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Susana Argüelles y Yessica Andreina Villamizar con sus hijos con discapacidad.Susana Argüelles y Yessica Andreina Villamizar con sus hijos con discapacidad.

La unión hace la fuerza: dos mamás de hijos con discapacidad muestran cómo

Susana Argüelles y Yessica Andreina Villamizar se conocieron en una rehabilitación para sus hijos con discapacidad; desde entonces formaron una amistad entrañable y se unieron para ayudar a otras familias.

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19 de septiembre de 2022

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Karina González Fauerman

A Susana y a Yessica las une no solo la maternidad sino también tener un hijo con parálisis cerebral. Se conocieron en APAC y desde entonces se han apoyado moral y económicamente.

“Durante la pandemia Yessica empezó a vender café y me dijo que si yo también quería venderlo la ganancia sería para mí. Eso me ayudó mucho porque acababan de operar a mi hijo Oscar y su cirugía costó 120 mil pesos.

“Yessica es una persona muy importante en mi vida, su amistad y compañía son de suma importancia. Me aconseja y es una mamá súper trabajadora que me impulsa a emprender y me guía en todo momento”, explica Susana, quien además de Oscar, de tres años, también es mamá de Marielena y Nina Sofía, de 6 años y 4 años, respectivamente.

Después de vender café y con el fin de solventar los gastos de Oscar, quien nació prematuro de 31 semanas, y tras una compleja hospitalización de cinco meses presentó secuelas como parálisis cerebral, hidrocefalia, leucomalacia, displasia pulmonar, hipotonía, epilepsia, convulsiones y sordera de lado derecho, Susana abrió su propio negocio llamado Tak-ito, donde vende tacos de canasta, frijol y papas con longaniza, chicharrón y algunos postres como flan de cajeta, queso Philadelphia y nuez y gelatina de piña.

Actualmente Oscar recibe terapia pulmonar (para que pueda sacar las secreciones que se acumulan en los pulmones), ocupacional, de lenguaje, física (para tener mayor movilidad) e hidroterapia. Además, acude a distintas consultas de pediatría, neurocirugía, neurología pediátrica, neurooftalmología, nutrición y foniatría.

Adicionalmente, toma terapias particulares en Teletón tres veces a la semana o todos los días, según lo agenden. También en su casa dedica cuatro horas diarias a la terapia física. 

“Mi hijo necesita ir constantemente a consultas, terapias y comprar aparatos auxiliares y medicamentos. Por ello decidí emprender un negocio desde casa que me permita ganar un ingreso extra para ayudar a mi esposo, quien es el principal proveedor económico”.   

Enfrentarse a los prejuicios sociales es un reto para Susana, ya que cuando Oscar era más pequeño tenía la cabeza deformada y algunas personas en el transporte se reían o se mostraban incómodas. En una ocasión hubo quien le dijo que era un castigo de Dios.

“Una persona me dijo que por qué ayudo a alguien sin futuro. Pocos muestran empatía y valores, pero gracias a la ayuda psicológica he podido manejar mis emociones”.

Aunque está desfasado respecto a su edad, gracias a la constancia y empeño, actualmente Oscar ya puede sentarse, levantarse y da sus primeros pasos con apoyo. En cuanto a lenguaje, dice varias palabras e, incluso, le gusta cantar.

Como mamá de Oscar, Susana quiere lograr que su hijo sea autosuficiente y que lleve su vida lo más normal posible.

“Su diagnóstico no significa que su destino sea diferente al de los demás, simplemente requiere trabajar otro tipo de estilo de vida”.

Un café hecho con amor

Gael, tiene tres años y su diagnóstico es parálisis cerebral discinética, hipotonía central e hipoacusia bilateral profunda. Yessica, su mamá, es su cuidadora principal.

De los siete días de la semana, dedica cinco días a las terapias de rehabilitación que requiere su hijo: Lengua de Señas Mexicana (LSM); lenguaje para el desarrollo del habla y fuerza para proyectar sonidos además de control salival; física y ocupacional con el fin de fortalecer y encontrar sentido a cómo ocupar el cuerpo, así como marcha con Robot (simulador de marcha) e hidroterapia para el fortalecimiento muscular.

Durante la pandemia, Yessica y su esposo se quedaron sin trabajo. De ahí surgió Café con Causa, donde venden bolsas de café molido fino para preparar en cafetera, de olla o frío. 

“En nuestra casa la rehabilitación es tan importante como la alimentación. Destinamos el 70 por ciento de las ganancias para las terapias de Gael y el 30 por ciento restante para reinvertir”.

Como mamá de Gael, Yessica busca oportunidades, no solo desafíos. Simplifica y va a lo esencial, acepta la situación sin victimizarse y suelta lo que no depende de ella. Además de darle atención total a su hijo, empieza a retomar su profesión de psicóloga.

“Espero que Gael tenga voz propia sin importar las limitaciones físicas, que sea respetado como cualquier otro ser humano y que sea feliz”.

Para ella, Susana ha sido una persona clave en su vida, no solo en lo emocional, sino también en lo profesional, ya que es contadora y la orienta muchísimo.

Solidaridad sin límites

Además de atender sus propios negocios, Susana y Yessica buscan apoyar a padres y madres que deseen tener ingresos extras para costear la rehabilitación de sus hijos o familiares a través de programas de colecta.

A mamás con niños con cáncer y para una pequeña que necesita trasplante de corazón, Susana les ha donado tacos, flan y gelatina para que puedan rifarlos y quedarse con la ganancia.

También hacen entrega de juguetes en diciembre y en el Día del Niño en hospitales y diferentes casas hogar. Asimismo, realizan colectas para embellecer a una mamá cuidadora y les arman kits de belleza con productos de marcas reconocidas. En este mes iniciarán la colecta para comprar andadoras.

Por su parte, a través de la venta de café, Yessica también les brinda a las familias de niños con parálisis cerebral, miopatía cardíaca y autismo, entre otras condiciones, la oportunidad de generar ingresos.

Por Karina González Fauerman