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Fotografía de Gelisle sentada en una silla de ruedas, viste una blusa color roja con franjas blancas, junto a ella una mujer con una blusa blanca. Ambas están viendo a la cámara.Fotografía de Gelisle sentada en una silla de ruedas, viste una blusa color roja con franjas blancas, junto a ella una mujer con una blusa blanca. Ambas están viendo a la cámara.

“La tormenta la vivimos las pcd al atrevernos a decir yo también puedo”

Gelisle Sánchez asumió en septiembre la presidencia del Colegio de Arquitectos de Campeche con toda la determinación, asegura, que le da ser una pcd y mujer, ya que ambas condiciones en México implican retos mayores.

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27 de noviembre de 2020

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Conversa

Por Débora Montesinos

Apenas en septiembre, Gelisle Sánchez Sosa se convirtió en la primera mujer en ocupar la presidencia de un organismo gremial en 50 años y lo hizo avalada por una trayectoria de trabajo y resultados en al menos tres dirigencias de proyectos que buscan mejorar las condiciones de las personas con discapacidad en general (pcd), y no solo motriz que es la que la ha llevado a ser usuaria de silla de ruedas después de un accidente.

Lograrlo no ha sido sencillo, según admite, porque —resultado de la lesión medular que tiene— vive con dolor crónico y es alérgica a todo tipo de analgésicos. Sin embargo, en el trabajo encontró la mejor medicina que le permite olvidarse del dolor y enfocarse en iniciativas que se traducen en mejoras para la vida de las pcd.

Gelisle Sánchez dice estar consciente de que para alcanzar sus objetivos debe sobreponerse a la discriminación y la violencia que aún hoy se ejerce contra las mujeres, y más si se trata de mujeres con discapacidad: “Me gustaría decir que es un proceso normal, pero sabes que a nosotros se nos complica mucho, también, ganarnos la confianza de la gente para siquiera iniciar estos procesos”.

¿Cómo es que llegas al nuevo cargo gremial?

Voy a decir algo que nunca me había pasado, pero que en esta ocasión me ocurrió. Este cargo en especial no lo había considerado inicialmente. Soy presidenta de otras tres organizaciones, que trabajan, no están de ociosas, sino que trabajan de manera constante y que han convenido con órganos autónomos de gobierno e impulsan proyectos con temáticas diferentes. Una de ellas, evidentemente, trabaja la discapacidad, que es el área que me mantiene muy cerca de los mecanismos de monitoreo de la Convención en las comisiones de derechos humanos, y otra tiene que ver con el fortalecimiento de la sociedad civil, por ejemplo, pero presido tres espacios en este momento.

Este es el órgano colegiado de mi profesión de inicio, que es la Arquitectura, porque tengo dos carreras en mi haber. Soy también maestra de educación secundaria por magisterio, con especialización en matemáticas, y tengo también una maestría en Enseñanza y Producción de Artes Visuales, que es la que me permitió, irónicamente, empezar a creer que la discapacidad tenía cura, hablando como una problemática social, al comprender cómo algo se podía combatir cambiando los discursos. Así empecé a colaborar con mi gremio hace 15 años como parte de mi rehabilitación física.

¿Cómo es eso?

Viví un accidente que me coloca en una condición de discapacidad y, después de rehabilitarme físicamente, veo que hay pocos espacios de rehabilitación social; si hoy son escasos, hace 15 años había menos. No había espacios donde te enseñen a hablar nuevamente con la gente, porque la rehabilitación de una lesión medular es muy lenta, es de temporalidad muy larga: son dos años hasta que puedes sentarte en una silla de ruedas y estar cómoda. Así que mi primer trabajo fue en el Colegio y le tenía un amor y cariño muy especial. Después, se dio la oportunidad de pertenecer a él en un consejo directivo, pero yo sentí que estaba forzándome demasiado, decliné y me retiré del consejo tres meses antes de las votaciones.

Entonces, ¿cómo regresas al liderazgo gremial?

Un grupo de arquitectos me hizo la invitación directamente para que contendiera. Me da un voto de confianza para dirigir un proyecto que me coloca en esta posición. Por eso esto es diferente: soy una persona que trata de incluirse, pero aquí me había excluido y es cuando me llaman, así que regreso motivada e hicimos un proyecto para realizar un plan de trabajo coordinado, en equipo, totalmente incluyente, participativo, en un ejercicio que pocas veces he podido observar y que permitió ganar las votaciones.

¿Y ahora, ya no sentirás que estás esforzándote de más?

Soy una persona que físicamente es alérgica casi a cualquier analgésico y la lesión medular me causa dolor crónico. La única medicina que a mí me ha logrado mantener viva para no sufrir el dolor crónico es el trabajo.

Generalmente nos limitan los espacios de inclusión laboral, porque somos personas que vivimos discriminación laboral, y de pronto para mí se abrieron estos espacios del Tercer Sector y a mí me pudo encantar este sector que sí me permite la solución inmediata de problemáticas sociales; que sí me permite la participación en el diseño de políticas públicas que pueden ayudar a mejorar la vidas de pcd directamente y, ahora, desde esta área que ya había empezado a trabajar en materia de políticas públicas para mejorar la accesibilidad, y tengo proyectos para impulsar no solo a nivel estatal, sino regional y nacional. Estoy vigente elaborando proyectos de impacto social. Tengo ahora la formulación del Colegio de Intérpretes y Traductores para el estado de Campeche, que es una necesidad también, como los temas de género y la discapacidad con énfasis en la inclusión y la defensa de los derechos de las pcd.

¿Cómo lo lograrás?

Las personas con discapacidad si de algo no carecemos es de falta de determinación; somos personas que cuando nos fijamos una meta, lo logramos, y eso es algo poco conocido. El estigma sobre nosotros es un poco ser más objetos de asistencia, cuando no se explota esa parte que tenemos de perseverancia y tenacidad para conseguir nuestros objetivos. Somos personas que hacemos esfuerzos extraordinarios para conseguir lo que necesitamos. Eso es lo que a mí me gusta decirles a las pcd, que reconozcan la fortaleza que tienen para lograr las cosas, porque no es fácil vivir con discapacidad, no es fácil que haya obstáculos de manera constante, y tener que vencerlos nos hace deportistas extremos en esta materia. Por eso, la noche que rendí protesta bajo una tormenta no solo fue de forma literal: la tormenta la vivimos las personas con discapacidad al atrevernos a decir: yo también, yo también puedo. 


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