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Katia D'ArtiguesKatia D'Artigues

La culpa es de la mujer siempre. ¿Neta, en serio?

El “club de Toby” que opera en México se encargan no solo de protegerse, sino de revictimizar a las mujeres y llevar al olvido las violencias que viven. Es tiempo de que eso cambie.

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29 de julio de 2022

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Katia D'Artigues

La culpa la tiene Luz Raquel Padilla. Por tener un hijo con trastorno del espectro autista que hacía mucho ruido. Su culpa se materializa porque, según la Fiscalía del estado de Jalisco, ella compró alcohol y un encendedor. Porque movió sus cámaras de vigilancia en el domicilio y entonces -eureka- fue ella la culpable de las pintas feminicidas que ella un día después, denunció.

¿En serio?

Sí, en serio. La Fiscalía se atrevió a trazar una narrativa donde Luz Raquel fue “autoatentado”. Y además, chantajista.

Se llama revictimizar a una persona y sí, víctima. Revictimización, con sus seis largas sílabas El no averiguar con perspectiva de género y discapacidad los hechos. Podemos estar ante el primer crimen de odio documentado hacia personas con discapacidad en México.

Es el ejemplo de no averiguar, investigar y condenar los 10 feminicidios diarios contra mujeres. En México es muy “barato” asesinar mujeres por ser mujeres: nadie lo investiga, permanecen impunes.

Hay un “Club de Toby”, de hombres, que se encargan de que así suceda. Y que se protegen entre ellos.La culpa la tiene la mujer por usar minifalda e incitar al hombre-animal. Son como brujas del medioevo. El 97 por ciento de los asesinatos de mujeres deben considerarse feminicidios.

Peor si se encargan ellas solas de sus hijos o adultos con discapacidad, enfermedad (que no es una discapacidad) o solo adultos mayores. ¿no son las responsables de ello?

La emergencia de la violencia contra las mujeres es innegable. Declaraciones como que “entristece” al gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro, uno de los más destacados cuadros de la oposición… pues da tristeza. Hace comprender la incomprensión, la falta de compromiso de todos lados hacia las mujeres cuidadoras con discapacidad.

¿Y el Estado de “Bienestar” qué? ¿Y el tan cacareado Sistema Nacional de Cuidados? ¿En qué etapa y con cuál presupuesto se presentará el 8 de septiembre una iniciativa tan de izquierda, tan para todos?

Nos dejan solas, es la verdad.

Como el caso de Debanhi Escobar: tres autopsias después no sabemos qué pasó. Discúlpeme, pero, ¿con cuál confianza habríamos de dar por bueno a una fiscalía que, violando la ley, da a conocer datos inconexos de un crimen? Y que sugiere, para variar un “autoatentado”, más que feminicidio.

La violencia feminicida fue definida por primera vez en un decreto publicado en el Diario Oficial de la Federación como “la forma más extrema de violencia hacia las mujeres, producto de la violación de derechos humanos por conductas misóginas e impunidad que pueden culminar en el homicidio”.

En su tesis de maestría, la historiadora Camila Ordorica hace un repaso de la historia conceptual del término feminicidio y subraya la importancia de la labor de la antropóloga Marcela Lagarde y De los Ríos. La académica tomó el concepto estadounidense de femicide –asesinato misógino de mujeres perpetrado por hombres–, pero le añadió la señalización de cómplice de los crímenes de género al Estado mexicano.

Desde el 14 de julio de 2012, el Código Penal Federal contempla al feminicidio en su artículo 325, capítulo V, entre los delitos contra la vida y la integridad corporal. Aquel que comete feminicidio es “quien prive de la vida a una mujer por razones de género”.

Entre las “razones de género” se encuentran la violencia sexual; antecedentes de violencia familiar, laboral o escolar; relación afectiva, sentimental o de confianza entre el victimario y la víctima; incomunicación de la víctima; y exposición o exhibición del cuerpo de la víctima en un lugar público.

Adicionalmente, el artículo 120 del Código Penal estatal del estado de Michoacán establece que el feminicidio se considerará homicidio calificado, castigado con veinte a cuarenta años de prisión.

Todos los días hay una Luz Raquel. Quizá no quemada hasta su muerte, pero sí violentada, casi seguro sin apoyos. Sola, sin pareja, la gran mayoría de las veces.

Eso tiene que cambiar. En Yo También exigimos que eso cambie, que se tracen medidas para que esto cambie. Claro que hay que crear un Sistema Nacional de Cuidados… y con presupuesto.

Y nos sumamos a las más de 300 organizaciones y personas para que el feminicidio de Luz Raquel sea atraído por la Fiscalía General de la República, que se haga algo por evitar la no repetición y reparación (si algo así existe) del daño. Te https://twitter.com/yocuidomexico/status/1552722520314241026?s=20&t=T3Lzxq8V5LLlMeCpTJOk5Q puedes sumar acá

Por Katia D’Artigues