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Fotografía de Juan Pablo Cervantes, un joven paratleta usuario de silla de ruedas con anteojos cuyo armazón es de color negro, en la fotografía solo se alcanza a apreciar de la cintura para arriba, lleva puesta una chamarra deportiva de color negro con franjas verde fosforescente en ambas mangas que tiene la bandera de México impresa a la altura del corazón, sostiene con la mano izquierda un ramo de flores y con la mano derecha toma la medalla de bronce que cuelga de su cuello, el se muestra feliz, sonriente mientras mira al cielo.Fotografía de Juan Pablo Cervantes, un joven paratleta usuario de silla de ruedas con anteojos cuyo armazón es de color negro, en la fotografía solo se alcanza a apreciar de la cintura para arriba, lleva puesta una chamarra deportiva de color negro con franjas verde fosforescente en ambas mangas que tiene la bandera de México impresa a la altura del corazón, sostiene con la mano izquierda un ramo de flores y con la mano derecha toma la medalla de bronce que cuelga de su cuello, el se muestra feliz, sonriente mientras mira al cielo.

Cervantes disfruta su bronce como si fuera oro

El velocista mexicano no tuvo ni el entrenamiento ni el apoyo deseables para enfrentar una justa internacional como Tokyo 2020; sin embargo, en ningún momento perdió el foco de que su meta era una medalla.

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1 de septiembre de 2021

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Teresa Peón y Nava

Por Eduardo Vega

Juan Pablo Cervantes salió inspirado a la pista del Estadio Olímpico de Tokio y brilló en cada una de sus competencias, pues desde la semifinal rompió su marca personal y en la final “voló” para quedarse con la medalla de bronce, a solo 2 milésimas de la plata.

La competencia de los 100 m T54 es una de las llamadas pruebas reinas del atletismo paralímpico, en la que el mexicano se ha convertido en uno de los máximos exponentes a nivel mundial y lo demostró en Tokyo 2020, donde celebró el resultado.

«Yo creo que una medalla de bronce con sabor a oro y principalmente porque se hizo en una categoría alta. Creo que es la primera vez que yo recuerde después de tantos años que se obtuvo una medalla en la prueba reina, que son los 100 metros.

«No se piensa nada en ese momento (durante la prueba), pero sí tenía yo la meta, el objetivo muy claro desde la semifinal porque nos fuimos motivados con el resultado y aquí está el trabajo de toda la temporada», declaró el campeón panamericano de los 400 m en Lima 2019.

Supera proceso complicado

Como muchos atletas en este ciclo olímpico, Juan Pablo tuvo que superar los obstáculos que la pandemia puso en el camino y principalmente tuvo que sacar fuerzas sobrenaturales para mantenerse enfocado cuando la pérdida de sus seres amados llegó a su vida.

«Sí fue algo difícil a nivel personal, sí fue complicado el proceso porque fallecieron dos familiares: mi abuelita y mi tío Pancho, aparte mi madre estuvo súper mal y mermó el entrenamiento»,

recuerda con el sentimiento de nuevo en la garganta.

Durante este periodo dejó de entrenar, en ocasiones durante semanas, para estar al pendiente de la salud de su madre y estar con su familia, algo que siempre apoyó su entrenador.

El velocista paralímpico superó todas las adversidades, cuando su madre estuvo fuera de peligro tuvo la inspiración y la fuerza para enfrentar con éxito cualquier reto que el destino puso en su camino.

«Cuando se viene el Grand Prix en mayo, ya estábamos a tres meses del evento, incluso hasta me fui con unos kilitos encima, honestamente casi no entrenamos. El entrenamiento fue en casa, estaba cerrado el autódromo era zona Covid, no nos abrían el paralímpico, no nos abrían el Cenar, entonces en casa entrenábamos», reveló.

«En mayo se obtuvo un muy buen resultado de 13.99 fue la primera vez que bajé de 14 s, me sirvió mucho que mi madre haya salido de esa. Cuando el doctor me dijo tu madre ya se puede ir a su casa fue como un plus y dije: de aquí soy, lo que quede vamos a darle», expresó el medallista de bronce en los mundiales de Dubai 2019.

Una dedicatoria muy especial

El atleta nacido en la Ciudad de México no dudó ni un segundo en dedicar su medalla a alguien muy especial.

«(Lo dedico) en especial a la banda de la calle, son personas bien chidas y he convivido con ellos, sobre todo porque tengo un hermano que es así y va para él, carnal», dijo con la emoción en cada célula de su cuerpo y lágrimas en los ojos.

Historia de éxito

Juan Pablo Cervantes García nació el 23 de junio de 1992 con artrogriposis múltiple congénita, que es lo que impide que pueda mover sus extremidades inferiores.

El primer contacto que tuvo “El Tisiquito”, como algunos lo llaman, con el deporte adaptado fue en el basquetbol pero uno de sus entrenadores le presentó la silla que ahora domina y jamás dejó de brillar en esta especialidad.

Cuando empezó a entrenar decidió hacerlo en el Paralímpico, pues podía ver a las grandes figuras mexicanas como Saúl Mendoza y Aarón Gordián, que fueron un ejemplo e inspiración para alcanzar la gloria.

LA FRASE:

«No ha habido mucho apoyo en la pista y yo vengo trabajando eso con mis compañeros de pista. Uno ha estado ahí todos los días en friega».