cuando mis alumnos del taller se enteraron me preguntaron: ¿y nosotros qué? Su carita me enterneció y si ellos tenían la voluntad de seguir, yo no les podía fallar”, cuenta María Cristina.

Encontró la solución en SensibilizArte, proyecto que había creado en 2017 para ofrecer clases particulares de música a niños regulares y que tras la pandemia había migrado a la modalidad online. 

En un principio pensó que las clases virtuales no funcionarían en la comunidad de alumnos con discapacidad, pero nuevamente ellos le mostraron que no había barreras infranqueables.

“Se conectaban a tiempo, practicaban, se coordinaron para ofrecer conciertos virtuales, además las clases los ayudaron a no deprimirse”.

En 2020 la maestra decidió jubilarse, pero para su sorpresa la mayoría de sus alumnos con discapacidad la siguieron e invitaron a más amigos y compañeros.

Hoy tiene más de 50 alumnos con y sin discapacidad, de entre 2 y 76 años, en todo México y Ecuador.

Cristina sigue en contacto con gran parte de los alumnos de música con los trabajó hasta jubilarse.

Logros más allá de la música

Asegura la maestra María Cristina que esta experiencia le ha dejado más que claro el poder del arte para la inclusión y el desarrollo de habilidades y talentos de personas que viven con discapacidad. De hecho, varios de sus alumnos han destacado en diversas áreas.

Angélica Victoria Díaz Lemus, joven que vive con autismo, hoy estudia la carrera de piano en el Nivel Profesional en la Ecole Normale de Musique de París y Tulio Sebastián García Torres (quien vive con Síndrome de Williams) es músico destacado en guitarra y piano.

Su alumna Guare Rocío Chasin Martínez, quien tiene síndrome de Down, es maestra de zumba y ha sobresalido en el grupo Rotarios de Morelia Michoacán, Emilio Rafael Mercado Espinoza y José Carlos Pacheco Pérez (con síndrome de Down y Williams, respectivamente) son bailarines de danza folclórica.

Yenitzel Yepiz Soto y Francisco Asis Yepiz Soto (ambos con síndrome de Down) destacan en las competencias de patinaje artístico; Diego Salgado López (quien vive con autismo) compite en natación y Eduardo Said Olvera (con retraso mental leve) participa en poesía y canto en la organización Olimpiadas Especiales.

Martín Montiel Ramírez, quien vive con discapacidad intelectual, motora y baja visión, es actor de teatro y Dánae Segura González, con síndrome de Williams, aunque no es sorda domina la Lengua de Señas Mexicana (LSM) y ha ofrecido conciertos en LSM.

“Cada niño o persona con discapacidad tiene cualidades y retos distintos.  Por eso me encanta enseñarles música porque es un medio para desarrollar sus habilidades y destrezas, pero sobre todo para verlos disfrutar y sonreír”.