Por Ivett Rangel
Si buscamos en la historia a los deportistas que han obtenido medallas tanto en Juegos Olímpicos como en Juegos Paralímpicos, todo se reduce a un solo hombre en todo el planeta: el esgrimista húngaro Pál Szekeres, quien tiene en su haber un total de siete medallas.
Su carrera arrancó en los Juegos Olímpicos de Moscú 1980, pero fue hasta la edición de Seúl 1988 cuando obtuvo el podio en la modalidad de florete por equipos.
Con miras hacia Barcelona 1992 tuvo un accidente automovilístico que le rompió la columna vertebral y lo confinó a una silla de ruedas de por vida.
Sin embargo, eso no logró desvanecer su sueño deportivo.
El deporte lo salvó de la depresión y de los pensamientos suicidas, incluso lo impulsó a pedir un cambio en la modalidad, de Olímpicos (para los que ya había clasificado) a Paralímpicos, y su solicitud fue aceptada.
Pál ganó el oro en florete individual, pero no fue sencillo alcanzarlo. Su rehabilitación de siete meses fue dolorosa y difícil.
“No es nada fácil aceptar que uno se ve obligado a cambiar contra su voluntad”.
Pál Szekeres
“A los 27 años estaba acostado en la cama del hospital con la columna rota, dándome cuenta de que este era el otro extremo de la vida. Un atleta nacional es dinámico, todos sus músculos y coordinación funcionan a la perfección, representa un símbolo de salud, y luego se apagan dos tercios.
“Era como cuando el bebé estaba aprendiendo a caminar, solo en silla de ruedas. Vestirme solo, levantarme de la cama, comer solo, mis actividades habituales eran diferentes”, relató en su momento el atleta hoy de casi 57 años.
Su vida olímpica/paralímpica concluyó en Londres 2012 con un acumulado de siete medallas: una de bronce olímpica y seis preseas paralímpicas, tres de oro y tres de bronce.
Un año después puso fin a su prodigiosa carrera deportiva.