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Eddie Ndopu hablando en conferencia.Eddie Ndopu hablando en conferencia.

El próximo Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos podría ser un joven gay, negro y en silla de ruedas

Eddie Ndopu, activista y asesor del secretario general de la ONU, defiende su candidatura y busca sustituir a Michelle Bachelet.

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23 de agosto de 2022

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Teresa Peón y Nava

Eddie Ndopu es claro y sabe de lo que habla: “cuando se creó la Organización de las Naciones Unidas (ONU) desde las ruinas de la Segunda Guerra Mundial, habría sido inconcebible que alguien como yo –un joven de raza negra, gay y que usa silla de ruedasfuera considerado como candidato a un trabajo de alto nivel en su interior. 

“Es una prueba increíble de la distancia que la humanidad ha recorrido desde 1945 el que yo esté entre los candidatos que la ONU evaluará para suceder a Michelle Bachelet, cuando esta deje el próximo mes su cargo como Alta Comisionada de la organización para los Derechos Humanos”.

Si la ONU aprueba la elección de Ndopu, quien a los dos años fue diagnosticado con atrofia medular espinal, una condición degenerativa letal que afecta al sistema nervioso, estaría eligiendo al funcionario civil internacional de más alto rango con discapacidad desde la fundación del organismo.

“Sería una victoria histórica para los mil 300 millones de personas con discapacidad que, según datos de la organización, conforman el grupo minoritario más numeroso del planeta”, dice Ndopu al diario El País.

Aunque la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, firmada en 2007, ha impulsado la inclusión en todos los ámbitos, aún hoy es poco usual ver a una persona usuaria de silla de ruedas en un cargo de poder. Menos lo sería sumar a esa condición el tema del color de la piel de Ndopu.

“Se podría decir que mi experiencia como activista por los derechos humanos comenzó cuando tenía seis años y con lágrimas en la cara le dije a mi madre: ‘Quiero ir a la escuela’”,

asegura.

Luego explica que la vida para un chico en silla de ruedas en Namibia, donde vivió los primeros nueve años de mi vida, es extremadamente limitada, como en gran parte del mundo en desarrollo. 

De acuerdo con la ONU, entre un 90 por ciento y un 98 por ciento de los menores con discapacidad del Sur global carecen de la oportunidad de asistir a la escuela.

Y Ndopu, con todas las probabilidades en contra, ya había dado un gran paso al superar la esperanza de vida que le dieron los médicos que le diagnosticaron su condición. En ese momento, su madre pensaba que no viviría más allá de los cinco años y hoy tiene 31.

“Cuando le dije que quería ir a la escuela, mi madre me limpió las lágrimas y se decidió. Encontró una dispuesta a aceptarme. En mi primer día de clases, me pusieron en la parte de atrás del aula. Era evidente que esperaban poco de mí. Sorprendí a la profesora al escribir mi nombre solo, algo que la mayoría de mis compañeros no podía hacer. Una sonrisa se dibujó en su rostro al ver que podía aprender tanto o más rápido que los demás”,

recuerda.

La experiencia le enseñó a apuntar alto, sin que importaran los obstáculos en el camino. “Mi candidatura para suceder a Bachelet busca empujar los límites de lo posible, no solo para las personas con discapacidad, sino para cualquiera que alguna vez se haya sentido devaluado, subestimado y marginado”.

Por Redacción Yo También