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Fotografía de una mujer joven, de cabello oscuro, recogido, que viste de negro y usa un pañuelo anudado al cuello color amarillo-verde fosforescente. Es usuaria de silla de ruedas y está frente a un micrófono, frente a ella hay un identificador blanco que dice su nombre Roxana Pachecho Martínez y dice que es directora general de Findedis.Fotografía de una mujer joven, de cabello oscuro, recogido, que viste de negro y usa un pañuelo anudado al cuello color amarillo-verde fosforescente. Es usuaria de silla de ruedas y está frente a un micrófono, frente a ella hay un identificador blanco que dice su nombre Roxana Pachecho Martínez y dice que es directora general de Findedis.

“Borran” del discurso oficial a niñas y mujeres con discapacidad

Durante un foro con motivo del Día Internacional de las Personas con Discapacidad, una activista expone la situación en la que viven y en la relatoría oficial omiten incluir su mensaje.

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6 de diciembre de 2021

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Teresa Peón y Nava

Por Redacción | Yo También

El foro convocado por la secretaría de Salud, a través de su subsecretaría de Prevención y Promoción de la Salud, en ocasión del Día Internacional de las Personas con Discapacidad resultó una representación fidedigna de la realidad que viven las mujeres y las niñas con discapacidad en el país.

Ante el subsecretario Hugo López-Gatell, quien presidió el evento, y Nadine Gassman Zylberman, presidenta del Instituto Nacional de las Mujeres, entre otras autoridades, Roxana Pacheco, directora general de la Fundación para la Inclusión y el Desarrollo de Personas con Discapacidad, se refirió a lo que significa ser una mujer o niña con discapacidad.

El subsecretario de Salud voltea hacia donde está Roxana Pacheco dandoun mensaje sobre las niñas y las mujeres con discapacidad.

“Las mujeres con discapacidad somos el grupo social más heterogéneo y el más invisibilizado, incluso por el movimiento feminista”, aseguró.

Enumeró una serie de situaciones que viven y en las que en los hechos se demuestra que discapacidad va ligada a dos condiciones: pobreza y discriminación.

“Hablar de discapacidad es hablar de pobreza, de restricciones en la participación, de barreras y discriminación. Es hablar de desigualdades, de vulneración de derechos humanos, de problemas de socialización”, afirmó.

“Las personas con discapacidad somos el grupo más desprotegido, el más olvidado… el más vulnerado entre los grupos vulnerables, el que menos oportunidades tiene en todos los ámbitos de la vida”.

Por lo que llamó al Estado a asumir los compromisos y la responsabilidad que tiene con ese grupo, ya que las medidas asistencialistas, como sería asignar una pensión, no resuelve el problema de fondo ni tampoco significa un cambio significativo en el mediano y el largo plazos.

“Es responsabilidad del Estado promover, difundir y proteger los derechos humanos de este sector, fortaleciendo a las instituciones especializadas en su atención e inclusión, trabajando intensamente para eliminar las barreras y la discriminación que enfrentamos todos los días las personas con discapacidad”.

Pero las palabras de Pacheco Martínez no fueron compartidas en los comunicados oficiales que se trabajaron sobre el foro, tanto por la secretaría de Salud como por Inmujeres, ni tampoco se difundió en las redes sociales oficiales de ambas dependencias.

https://www.facebook.com/173076059407762/posts/4565764723472185/

Por considerarlo de relevancia para las mujeres y niñas con discapacidad, aquí se reproduce el discurso íntegro de Roxana Pacheco:

¡Buenos días, honorables miembros del presidium, queridas y queridos compañeras y compañeros con discapacidad y aliades! 

Quiero agradecer la oportunidad que me dan de tomar la voz a nombre de mi colectivo y en particular a las mujeres con discapacidad. 

Antes que nada, quisiera poner en contexto lo que significa ser una mujer o niña con discapacidad.

Las mujeres con discapacidad somos el grupo social más heterogéneo y el más invisibilizado, incluso por el movimiento feminista. 

En este colectivo se encuentran las mujeres indígenas, las refugiadas, las privadas de su libertad en asilos y cárceles, las que están en situación de pobreza; las mujeres de diferentes orígenes étnicos, religiosos y culturales, las de edad avanzada, las que pertenecen al espectro de la diversidad sexual. 

La gran variedad de mujeres con discapacidad incluye también todas las condiciones de discapacidad, física, sensorial, intelectual, psicosocial y múltiple. 

Algunas de ellas viven con más de una de estas condiciones, lo que agrava la discriminación que sufren.

Las mujeres y niñas con discapacidad vemos vulnerados, entre otros, el derecho a la vida, el igual reconocimiento como persona ante la ley. Vivimos todo tipo de violencias, abuso sexual, esterilizaciones forzadas, abortos obligados, mutilación genital, explotación sexual y económica, institucionalización, falta de autonomía personal y toma de decisiones, y exclusión en las decisiones de la vida política y pública del país. 

Hablar de discapacidad es hablar de pobreza, de restricciones en la participación, de barreras y discriminación. Es hablar de desigualdades, de vulneración de derechos humanos, de problemas de socialización. Las personas con discapacidad somos el grupo más desprotegido, el más olvidado… el más vulnerado entre los grupos vulnerables, el que menos oportunidades tiene en todos ámbitos de la vida. 

Recordemos que la discapacidad se entiende como la interacción entre la persona con deficiencias o limitaciones y su entorno. Mientras más restrictivo es el entorno, más profunda se percibe la discapacidad. 

Hay una discriminación estructural vinculada a la ausencia de perspectiva de discapacidad en las políticas públicas y la ausencia de perspectiva de género en las políticas sobre discapacidad.

Para poder alcanzar la máxima autonomía e independencia necesitamos sistemas de apoyos, ajustes razonables, ajustes a procedimientos y accesibilidad universal. Urge propiciar el empoderamiento de nuestro colectivo a fin de que tomemos el papel protagónico que nos corresponde en la historia. Una pensión sin duda ayuda, pero eso por sí sola no genera desarrollo. 

Es responsabilidad del Estado promover, difundir y proteger los derechos humanos de este sector, fortaleciendo a las instituciones especializadas en su atención e inclusión, trabajando intensamente para eliminar las barreras y la discriminación que enfrentamos todos los días las personas con discapacidad.

Es momento de unir esfuerzos y combatir el rezago y la violencia estructural que vivimos a fin de convertirnos en un país verdaderamente justo e incluyente. 

Agradezco esta oportunidad de levantar la voz por mi colectivo.

“Nada sobre nosotras y nosotros, sin nosotras y nosotros”.