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Fotografía de un hombre joven, corpulento, de tez clara, bigote y barba oscura, viste una camiseta blanca de algodón con la palabra Lucasio en letras negras que ocupa todo el frente de ella y una cachucha blanca. Dobla su brazo derecho y el codo casi está a la altura de su hombro, con uno de los dedos de la mano apunta hacia arriba.Fotografía de un hombre joven, corpulento, de tez clara, bigote y barba oscura, viste una camiseta blanca de algodón con la palabra Lucasio en letras negras que ocupa todo el frente de ella y una cachucha blanca. Dobla su brazo derecho y el codo casi está a la altura de su hombro, con uno de los dedos de la mano apunta hacia arriba.

Una carrera para siempre

En nombre de su hijo Lucas, Sopitas corrió para ayudar a otros niños con discapacidad.

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28 de octubre de 2021

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Redacción Yo También

Por Ivett Rangel

Ser papá de Lucas se ha transformado en un compromiso de por vida para Francisco Alanís, por todos conocido como Sopitas por el portal que fundó. 

Lucas nació en 2018 con Complejo OEIS, que produce, entre varias condiciones, defectos espinales. 

No sobrevivió, pero dejó en su papá el deseo de ayudar a otros niños con alguna discapacidad física, al igual que a sus padres. 

De ahí que la organización sin fines de lucro Get Kids Going, con base en Inglaterra, le invitara a correr el Maratón de Londres para recaudar fondos en su nombre. Pero la pandemia cambió el plan en dos ocasiones, primero porque se canceló la competencia en 2020 y después porque se cerraron las fronteras para los mexicanos en este año. 

Lo que no se modificó fueron sus intenciones de correr en beneficio de los niños. Así, el pasado 10 de octubre corrió el Maratón de Chicago, donde ya tenía un espacio reservado para 2022, pero pudo usarlo antes para apoyar a Apac (Asociación Pro Personas con Parálisis Cerebral). 

“Quise apoyar a una organización que estuviera en México; fue un proyecto que mantuve personal. Hice una aportación para que 16 chicos pudieran completar sus terapias, cinco por un año y once por seis meses.

“No pedí apoyo porque, este año, que ha sido tan difícil para todos, me parecía superfluo pedir dinero para correr en Londres o Chicago, aunque fuera para ayudar a otros, pero para 2022 sí lo haré a través de una crowdfunding”,  comenta el comunicólogo.

Un proyecto personal con el que apoya a niños y niñas con parálisis cerebral.

A la pregunta de cómo le fue en el maratón de Chicago, responde con un llano “lo logré”. Sin orgullo porque tardó cinco horas en alcanzar la meta y los últimos 10 kilómetros los recorrió lastimado de un tobillo. Ahora se encuentra en rehabilitación.

“Ya había corrido un maratón en 2018 (antes de que naciera Lucas) y, aunque nunca dejé de correr, la verdad es que tenía mucho miedo de no acabarlo”, dice. 

Espera sentirse bien para el medio maratón de la Ciudad de México, el próximo 19 de diciembre, si no, correrá otro maratón completo para 2022.

Actualmente, los maratones son actividades emblemáticas de algunas ciudades del mundo, como en el caso de Chicago, a la que se bautizó como “la capital del mundo para corredores”. 

Estas competencias se vuelven una atracción turística, por eso hay actividades y espacios especiales para ayudar a fundaciones de caridad, como el caso del de Londres. 

El Maratón de Nueva York, por ejemplo, es en sí es parte de una cadena de ayuda, pues los fondos que se recaban son destinados a la beneficencia. 

Sopitas reconoce la oportunidad de ayudar a otros mediante las competencias de eco internacional. 

“Es una opción de hacer aportaciones y de ayudar a los chicos que lo requieran, además de apoyar a estas asociaciones para que sepan todos que existen, que la gente pueda conectar con ellas”, señala.

Satisfacción al cumplir su causa personal.

En el maratón vecino

Este año, la Asociación Atlética de Boston otorgó títulos y premios en efectivo a corredores en tres nuevas divisiones: discapacidades visuales, discapacidades de la parte superior del cuerpo y de la parte inferior del cuerpo.

Además de que otorgó un reconocimiento a Dick y Rick Hoyt, padre e hijo, quienes hicieron historia en el mundo del deporte y la discapacidad. Dick empujó la silla de ruedas de su hijo, un joven con paraplejia y parálisis cerebral durante 32 maratones en esta ciudad, aunque en su haber hubo más de mil carreras como el célebre Team Hoyt.