Opacidad y temor de contagios, en la ‘mochila’ del alumnado con discapacidad
El regreso a clases presenciales tiene una carga diferente para las madres y padres de familia que tienen hijas o hijos con discapacidad, al riesgo del contagio se suma el temor a que pierdan el ciclo escolar.
30 de agosto de 2021
Redacción Yo También
Por Redacción Yo También
Este regreso a clases presenciales en México no tiene el mismo sabor para todo el estudiantado. Las niñas, niños y adolescentes con discapacidad viven una realidad diferente que, otra vez, los coloca en una categoría especial para la que no hay ni siquiera la información precisa a la que tienen derecho sus padres y madres, aunque exista la obligación de que cumplan con lo dispuesto por las autoridades, como publicamos en una reciente nota que puedes leer aquí.Ni la secretaría de Educación Pública ni la de Salud -que hasta convocó a un grupo de asociaciones para supuestamente establecer criterios de vacunación prioritaria para pcd– han dado respuesta puntual a las dudas de quienes tienen una hija o un hijo con discapacidad sobre si cuando México vive una tercera ola de contagios de Covid deben o no procurar que sus hijos regresen a clases presenciales o si será posible que tengan la guía de un profesor a distancia, como en teoría ocurrió en el primer año y medio de pandemia.
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Contrario a ello, cada vez son más los maestros y maestras de educación especial que imparten clases en escuelas públicas que han dicho a los y las responsables de su alumnado que ya no tienen autorización para guiarlos en línea, así que en los hechos se puso fin al modelo híbrido de educación que se manejaba.
Esta situación los y las coloca en la disyuntiva de llevarlos a la escuela con el riesgo mayor de un contagio por su condición de discapacidad o mantenerlos en casa sabiendo que en la mayoría de los casos eso significa atrasos o perder los avances que habían mostrado.
Doble presión en las escuelas públicas
«Las autoridades educativas y federales están presionando a las familias con el acuerdo publicado el viernes donde dice que las actividades serán presenciales y que no habrá atención a distancia de parte de docentes, sólo que sigan Aprende en casa», nos comparte una maestra de uno de los CAEM que operan en Ciudad de México a quien llamaremos Pilar, porque teme a las represalias que pudiera haber contra ella
«Me acaba de enviar un mensaje una mamá de mi grupo del año pasado con lo que les pusieron de información en una secundaria y se alarmó», nos dice Pilar, que accedió a compartirnos la copia de la conversación que tuvieron en mensajes instantáneos.
Parte de la conversación de una madre de familia con «Pilar».
Parte de la conversación de una madre de familia con «Pilar».
La madre de familia considera que las especificaciones recibidas son en general y no atienden las diferentes necesidades de los niños, niñas y adolescentes con discapacidad.
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«La situación sí es complicada, porque es un hecho que habrá que redoblar la atención sobre cada uno de los alumnos. No es solo que aprendan lo que veamos en clase, sino que ahora la atención estará centrada en evitar que se quiten el cubrebocas o que se acerquen demasiado entre ellos o, más aún, que puedan llevarse a la boca algo que alguien más tocó», dice Pilar.
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Además, dice, hay que tomar en cuenta las condiciones de higiene que tenga cada plantel. Algunas padres y madres de familia se han organizado para limpiar los espacios de la escuela, pero ellos no podrán estar siempre o quizá no puedan aportar los artículos necesarios para garantizar la limpieza. Y algo importante, recordar que en ocasiones falta el agua en las instalaciones.
Una realidad diferente
El regreso a clases presencial o híbrido puede vivirse de manera diferente para algunos alumnos y alumnas con discapacidad inscritos en una escuela privada. Por ejemplo, la Asociación Mexicana Anne Sullivan (ASOMAS) anunció que el regreso al ciclo escolar 2021-2022 será bajo un modelo híbrido aunque no de forma simultánea.
En un principio, arrancarán con clases de forma on line y retomarán las sesiones presenciales una vez que todos estén vacunados y entonces se centrarán en el programa integral que busca favorecer el desarrollo de los alumnos. El objetivo es recuperar el trabajo en el área física ya que fue minimizado durante la pandemia, dice Isabel Galíndez, directora general de ASOMAS.
“Esta contingencia sanitaria nos demostró que la educación especial puede continuar aunque no sea lo más óptimo para nuestra población con sordoceguera y discapacidad múltiple. Sin embargo, no nos detuvo y pudimos seguir acompañando a las familias, vía online a falta de contacto presencial, una cuestión que es importantísima dada su condición” explicó Galíndez.
Aprendimos a escuchar a las familias, entender sus necesidades emocionales y unir fuerzas ante los cambios en las rutinas que todos enfrentamos. Ellas fueron nuestras manos a la hora de trabajar, nuestras terapeutas y maestras a distancia.
Por otro lado, destacó que la pandemia trajo consigo la necesidad de adaptación y de esta forma, los alumnos aprendieron a utilizar tecnología, fortalecieron sus habilidades en actividades cotidianas, llevaron una mejor gestión de sus emociones y comprendieron la importancia de la inclusión familiar por lo que pese a la contingencia y las limitantes, los resultados durante el pasado ciclo escolar fueron exitosos.
Esto se demuestra, resalta, con el hecho de que 25 alumnos con sordoceguera y otras discapacidades se graduaran en estas difíciles circunstancias.
“La pandemia nos obligó a ser más flexibles en las planeaciones, ejecutar las presentaciones de las actividades con mayor precisión y por ende ser más empáticos ante esta crisis»,
dijo Galindez.