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Fotografía de una adolescente de tez blanca, cabello café, largo, lacio, que le cae a los lados hasta a mitad del pecho, viste un suéter gris-azul, de manga larga. Está sentada frente a una mesa y tiene los brazos cruzados sobre la mesa, donde está de pie la figura de un pingüino y un bloque de libros de cuentos. dos sobre la mesa, donde está de pie la figura de un pingüino y un libro, el primer que ella escribió.Fotografía de una adolescente de tez blanca, cabello café, largo, lacio, que le cae a los lados hasta a mitad del pecho, viste un suéter gris-azul, de manga larga. Está sentada frente a una mesa y tiene los brazos cruzados sobre la mesa, donde está de pie la figura de un pingüino y un bloque de libros de cuentos. dos sobre la mesa, donde está de pie la figura de un pingüino y un libro, el primer que ella escribió.

«Nunca hay que dudar de nuestras habilidades, somos capaces»

La adolescente escribe libros cuyas ventas están destinadas a la compra y entrega de prótesis y órtesis para personas con parálisis cerebral.

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16 de noviembre de 2021

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Redacción Yo También

Por Itzel Ramírez

Desde una silla de ruedas, el mundo es otro, cuenta Audrey White, una adolescente que a los 14 años publicó “El baile de Sam”, un libro que recaudó fondos destinados a la entrega de prótesis y órtesis para personas con parálisis cerebral.

Una intervención quirúrgica la mantuvo dos meses sin poder caminar, obligada a usar primero una silla de ruedas y después una andadera, luego a aprender nuevamente cómo desplazarse por sí misma, en una experiencia que la puso en los zapatos de la discapacidad. Con la intención de ayudar y la literatura por pasión, Audrey White -el  seudónimo que eligió-, empezó a escribir las aventuras del pingüino Sam que, como ella, adora bailar y que tendrá que enfrentar los estigmas de quienes le rodean para poder hacer lo que le gusta.

Con 17 años y en su último año de preparatoria, la escritora planea estudiar Ingeniería Biomédica, en México o en universidades canadienses. Especialmente, cuenta, quiere dedicarse a la regeneración celular y a la impresión de órganos 3D.Eso, claro, sin dejar de lado a Sam.

Terminados sus exámenes finales y entre la búsqueda de ángeles inversores para su segundo libro (también con el pingüino como protagonista), Audrey se da un tiempo para platicar sobre sus proyectos literarios y por qué ha elegido dedicar sus esfuerzos a las personas con discapacidad.

¿Cómo nace el proyecto de escribir sobre discapacidad?

Estaba en tercero de secundaria y tenía la iniciativa de hacer algo con enfoque social y desde primero había descubierto que me gustaba mucho la parte de escritura y de literatura y que tenía un talento en eso; un año antes me recortaron tendones para corregir el pie plano que tenía, eso hizo que estuviera en silla de ruedas por dos meses y con las dos piernas enyesadas y tuve que volver a vivir el proceso de aprender a caminar. Creo que esas dos partes conectaron para que pudiera empatizar. De ahí surgió el primer libro, que fue destinado para niños que tienen parálisis cerebral y requerían de órtesis para poder caminar.

Después, ya en la preparatoria del Tec de Monterrey (campus Laguna) por unos cursos que hacen con personas con discapacidad, me tocó conocer a un niño que tiene parálisis cerebral y fue una manera diferente para mí de conectar y de aprender a tener los cuidados necesarios.

Literatura con causa. Las ventas de los libros se destinana apoyar en la compra de prótesis y órtesis.

Cuéntame de esa experiencia en silla de ruedas, ¿cómo te impactó?

Al inicio lo que hizo que decidiéramos que me hicieran la operación fue que en algún punto ya no podía caminar, batallaba mucho, me dolían los talones, a veces me quedaba trabada de mis rodillas. La parte más difícil fue la del transporte, sí batallaba para pasarme de la silla al baño, para subirme al carro, bañarme también, esos momentos los pude pasar por apoyo de familiares y amigos; sin ellos no habría sido posible porque me ayudaron para todo.

Estas historias sobre discapacidad, ¿de dónde vienen, cómo comienzas a escribir tus libros?

Sam, el pingüinito, es un reflejo de mí y de varias situaciones que he vivido, obviamente no exactamente iguales pero sí, por ejemplo en el primer libro al pingüino le encanta bailar igual que a mí, y también así como al pingüinito le hace feliz y le interesa que a los demás también sean felices y ser empáticos y asegurarse de que se tengan las mismas oportunidades. A mí también se me hace muy importante transmitir ese tipo de valores como el respeto y la empatía entre todos, porque yo creo que es el fundamento para una convivencia sana y para mejorar nuestro futuro y nuestra comunidad y cómo evolucionar en nuestra manera de pensar.

Algo que a mí me gusta mucho, que me hace sentir cálida y que hace que mi corazón crezca es que me digan que se sienten inspirados por el proyecto. 

Algunos de los lectores y lectoras que siguen a Audrey White.

Tus ventas sirven para recaudar fondos, ¿qué es lo que te ha dejado esa labor?

Primero, aprender lo importante que es trabajar en equipo. Yo escribo, pero hay personas que ayudan a venderlo, están quienes diseñan las prótesis y órtesis, quienes las entregan, quienes invierten, hay todo un trabajo detrás. Y claro, están los niños beneficiados, sus familias. La asociación que trabaja entrega las prótesis me ha permitido ayudar, conocer a los niños, los tipos de terapia y los recursos que tienen para fomentar el desarrollo. 

¿Qué sigue para ti?

El segundo libro ya está escrito, ya está preparado, estamos en búsqueda de ángeles inversores para tratar de imprimir los ejemplares necesarios que son unos mil 500. Yo quiero estudiar Ingeniería Biomédica, voy a aplicar a algunas universidades de Canadá.

¿Y para Sam?

Escribir sigue en mis planes, hay Sam para rato.

¿A quienes te leen, qué les dices?

Que nunca hay que dudar de nuestras habilidades, que somos capaces, la base es el trabajo en equipo y el respeto. También algo muy importante es que no estamos solos, pienso que una base para la vida es el trabajo en equipo, esos son de mis fundamentos para vivir, saber que el trabajo en equipo y el respeto son cosas fundamentales y también tener confianza en uno mismo.