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Fotografía de Becca Meyers, campeona de natación y medallista olímpica, acompañada de su perro de asistencia. Ella viste traje de baño y está sentada afuera de una alberca, con las piernas recogidas. En cada mano tiene una bandera de su país, Estados Unidos. Becca es una joven de 26 años, rubia, de ojos azules; tiene el cabello largo lacio; en la imagen sonríe. A su lado, sentada también, está su perro de asistencia. Atrás de Becca está una alberca donde el agua parece azul cielo.Fotografía de Becca Meyers, campeona de natación y medallista olímpica, acompañada de su perro de asistencia. Ella viste traje de baño y está sentada afuera de una alberca, con las piernas recogidas. En cada mano tiene una bandera de su país, Estados Unidos. Becca es una joven de 26 años, rubia, de ojos azules; tiene el cabello largo lacio; en la imagen sonríe. A su lado, sentada también, está su perro de asistencia. Atrás de Becca está una alberca donde el agua parece azul cielo.

Becca Meyers, la sirena sordociega de EEUU, renuncia a su sueño paralímpico

Las medidas sanitarias para Tokio 2020 le impiden llevar a una asistente personal, en este caso su madre, para que la apoye durante su estancia en Japón y le evite revivir malas experiencias que pusieron a prueba su participación en Río 2016.

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22 de julio de 2021

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Teresa Peón y Nava

Por Teresa Peón y Nava

El equipo paralímpico de natación de Estados Unidos sufre una baja por demás sensible. Becca Meyers, una de sus cartas fuertes y candidata a refrendar la cosecha de medallas, optó por renunciar no solo al equipo estadounidense sino al sueño que la llevaría a vivir por tercera ocasión unos Juegos Paralímpicos.

Detrás de la decisión que tomó Meyers está el recuerdo de una pésima experiencia que vivió en los juegos de Río de Janeiro 2016, cuando sus padres llegaron en su rescate y no solo la nutrieron con alimento, sino que le devolvieron la confianza en sus fortalezas.  La joven había pasado días terribles en los que dejó de comer porque no podía encontrar el comedor destinado para las y los atletas y ello, además de debilitarla físicamente, también la minó de forma emocional.

No obstante, cuando sus padres la encontraron en la habitación que tenía asignada en la Villa Olímpica de los Juegos Paralímpicos 2016, tomaron una serie de acciones para apoyarle y fueron lo suficientemente efectivas para que la sirena estadounidense se recuperara y obtuviera tres medallas de oro y una de plata.

La experiencia, sin embargo, la marcó lo suficiente para que esta semana, a poco más de un mes de que Tokio dé inicio a la fiesta paralímpica, decidiera renunciar a sus aspiraciones.

En Río de Janeiro, Meyers se prometió que no volvería a vivir la experiencia de sentirse sola y vulnerable y, desde entonces, competencia tras competencia la multimedallista y tricampeona mundial había contado con la autorización del Comité Olímpico y Paralímpico Estadounidense (USOPC) para que su madre fungiera como asistente personal y la auxiliara.

Ahora todo es distinto.

«El Comité Olímpico y Paralímpico de Estados Unidos me ha negado el alojamiento para mi Asistente de Cuidado Personal (PCA)», compartió la nadadora en sus redes sociales. 

El argumento del comité estadounidense es que se trata de una determinación obligada por la emergencia sanitaria y las medidas impuestas por Japón para proteger lo más posible a los atletas de contagios del coronavirus SARS-COV-2. Por ese motivo, en esta ocasión solo permite el alojamiento de un asistente en el equipo para ayudar a 33 miembros de la delegación, de los que nueve son ciegos.

«Con el coronavirus, hay nuevas medidas que restringen la asistencia de personal no esencial, y estoy de acuerdo con eso, pero mi asistente personal es esencial para mí para competir».

Becca Meyers, campeona de natación.

«Me encantaría ir a Tokio», dijo Meyers, de 26 años, en un mensaje desde la sala de estar de la casa de sus padres en los suburbios de Baltimore. Tokio 2020 habrían sido sus terceros Juegos Paralímpicos; los primeros fueron Londres 2012, cuando tenía 17 años.

“La natación me ha dado mi identidad como persona. Siempre he sido Becca, la chica nadadora. No me he tomado esto a la ligera. Esto ha sido muy difícil para mí. [Pero] necesito decir algo para efectuar el cambio, porque esto ya no puede continuar». ⁠

Becca nació con el síndrome de Usher, un raro trastorno genético que causa sordera de nacimiento y que le ha ido robando la vista progresivamente. Por eso, dice, necesita un asistente de cuidado personal para funcionar como deportista y como miembro de la sociedad.

“Ella ha dado toda su vida por esto. Es inaceptable. Es desgarrador ”, dijo Maria Meyers, madre de Becca. “Ella está aterrorizada de ir (sola). Y me refiero a aterrorizada, tanto como para estar enconchada, hecha bolita, temblando».

La determinación de Becca Meyers, de renunciar al equipo paralímpico, desató una polémica que ha escalado no solo a las autoridades deportivas de Estados Unidos, sino a legisladores y funcionarios del gobierno, así que el futuro de la campeona, candidata a ganar al menos cuatro medallas, quizá aún no está definido.