Hace 26 años, también un 31 de agosto, un trágico accidente en París marcó la historia de la familia real británica y dejó un triste recuerdo para el mundo entero. Tras una angustiosa huida de los paparazzi, el auto donde viajaba la Lady Di, la princesa Diana de Gales, se estrelló causando su muerte.
Lady Di, como era popularmente conocida, fue una mujer increíblemente carismática, que robaba los ojos de todos quienes seguían a la realeza británica, pero también polémica. Esto último obedece a la forma en que rompió reglas no escritas, modificó la relación con el pueblo británico, acercándose más a ellos y ellas y, también, en un momento de su vida por los retos de salud mental que enfrentó y que contó de propia voz.
La princesa Diana vivía con depresión, por lo que fue tratada con antidepresivos y pastillas para dormir, pero siempre bajo secreto y con el estigma que hasta ahora cargan las condiciones mentales, pero que en los 80 eran aún más grandes.
Que no fuera a ser ‘hereditario’: la Reina
En 1983, el doctor Alan McGlashan escribió una carta revelada en 2017 por DailyMail donde hablaba del temor de la Corona por vivir un “desastre dinástico” ante las condiciones que presentaba la princesa Diana.
La Reina Isabel temía que sus condiciones mentales pudieran ser hereditarias y pusiera en riesgo la salud de sus hijos, William y Harry, futuros herederos a la corona. En ese entonces, la princesa tenía recurrentes sueños sobre gigantescos monstruos marinos.
Sin embargo, el doctor McGlashan no tenía un diagnóstico tan pesimista para ella: “Llegué a la conclusión que es una chica normal cuyos problemas eran emocionales, no patológicos. Sus médicos la habían tratado como una paciente con una oscura y peligrosa enfermedad”.
Además, se quejó del trato que le daban, ya que consideraba que se dirigían a ella “como si fuese de porcelana”, lo que acabó por distanciarla del equipo de especialistas y de un posible tratamiento que la ayudara.

El tabú sobre salud mental que rompió Lady Di
La propia princesa Diana habló sobre todos estos temas, hasta ese entonces rumores que la familia real se esforzaba en esconder, en el documental Diana: en sus propias palabras, donde se revelaron audios y entrevistas nunca antes escuchadas.
“La bulimia comenzó una semana antes del compromiso. Mi marido puso una mano en mi cintura y dijo: ‘Un poco gordita por aquí ¿verdad?’. Eso provocó algo en mí”.
La depresión y las constantes pesadillas no eran lo único con lo que vivía la después llamada “Princesa del Pueblo”. Al cuadro clínico se sumaban bulimia, baja autoestima y paranoia, así como autolesiones cuando pasaba momentos de crisis.
En alguna ocasión, contó cómo intentó cortarse las venas ante la falta de atención de su marido, el príncipe Carlos, o cómo la propia depresión la hizo arrojarse por las escaleras cuando estaba embarazada del príncipe William.
Todo esto quedó documentado en la biografía escrita por Sally Bedell Smith, “Diana in search of herself: portrait of a troubled princess”, quien habló de los puntos más difíciles de la princesa, así como de la conflictiva relación que tuvo con su esposo y que sólo agravaban sus malestares.
El esfuerzo de Lady Di
Desde su infancia, la princesa Diana vivió momentos difíciles. Vivió el abandono de su madre y quedó bajo la custodia de su padre.
MgGlashan, su médico, la describe como “una chica infeliz, enfrentando situaciones en varios frentes que encuentra difíciles de afrontar, pero haciendo un corajudo esfuerzo para lograrlo”.
¿Sabías qué? La bulimia es un trastorno de la conducta alimentaria. Las personas que lo tienen presentan una imagen distorsionada de su cuerpo. Tienen episodios regulares donde ingieren una gran cantidad de comida y luego utilizan diversas opciones para evitar el aumento de peso, como el uso no controlado de laxantes, vómitos o aumento de la actividad física, dice la Fundación Caser. Afecta más a mujeres que hombres y es más común en adolescentes y mujeres jóvenes. La bulimia es un trastorno complejo que debe ser tratado por un equipo de especialistas como psicólogos, psiquiatras, endocrinólogos y nutriólogos. En México, según datos de 2017 de la secretaría de Salud, se presentaban anualmente 20 mil casos de anorexia y bulimia.
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