Tamara tiene 30 años y está a punto de ser mamá. La acompañan Ella, Maylen y Rosi (nombre ficticio), quienes la reciben en la sala de su casa comunitaria.
Las cuatro son madres solteras con discapacidad intelectual y viven junto a sus cuatro hijos —sin contar el quinto que está por venir— en la casa Madres Capaces.
Se trata de un proyecto de semiautonomía de la Fundación A LA PAR donde se ofrece dos años de vivienda a mujeres con discapacidad intelectual y a sus hijos de no más de 8 años, además de apoyo integral para ejercer una maternidad responsable, reportó el portal español El Diario.
Julia Gutiérrez, la coordinadora del proyecto, brinda apoyo a las madres junto a una psicóloga, una educadora y una preparadora laboral que persigue que consigan un empleo que pueda darles independencia y estabilidad.
El origen de Madres Capaces
Madres Capaces, un proyecto único en España, nació apenas en mayo de 2023 cuando la fundación encontró casos de madres solteras con historias personales graves “y en los que el riesgo de que se les arrebatase a sus hijos era inminente, principalmente por la falta de apoyos y recursos”, explicó Myriam Becerril, directora del área de Apoyo Psicosocial de la organización.
Las habitantes de la casa no tienen una red familiar estable o bien, están solas, sin el apoyo de parte de sus familias ni de los padres de sus hijos.
“Las cuatro han sufrido malos tratos, han sido estigmatizadas, discriminadas e infantilizadas por su entorno. Algunas han sufrido violencia machista e incluso han tenido que dejar a sus hijos por diferentes motivos. Como le ha ocurrido a Tamara; Rosi (de 29 años y quien lleva tres meses en la casa con la pequeña Saray de 3), tiene otros dos hijos de 9 y 8 años que viven tutelados con otros familiares”, indicó el diario.

Amenazas y discriminación
Las usuarias compartieron sus experiencias como madres, desde miradas ‘raras’ hasta amenazas de quitarles a sus hijos por falta de ‘capacidad para sacarles adelante’.
“Realmente todas las madres y padres del mundo necesitan apoyo cuando tienen hijos y nosotras no somos menos por ello aunque tengamos discapacidad. A todos los que nos han estigmatizado en nuestra vida ahora les diría que primero vean cómo ejerzo de madre y después digan lo que quieran. Lo importante de la maternidad es el amor e implicación que tengamos, y de eso nos sobra”, contó Tamara.
En la casa, la fundación trabaja para que estas madres aprendan las claves de la crianza, la formación de vínculos materno afectivos, los límites, la organización de un hogar, controlar las relaciones sexo-afectivas, ser independientes, junto a otros temas más básicos como ir al médico, a la farmacia o hacer las compras.
Los hijos van a una escuela cercana y durante el verano asisten a un campamento, lo que permite que las madres hagan su vida independiente durante el día.
Laura, la educadora, va a la casa cada tarde durante cuatro horas para trabajar con las madres. Los lunes son de asamblea, martes y jueves de talleres y los miércoles hay un programa individualizado de atención donde se trabajan objetivos particulares de cada familia.
Rutinas y convivencia, factores clave
“Es un espacio para lo que cada una necesite. Por ejemplo, Rosi quiere aprender a ahorrar para que, en cuanto consiga trabajo, pueda empezar a buscar pisos. Desde la fundación la ayudamos en todo el proceso. En general, les hemos tenido que apoyar con aspectos como los horarios y la rutina ya que los niños se acostaban antes muy tarde, lo que hacía que ellas no tuvieran espacio para sí mismas”, dijo Julia.
Los sábados hay salidas de ocio, y viernes y domingos son libres para que las madres compartan con sus hijos.
Julia apunta que la convivencia entre iguales ha sido clave para su evolución.
“Comparten experiencias y se empapan de las formas de crianza diferentes que tienen sus compañeras. En sus conversaciones se nota que son mujeres supervivientes. Más que la discapacidad, hemos detectado que el problema está en el modelo de maternidad que han aprendido en su casa porque esos patrones se repiten. Están aprendiendo a tener claro quién es la madre y quién es el hijo, porque en ocasiones esos papeles se desdibujan por la experiencia que han tenido con la familia”, asegura la coordinadora.
Una vez finalizada su estancia en la casa, la fundación seguirá dándoles apoyo, especialmente en lo que se refiere a las necesidades escolares de los hijos.
Actualmente el proyecto atiende a 12 madres y 15 niños.
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